Hasta la semana pasada, Fernando Alberto Falsetti, de 56 años, era un vecino más de la localidad de Villa Madero, en La Matanza. Pero desde hace unos días, su nombre trascendió los confines de su barrio y se convirtió en un afamado “estafador de guante blanco”, tras haber sido aprehendido por haber descubierto un algoritmo para determinar números de tarjetas de crédito y dar con su clave. Se estipula que se hizo de más de un millón de pesos.

Según la investigación que tramita en el Departamento Judicial de San Isidro, entre mayo y septiembre del año pasado, Falsetti alternó sus tareas como canillita de un puesto diarios y revistas, con una serie de estafas denominadas “robo hormiga” de diferentes usuarios de tarjetas bancarias. Aparentemente, los montos sustraídos eran menores y los damnificados o bien no advirtieron la maniobra o no hicieron la denuncia debido al pequeño valor del fraude.

La supuesta estafa comenzó a quedar al descubierto tras una investigación iniciada la UFI de Vicente López Oeste, a cargo del fiscal Alejandro Musso. Los detectives quedaron deslumbrados por el método aplicado por el sospechoso que quedó en evidencia en el material secuestrado, debido a que el hombre anotaba las variables en un cuaderno anillado a partir de un algoritmo descubierto por él, gracias a la detección de patrones entre los números de la tarjeta y los códigos de seguridad.

La denuncia fue presentada por una empresa de TV satelital, supuesta víctima de las maniobras del canillita, quien para su fortuna permanece en libertad, mientras continúa la investigación, a pesar de los esfuerzos del fiscal por mantenerlo tras las rejas. Por ahora, el juez de San Isidro, Esteban Rossignoli, no encontró elementos para convalidar la prisión preventiva.

Según se estableció, la empresa de TV satelital avanzó con su denuncia a partir de que los titulares de 169 tarjetas negaran la adquisición de cuentas prepagas y otros servicios que ofrece esta compañía. En un primer momento, los investigadores creyeron que se trataba de hackers expertos en este tipo de estafas, dada la cantidad de claves que había vulnerado Falsetti.

El algoritmo descubierto por el canillita aplicaba a la tarjeta de crédito de una sola entidad bancaria. El sospechoso cargaba el crédito en una cuenta y luego lo revendía a terceros, quienes le pagaban por ese servicio.

Una vez realizada la denuncia, era cuestión de tiempo para que cayera, ya que el hombre dejó en la red todos los rastros para que los investigadores fueran a su casa a detenerlo.