Luis Luque cuenta que lo suyo no es dar notas. Sin embargo, la forma franca, amena y hasta bulliciosa con la que se presta a la charla, no sólo parece desmentir tal afirmación sino, incluso, contradecirla. «No soy actor, ni músico, ni pintor, ni director. Hago lo que se me da la gana. Eso sí, con mis armas y con las cosas que puedo usar como instrumento. No se me va a dar por bailar El lago de los cisnes«, ironiza el entrevistado acerca de las muchas vocaciones que lo convocan.

De todas ellas, la actuación es la que sirvió como puente para acercarlo a un público que ya se cuenta por generaciones. Luque tiene el privilegio de pertenecer a una camada de intérpretes que, trabajando desde muy jóvenes, pudieron atravesar los grandes cambios de paradigma que se dieron en la industria cultural de las últimas décadas. Animal de televisión, cine, teatro y ahora, también del streaming, el actor puede moverse cómodamente entre el registro más popular o los ejercicios minimalistas. Y siempre, a su manera. «Hay que buscar en lo que da miedo. A mí, eso me costó que me digan que estaba loco, que soy raro, pero el tiempo va mostrando que no hay nada de raro: yo tengo una hermosa vida», avisa con voz cantarina.

Después del lapsus impuesto por la pandemia, Luis Luque estrenó Bigli, el primer largometraje de Nicolás Tacconi que lo tiene de protagonista junto a un elenco que incluye a Ana Katz, Ana Celentano y Esteban Bigliardi. Su personaje le da nombre a la película, y alrededor de esa historia gravita todo el guión. “Bigli es un periodista de policiales, un alcohólico… O un tipo que toma todos los días», prefiere decir el actor. «Después de que se muere su mujer, él siente que ya no tiene sentido nada, hasta que aparece una situación inesperada». Aunque le cueste mostrarse severo con ese ser de ficción al que le presta el cuerpo, Bigli es, efectivamente, lo más parecido a un alma en pena. Pero la historia y Luque, sobre todo, logran encontrar en ese hombre arrasado por la compulsión, que huye de los fantasmas con una liviandad impostada, viviendo en un barco, muchos matices diferentes.

«Es un tipo inteligente, sensible, que hace lo que puede, que quiere ser verdadero. Se enfrenta y dice lo que es: pero si lo ves, claro, es un mamarracho», describe Luque. «Y esa es su contradicción. Él se encaminaba a la muerte hasta que apareció un motivo por el cual él decidió pasar a ser, casi, un héroe, y esa vuelta es interesante». En esa oscuridad, también hay mucho de ternura: «El dolor y la soledad son los protagonistas de la película. Es un viaje amoroso, pero muy duro”.

En cuanto a la composición, el actor comparte: «El desafío fue muy grande. Pero me quedé con este proyecto en el corazón, y con todo el equipo que lo hizo. El papel me exigió un montón de cosas. Es un chabón que está en pedo todo el día, y justamente hubo que laburar bien la contradicción para que no lo rechacen. Yo ya había hecho a muchos borrachos, pero este personaje cuenta una verdad que me daba ganas de animarme y ver qué había ahí. Yo también, como Bigli, voy de cero a mil, pero no soy igual».

Entre esas cosas que «se le da la gana» hacer, desde hace varios años Luis Luque lleva adelante La Dama, su banda de rock histórica, aunque eso no le impide ser parte de otras exploraciones musicales, propias y ajenas. «Lo mío es más improvisar, no soy cantante, soy intérprete y rompo las reglas del grupo. Hago cualquier cosa, pero ojo, yo escribo los proyectos, los dirijo, y elijo el lenguaje que se puede pelar. Es todo un trabajo, mucho más que zapar. Es muy interesante creativamente y también porque nos reímos», cuenta.

Para un espíritu hiperactivo como el suyo, el paréntesis que impuso el coronavirus fue especialmente brutal, pero no por eso carente de valor. «Parafraseando a mi abuelo: ‘la pandemia fue un libro útil para quien quiso comprender’. Dolorosamente hija de puta, sin dudas, pero también una etapa para laburar sobre vos. Hubo gente que se la pasó diciendo que era todo mentira: por momentos somos de una elementalidad que preocupa», reflexiona. «A mí me enseñó mucho, y aunque nunca la negaba, tuve que acostumbrarme a tomar en cuenta a la muerte».

Atrincherado en su hogar, Luque no paró. «Crecí mucho, y pinté mucho. También escribí, arreglé la casa y lo fundamental fue la convivencia con Silvia (Kutika, su pareja). Yo soy muy inquieto y no salí por meses. Pero hice videítos y se los mandaba a amigos, una especie de surrealismo personal», recuerda y estalla en carcajadas. «Laburé adentro, como manteniendo el ritmo normal de trabajar afuera. Es esa cosa contrafóbica que tengo. Y no sé qué me agarró, pero agradezco todo el tiempo».

En el camino que recorrió como intérprete, Luis Luque hizo telenovelas, unitarios, miniseries. A mitad de los ’90, participó de muchas de las tiras de Polka que renovaron la pantalla chica. En paralelo, se dedicó al cine y al teatro. Además del estreno de Bigli, entre lo más reciente que se puede mencionar está el papel decisivo que jugó en las temporadas finales de El marginal, así como la enorme repercusión que tuvo el desembarco de Tiempo de valientes, la película dirigida por Damián Szifron que protagonizó junto a Diego Peretti, al catálogo de Netflix.

«El cambio del streaming es muy bueno para nosotros, aunque no quiere decir que siempre te paguen bien el trabajo», acota Luque. «Pero hay libros interesantes para desarrollar y además se filma con una gran calidad. Al mismo tiempo, creo que algunos directores se engolosinaron y cuentan siempre la misma historia».

Mientras comparte, con un ritmo apurado y una lógica que puede parecer desordenada pero que tiene su propia coherencia, que en el taller de su casa está armando cosas con piezas de metal viejas, Luis Luque evoca una idea alocada que había pensado para el estreno de Bigli. «Una vez con (Diego) Capusotto, para presentar Soy tu aventura, llegamos al cine en un ovni. Para esta película pensé en estacionar un bote en algún bar cerca de la sala. Nos sentamos tres o cuatro del elenco, con patas de rana. Y el barco se mueve y nos deja en el cine. Ya que vas a ver una película súper movilizante, te reís y me querés desde antes». «


BIGLI

Dirección: Nicolás Tacconi. Guión: Dodi Scheuer, Nicolas Gueilburt y Nicolás Tacconi. Actúan: Luis Luque, Ana Celentano, Esteban Bigliardi y elenco. A las 21:15 en Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.