Tanghetto no se detiene y siempre va por más. La agrupación lanzó su octavo disco, Reinventango, el cual está inspirado en la comunidad trans. Lo conforman 12 temas e incluye tres importantes invitados del extenso mundo del tango: el cantor Guillermo Fernández («Oblivion», de Astor Piazzolla), Amores Tangos (se suman a una versión de «El Chamuyo») y Narcotango (que pone su impronta en «Blue Tango too», junto a Carlos Libedinsky).
La agrupación creada, liderado y dirigida por Max Masri se formó en 2003, ganó dos premios Gardel, tres veces fue nominada a los Grammy Latino y realizó decenas de giras internacionales por más de 20 países de América del Sur, América del Norte, Europa y Asia. Tanghetto tocó en milongas de todo tipo y fue pionero en las queer, allá por 2008. “Cuando todavía no estaba sancionada la Ley de Matrimonio Igualitario”, recuerda Masri sin apelar a ninguna meritocracia, simplemente señalando un camino que fue transitado durante muchos años.
Ese recorrido del grupo encontró comentarios favorables y de los otros: “Siento que tuvimos un gran reconocimiento desde el principio, al poco tiempo ya estábamos tocando en festivales alrededor del mundo. Y eso es una manera de reconocimiento. Pero también había cierta reticencia por parte del ambiente en la Argentina, que decía que nuestra música no es tango o nos trataban como una moda. Yo nunca lo sentí así. Tanghetto salió del mundo del tango, los primeros shows fueron en milongas, en festivales de tango y es un camino totalmente diferente al de un lugar más mainstream o de la música electrónica. Ahí es donde se siente más el proceso: venimos de una ambiente donde la conciencia colectiva está muy ligada a lo tradicional. Pero cada disco de Tanghetto es un paso más en un proceso de deconstrucción”.
Para cada vez más oyentes Reinventango suena totalmente tanguero. ¿Eso implicaría que la deconstrucción terminó? “Eso es genial, pero no terminó. Mantenemos una esencia tanguera fuerte, pero al mismo tiempo le agregamos elementos que no son los típicos del tango. Gracias a Dios hay una expansión. En el rock vos podés escuchar a Elvis Presley y decir: ‘es rock’. Escuchar a Nine Inch Nails y decir: ‘es rock’. Aunque la diferencia entre uno y otro sea abismal. Ese es mi ideal de cómo tiene que ser el tango. Es genial que se hayan naturalizado elementos electrónicos como sonidos que también pueden ser parte del tango. Y el proceso de deconstrucción es llegar hasta el punto en que eso que no se acepta se vuelve parte de. Por eso, en mi opinión el disco es no binario, en el sentido de que no es blanco o negro, que no entra en una etiqueta fácil. Está bueno que el tango se expanda y que incluya todos los colores, y al mismo tiempo también que cada proyecto tenga su propia identidad”.
Masri considera que Tanghetto también le aportó popularidad al tango: “Nuestros primeros discos vendieron mucho en la Argentina y afuera también. O sea que sirvió para expandirlo. También para acercar gente que no escuchaba tango y que con un grupo cómo Tanghetto empezó a sentirse más cómoda, en el sentido de que es una sonoridad más contemporánea. Nosotros hablamos de deconstrucción porque pensamos desde otros lugares. Encaramos el tango sin prejuicios ni limitaciones”. «



Reinventango

Octavo disco de Tanghetto. Joaquín Benítez (bandoneón), Aldo Di Paolo (piano), Max Masri (sintetizadores y electrónica), Diego Velázquez (guitarra, bajo), Leandro Ragusa (bandoneón), Daniel Corrado (batería), Antonio Boyadjian (piano), Octavio Bianchi (violín), Regina Manfreddi, Ángel Maher y Esteban Pereyra (chelo). Disponible en plataformas de streaming.