Ligia Piro prepara dos nuevas funciones en el Tasso ante la demanda popular, algo que la alegra más que la sorprende: “Generalmente la respuesta en los shows en vivo es muy buena, me da la sensación de que la gente, más allá de lo que está pasando, necesita un espacio donde poder satisfacer su necesidad escuchar música en vivo”. En especial si es la que ella interpreta de manera excelsa, aunque eso seguramente por pudor no lo diga. “Estoy recontracontenta que eso pase”, se percibe una sonrisa. Con todos los protocolos y la entrada obligatoria con barbijo, la gran cantante arranca el año con este mismo de más funciones y el objetivo de grabar dos discos: “El que quedó interrumpido con Ricardo Lew, y uno con canciones nuevas, algunas compuestas por mí.”

Esa alegría sospechada es parte de una respuesta a los tiempos pandémicos (“por lo general en el verano yo no soy de trabajar, me lo tomo con mi familia para estar en tranquilidad y en paz”), que además de presentaciones veraniegas trajo sensaciones en parte desconocidas. “Me genera mucha angustia socialmente: siento que esto no termina más. Nos van notificando nuevas cepas, nuevos estadíos de la situación que vivimos mundialmente, y eso causa incertidumbre, y la incertidumbre causa mucha angustia. Porque se viene como una marea de cosas económicas que ya vivimos en estos dos años de pandemia que nadie quiere volver a vivir, porque cambió mucho la situación para muchísima gente.”

-¿Cambiás el repertorio en función de lo que puede llegar a ser el ánimo del público?

-Acomodé el repertorio primero en base a mi gusto personal, que es como yo trabajo: la entrega que tengo es mucho mayor si me gusta a mí antes de probarlo con la gente, eso es un tema base para mí. Y después lo que surgió a partir de la pandemia es que me puse a componer con mi marido y con Federico Mizrahi, el pianista y amigo que me acompaña, que también es buenísimo componiendo. Y empezamos a hacer nuevas experiencias en la composición y surgió, en esta nueva etapa, estrenar dos temas de eso que estuvimos componiendo y que vamos a grabar próximamente en un disco de canciones nuevas. Cosa que nunca me había pasado. Si le vemos el lado positivo “artístico” a esto, es que el encierro me llevó a hacer cosas que no estaba acostumbrada: sacar de mis carpeta cosas que había escrito hace mucho tiempo y ponerlas en canciones.

Madre de un hijo adolescente de 14 años, otro a punto de serlo desde sus púberes 11 y de una niña de 7, Ligia entró en un contacto singular con las nuevas generaciones de artistas musicales. Sin embargo ella, que se reconoce dichosa por haber podido vivir del arte (“es extremadamente difícil, y más aún hoy”) y expresa orgullo por lo que hicieron sus padres (Susana Rinaldi y Osvaldo Piro), siente que “el futuro laboral es incierto y angustiante en este país”. Sentimiento que excede a su privilegio. “A mí me preocupa tremendamente qué le va a pasar a mis hijos. Tengo la posibilidad de pagar un colegio (por ahora lo puedo afrontar), y mi marido trabaja en una empresa de salud y no está nada fácil la cosa, acaban de cerrar 50 empresas de salud en la provincia de Buenos Aires. Es tremendamente preocupante todo. Y lo que siento es que el arte salva muchas cosas en lo personal, pero a lo mejor económicamente, que es lo que nos está preocupando a todos últimamente, no sé. Hay que ver cómo favorecen los medios y las discográficas, que son los únicos que pueden difundir la música nueva.”

Nombra a Wos y Trueno como dos de los que más y mejor la impresionaron de todo ese movimiento al que asegura que si no hubiera sido por su hijo “no le habría dado bola; un hallazgo que me sentí obligada a escuchar y analizar con ellos”. “Ojalá el arte pueda salvarnos, y culturalmente como país es altamente necesario. Lo que pasa que cuando ocurren estas debacles y crisis tremendas, el arte y la cultura quedan como el último orejón del tarro. Entonces somos los artistas los que tenemos que estar remando constantemente; a lo mejor es la misión que tenemos en la vida, qué sé yo.

-Cuando surgieron tus viejos había crisis pero parece haber sido distinto.

-Tuvieron otro país. Hicieron arte también en momentos duros, con muchas crisis, pero tenían otra proyección. Siento que en lo cultural había mucho por hacer todavía, y siento que en nuestro país la cosa se acható un poco y quedó en el privilegio de algunos pocos. Es como que cambió todo mucho mucho mucho y en poco tiempo. Y todavía no nos hemos adaptado del todo.

En eso que percibe como una deriva, Ligia recuerda a los cientos de miles de artistas “invisibilizados que trabajan en peñas el fin de semana, o los que están esperando el festival del año para poder mostrarse. No salen a dar clase de un día para el otro, y si salen no tienen alumnos enseguida. Sin una solidez económica muchas cosas culturales no se pueden lograr”, cierra sin cerrar: “A ellos, a los que se sientan a crear, porque eso es una obra en sí misma, trato de homenajear cada vez que subo al escenario”.


Ligia Piro en el Tasso.

Sábados 8 y 15 de enero, a las 21 (se da puerta a las 20 para que el público se acomode con tiempo cumpliento todos los protocolos). Aforo limitado. Torquato Tasso, Defensa 1575.