Cantantes y multinstrumentistas rioplatenses, Lucía Severino y Emilia Inclán presentan por estos días Borde, su primer trabajo realizado íntegramente juntas, luego de varias colaboraciones. El domingo 10 de julio suben al escenario del Teatro de la Confraternidad, en Tandil, para continuar luego la gira por la ciudad de Buenos Aires, La Plata y Montevideo. En parte porque Inclán es argentina y Severino, uruguaya, pero en buena medida también porque el Ciclo Marea, de mujeres en la música (que es donde nació el proyecto), no tiene fronteras.

“El nombre fue lo último que logramos tener -cuenta Severino sobre el título, tan apropiado a estos tiempos, del EP que ya se encuentra en todas las plataformas digitales-. Cuando lo presentamos en Ibermúsicas (se trata de un programa de fomento a la actividad musical, N. de R), sumaba dos compositoras más (del proyecto global, no del EP), y empezamos a trabajar juntas, a cada lado del Río de la Plata.” Claro que no debe a eso su nombre, sino a algo más sutil y profundo, como la poesía que desarrolla el trabajo: “Borde como trascender, como volcarse hacia un lado y hacia otro, pero a la vez juntas; es como el límite, lo que separa, es también lo que une”.

-¿Y qué descubrieron traspasando los respectivos bordes?


-Contar algo nuevo, diferente a partir de esa unión. Es una música que no es ni de Emi ni mía, es una combinación saliendo del límite cada una. Los vínculos se tratan de salir del lugar propio para posibilitar cosas nuevas.

Severino dice que Inclán “tiene una forma melódica” que ella no tiene, y sobre lo que a Inclán le atrae de ella, según le contó en sus charlas, es que Severino tiene “la parte más recitada y dicha de la música”. El resto de esa complementariedad, apunta la entrevistada, viene de ser de países distintos: “Eso carga a cada una de informaciones diferentes”. Ambas compositoras, pese a que colaboran desde hace un tiempo, armaron su proyecto durante la distancia que impuso la pandemia. Hasta que llegó la posibilidad de juntarse en Tandil, terruño de Inclán, durante más de diez días, y dieron rienda suelta a lo que también las une: “El vínculo con la poesía, la composición, con los medios tecnológicos, con el multinstrumentismo de las dos.”

Las músicas transitan una poesía distintiva dentro de la gran historiografía rioplatense. Acaso esa distinción provenga del hecho de ser mujeres, y de que los proyectos que combinan género y márgenes no abundan. Pero también por pertenecer a una generación que no es la del rock del siglo 20 y su gran huella, ni tampoco del explosivo y tan moderno trap y rap. “Con los géneros musicales soy muy abierta, siempre está bueno escuchar lo que se ha hecho y estar bien pendiente de la música. Tenemos una raíz bastante común, nos gusta esa rama de Charly, Fito, Spinetta, Cerati, la compartimos también como inspiración musical. Y después aparece todo lo nuevo en cuanto a las posibilidades de producción, que en realidad no es nuevo, sino la combinación de lo que acontece con eso. Y con la música más actual, estoy todo el tiempo escuchando y encontrando intereses”. En Borde se incluyen, también, versiones de temas de la uruguaya Estela Magnone y de la argentina Flopa Lestani.


-Pero la poesía de Borde parece tener la ductilidad más pop de los que nombraste, y al mismo tiempo un universo más intimista, o al menos de otro tipo de intimidad.

-Sí, sí, sí. En mi música hay mucha cuestión de ir para dentro, tal vez más encriptada, de cosas personales dichas de un modo bastante minimalista. En Emi también, su primer disco tiene muchas musicalizaciones de (José) Saramago. Hay mucho mundo de la literatura metido en las dos. Es un tipo de expresión a través de la escritura que tiene algo intimista, súper fuerte. Y en este caso se juntaron las formas de las dos.

Literatura es la palabra clave para definir una poética que transmite el universo de la charla. Y que puede decirse, aunque suene un poco exagerado -que en parte lo es- que tendrá su debut en Tandil. Es que el EP nunca fue tocado en banda: lo que se escucha en plataformas digitales es el trabajo producido enteramente por Inclán y Severino, que tocaron todos los instrumentos. “El encuentro con el público es lo máximo, por eso le estamos poniendo un montón de ganas a producir estas fechas. Cuando fui a Tandil a grabar con ella era plena pandemia, como 40 grados y las dos encerradas en el estudio con el ventilador (risas). Esto es algo nuevo, que la música suene completa y en banda. Va a ser una sorpresa para nosotras. Y después de los discos que me dejó la pandemia (se refiere Una, en el 2020/21, que publicó en cuatro capítulos/eps, además de Borde), ahora es tiempo de sacar para afuera y de compartir. Para recuperar lo que perdí, que fue mucho contacto con la gente, mucho contacto humano. Ahora viene esa parte (risas). Qué bueno que está pasando todo esto, voy a aprovecharlo en todo lo que pueda”.