Es unos de los referentes del género urbano en español, música que con hoy en día, y desde ya hace un tiempo, domina la escena de las nuevas generaciones. Su apodo es sinónimo de buen flow para tirar rimas: es Neo Pistea, nació en Merlo en 1994 y comenzó a rapear a los 16 años. Grabó sus primeros temas, según contó en varias ocasiones, con programas de grabación que instaló en la netbook del programa Conectar Igualdad y con el paso de los años se fue forjando una carrera como cantante, siendo uno de los más respetados de la escena trapera. Sólo un ejemplo: su tema «Tumbando el club» acumula más de 270 millones de visitas sólo en YouTube. Es uno de los artífices del crecimiento de géneros como el trap y del hip hop callejero de raíz pura pero con un aire latino, pero no sólo en nuestro país, sino en todo Latinoamérica. Desde la esquina del barrio, junto con otros como Duki o Paulo Londra fue ganando terrenos en las plazas, para luego enfrentar los micrófonos y los estudios, y con beats raperos y buenas letras, ir desbancando al rock  como principal atracción para las nuevas generaciones.

Su documento dice Sebastián Chinellato, pero Neo es Neo, y con la libertad creativa que se ganó en buena ley, pudo dar forma  a un nuevo trabajo –justamente– Neo, que presentará el próximo miércoles 24 de mayo en el Teatro Vorterix en un formato vieja escuela: con una banda en vivo. El disco cuenta con 12 tracks sin colaboraciones, algo que lo diferencia de su lanzmiento anterior, Punkdemia (2021), donde tiraba paredes con Bhavi, Cazzu, Dante Spinetta, Duki, De la Ghetto Obi Wan Shot, YSY A, Rei y C.R.O, entre otros.

«Quería hacer algo distinto. Para ampliar el público, y para tocar con músicos en escena, pero no canciones de trap reversionadas, sino algo más rockero, más hardcore, más punk, algo de metal, géneros que me encantan desde siempre. Me gusta tirar abajo los prejuicios de la gilada. Fue un laboratorio: jugamos con los instrumentos, los sonidos, e intentamos sonar diferente a todo lo que se ofrece en estos días. Me sentí cómodo y me salió natural. Todo lo que se escucha en Neo, es sincero. Son canciones propias que salen y está bueno mostrar», cuenta sobre este nuevo trabajo discográfico. Se notan influencias de Pantera, A.N.I.M.A.L, Social Distortion, NOFX, pero también de raperos clásicos como Tupac Shakur, reggae y hasta ritmos tropicales. «Yo le meto mi flow a lo que venga y eso me divierte, uno tiene que aprovechar todo los géneros que escuchó para hacer algo interesante. Ahora con la banda me desafío a mí mismo. Los temas no son tan planos como son en el trap, tenés que prestar atención a estar afinado, a los tiempos, a los cambios de ritmo, a los matices, a cómo es el estribillo y los versos, que con una máquina es más fácil. Esto es un desafío que esta bueno porque te hace crecer como artista y demostrar que lo que haces está bueno porque tenés una idea artística en la que se apoya, no es sólo tirar palabras o rimas pegadizas. Sino que es una manera de crear».

Foto: Nadia Díaz

Una superbanda

Para esta proyecto se armó una superbanda para trabajar codo a codo: encabezada por Hernán Marino Langer, más conocido como Tery (exguitarrista de Carajo), también están Nico Polo en batería (Asspera), Leandro Coca en el bajo (también el productor del disco) y su hermano menor Lauti en segunda guitarra. «La idea es sonar igual que en el disco. Estamos ensayando bastante. Queremos aceitar todo para que salga perfecto. Para Vorterix  preparamos los temas de este disco y el anterior, y de hecho ellos arrancaron antes para luego acoplarme con la cosa más trabajada, y te digo estamos bastante clinch,  vamos  sonar muy bien. Está todo bastante pulido», asegura Neo.

Todas las letras y músicas, nacen espontáneas, en el momento de estar en el estudio, sin mucho preámbulo, sino que el encanto en su arte está en una sinapsis veloz que combine en su cabeza un vocabulario directo y claro para volver su mirada de la realidad, improvisando: «Casi todas son creadas con esa impronta, es verdad que algunas son cosas que tengo escritas y quedan en el olvido hasta que me acuerdo y las traigo adaptándolas a lo que sienta en ese momento, para ver si le quiero agregar algo o no. Pero a veces sobre todo son temáticas, se me ocurre algo que me parece atractivo y como que me pongo, para ver que quiero decir de esto o aquello».

Para Neo cada canción tiene que transmitir algo diferente, un mensaje claro, mirando las preocupaciones y opiniones de toda una generación: «Es mi manera de hablar de lo que nos toca, y me gusta que tenga cada una su energía, más arriba o más para abajo, pero sin calcular demasiado, sino viendo como me gusta más presentarlo. Si lo planificás demasiado o te atajás viendo qué te conviene decir para gustar, ya no sirve. Si la careteás se nota».

Disco y documental

El lanzamiento del disco también incluye un mini documental, que se puede ver en YouTube) y registra un viaje en motorhome a Mar del Plata. «Organizamos unos conciertos gratuitos, en varios lugares, casi sin avisar o anunciándolos un día antes, para ver cómo reaccionaban a los nuevos temas. Y filmamos todo. Documentamos todo eso. Esta bueno mostrar la intimidad de las giras, cómo laburamos, cómo nos preparamos, cómo es la onda para estar fluido, siempre motivándonos para pasarla bien y divertirnos con la gente. La idea es retroalimentar constantemente la demanda de material, para no perder presencia, pero que valga la pena para uno también, no hacer cualquiera con tal de figurar», define este rapero del oeste que tiene bastante claras sus prioridades.

