Telefe disfrutó del enorme éxito de MasterChef Celebrity 2 durante gran parte del año y, una vez concluido el ciclo, no estaba dispuesto a resignarse a perder rating. Por eso, ni lerda ni perezosa, la gerencia del canal lanzó sin solución de continuidad el nuevo/viejo reality de performance: La voz Argentina. Este envío –original de la TV holandesa– ya había tenido dos temporadas en la señal, ambas con buen rendimiento. Pero el suceso de su versión 2021 superó hasta las expectativas más optimistas: en sus dos primeras semanas mantiene y por momentos supera el rating de su antecesor y reduce todavía más la alicaída audiencia de ShowMatch. Incluso, en su emisión del último domingo, La voz alcanzó los 24 puntos de rating, mientras que el resto de las señales de aire apenas juntaron entre todas 5.

La voz Argentina es un reality show en el que distintas personas compiten para consagrarse como el mejor cantante del ciclo. La dinámica del programa se desarrolla a partir de un jurado que escucha «a ciegas» a los cantantes hasta que consideran que el candidato es “potable” para el certamen. En ese momento, pulsan un botón y acceden a ver al portador de la voz en cuestión. A partir de ese momento, el postulante ingresa formalmente a la competencia y se suma al equipo del jurado que lo eligió. En el caso de que más de un jurado elija al mismo participante, éste optará con qué cual desea competir. Los jurados-instructores preparan a los cantantes que en sucesivas competencias se irán eliminando, hasta que surja el ganador definitivo.

La propuesta del reality replica, con alguna mínima variante, un formato que funciona en todo el mundo. American Idol y Got Talent son dos ejemplos de resonancia internacional; Talento argentino y las temporadas anteriores de La voz hacen lo propio en el ámbito local. Si lo sabe cante, décadas atrás, no era muy diferente. Telefe volvió a convocar a Marley como conductor (había comandado las dos temporadas anteriores) y delineó un jurado variopinto pero estelar, conformado por Lali Expósito, Soledad Pastorutti, Ricardo Montaner y sus hijos, “Mau y Ricky”.

Marley es un sinónimo de éxito para el canal de las pelotas. Oficia de conductor todoterreno y ha pasado por múltiples programas de entretenimientos (Minuto para ganar, El muro infernal), viajes (Por el mundo) y realities de performance (La voz). Incluso protagonizó un programa biográfico sobre figuras del espectáculo. Marley mantiene dos habilidades que lo hacen un productor y conductor requerido: tiene un ojo muy entrenado para detectar formatos para comprar (nada de lo que hizo en Telefe es una idea original) y usufructúa de un modo admirable un personaje entre torpe y distraído, siempre dispuesto a reírse de sí mismo. Es tiempo de decirlo: Marley hace de tonto, pero es el más vivo de todos.

En cuanto al jurado, se percibe una decidida intención de abarcar la mayor cantidad de público posible. Lali y la Sole comparten el espacio de figuras locales. Pero son dos figuras que recortan universos diferentes: Lali es la mujer urbana, asociada al pop y al video clip; en tanto que la Sole es la mujer de provincia, asociada al folklore y los festivales. Hasta cada una tiene un pañuelo diferente. Ricardo Montaner, por su parte, ocupa el lugar de estrella internacional de la balada romántica-pop. Sus hijos, de modesta fama y reconocimiento en el país, funcionan como los raros: actúan en pareja y sobreactúan sus gestos para justificar su presencia. Así las cosas, no se puede decir que Telefe no pone huevos en múltiples canastas.

El resto del éxito se sostiene en el casting. La voz Argentina no busca encontrar grandes cantantes. Nadie gasta tanta plata sólo para grabar uno, dos o tres discos. La lógica del programa es la de entretener a partir de lo atractivo que resulten los protagonistas. El motivo por el que lo son es otra cuestión. Pueden serlo, entre muchos otros, porque exhiben cierto costado freak que convoca, porque despiertan en el público identificación o porque tienen un origen humilde y darles una oportunidad genera cierto alivio a la culpa de algunos televidentes. El mecanismo al que se acude con mayor asiduidad es el tan mentado «canta bien a pesar de…”.

La dinámica del género reality show supone la construcción de roles bien definidos. Así, cuando promedie el envío, se delinearán mucho más claramente el héroe, el villano, la víctima y el “distraído”. Damián Fraticcelli describió en El ocaso triunfal de los programas cómicos (Teseo, 2019) que ya no hay programas específicos de humor en la TV porque todos los programas tienen algo de humor. Lo mismo sucede con el melodrama. Ya no hay telenovelas de producción nacional, pero el melodrama circula y se potencia en realities, noticieros y programas de panel. En todos ellos hay gente que llora, gente que se alegra, gente que pelea y gente que se amiga. La verdad e incluso la verosimilitud, quedarán para otros ámbitos de la existencia.

Mientras tanto, por La voz Argentina seguirán desfilando todos aquellos que puedan despertar la curiosidad y/o la ilusión del espectador. No importa cómo. Todos tienen derecho a ser estrellas por un rato, mientras colaboren con la cruzada para ganar rating. «

LA VOZ ARGENTINA

Conducción: Marley. Jurado: Soledad Pastorutti, Lali Espósito, Ricardo Montaner y sus hijos Mau & Ricky. De lunes a jueves a las 22:30 y los domingos a las 22, por Telefe.