«Este proyecto es muestra de mis ganas de seguir desarrollándome. Tengo la sensación que estoy en una nueva etapa que recién arranca. Implantamos algo que no tiene mucho que ver con lo que venía haciendo anteriormente, y que hay que seguir exprimiendo por acá. Ojo, estar donde estoy parado ahora es consecuencia de lo que hice antes, eso lo tengo claro, pero me gustaría sacar otro disco como este, metiéndome en géneros por fuera del trap, para que el mercado no te tape con algo nuevo. Uno tiene que cambiar para diferenciarse», afirma.

Este experimento y coqueteo con el rock, lo hace parar de otra manera. Neo afirma que no lo hace desde lo comercial o como estrategia: «Posta que mi visión es para ponerme nuevas metas. Ganaría más guita si siguiera haciendo trap o reguetón, pero buscaba un nuevo desafío creativo. Pero mi objetivo  cambió. Obvio que quiero laburar bien, llenar lugares y que me escuche una bocha de gente, pero siento que no puedo ponerme sólo eso como objetivo final.  Mi foco es sonar perfecto, dar un show de nivel, estoy enfocado en la calidad».

Cuando habla Neo es más Sebastián que su alter ego, se nota la humildad y la dedicación que le brinda a su trabajo y como lo conurbano fluye en él más allá de las posturas estéticas o visuales de moda, en el fondo el instinto de superación y de esfuerzo brotan como las palabras en sus canciones. «Claro que mi entorno me influyó. Yo empecé y soy del oeste. Arrancamos movidas allá, con gente de los barrios, amigos y familiares, pero bueno llegar a Capital fue ampliar el universo. Y no es que vivimos en el campo, pero cuando te empiezan a escuchar de todos lados y entrás en un circuito, sentís el cambio. Más hablando de cosas que nos pasaban allá, del otro lado de la General Paz. Vencimos prejuicios que mucha gente tiene. El trap rompió con eso, por el ritmo, y bueno los pibes aprovechamos para decir lo que nos pasaba o pensábamos. La gente empezó a prestar atención, más allá si lo que yo decía lo representaba o no. Me parece que se entendió que no tenías que ser del barrio o vivir cosas parecidas para disfrutar del estilo».

Neo nunca renunció a usar su jerga, sin aparentar nada. «Si ponele metíamos una palabra en inglés, es porque ya se usaba esa expresión en la calle, nunca intentamos inyectar algo que no daba. Hablamos del Termidor, de lo que veíamos en la calle, y lo queríamos decir rimando y lo más rápido posible, con el mejor flow que se pudiera. Esa es la onda que nos divertía y así creo que fue dándose. Y siempre lo importante es ser real: si cantábamos de tomar codeína era porque la estábamos tomando, no íbamos a cantar de algo que no conocemos para hacer los no sé qué. El trap se puso de moda porque además de tener sonido que atrae nosotros le metimos nuestra impronta», concluye. «

Neo Pistea

El artista urbano presenta su nuevo disco: Neo. Miércoles 24 de mayo, a las 20 en el Teatro Vorterix, Federico Lacroze 3455.



Rivalidades, controversias y miradas

Es bastante común en el mundo del rap que las batallas líricas multipliquen críticas solapadas o muy directas. A este tipo de letras se le conoce como beef, y en la jerga de la música latina como una tiradera: se refiere a una controversia, pleito o una rivalidad entre dos o más artistas, en la que uno difama y degrada al otro, principalmente desde sus canciones. Como lo que hizo Residente contra J Balvin, por ejemplo.

«Yo nunca tuve nada con nadie. Al menos no me enteré, ni nadie me dijo ‘tal te está tirando’. Vengo con racha de no tener drama y lo prefiero. Me parece positivo, como que si a alguno le molesta algo, no arranco y listo: sigo en la mía. Yo no voy a armar ninguna porque estoy centrado en lo que me interesa a mí. En la música que quiero hacer ahora no tiene mucho que ver esa onda. Es una mentalidad más de los que le cabe la competencia o el berretín. Yo quiero concentrarme en la música», asegura Neo.

«Alguno debe tener algo que criticarme, pero si de 100, tres no te bancan por algo, ya fue. Es normal. Me parece que engancharse con esas cosas es perder la oportunidad de decir algo, gastándola en otra cosa que casi siempre tiene que ver con malos entendidos o cosas sin mayor importancia.  Es verdad que cuando uno rapea tira unas frases generales como para darse confianza, como diciendo como yo, nadie. Pero es un momento puntual», señala.

«Son las maneras de hacer lo que hacemos, quizás hoy prefiero criticar al sistema o algo del cotidiano en particular –agrega–. Si alguno se siente zarpado, cosa de él. En esto el que se enoja pierde, me parece. Pero si yo tiro cosas posta, pero nunca es directo, son síntomas de la sociedad en general, pero nadie se me enojo nunca, no es mi manera. Son formas. Puedo tirarle a uno que me parece un gil, pero quizás es uno que vi en el barrio o lo que sea, pero a otros artistas no. Prefiero decir cómo se vive o qué nos gusta que andar bardeando».

Foto: Nadia Díaz