Según datos la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud en Argentina, cuatro de cada diez niñas, niños y adolescentes tienen exceso de peso. La prevalencia de sobrepeso en infancias entre los 5 y 17 años es de 20,7% y la de obesidad, 20,4%. Si no se logra revertir la tendencia, es posible que cuatro de cada cinco niños con obesidad sigan viviendo con obesidad cuando sean adultos.

De forma simultánea, los datos difundidos por el estudio internacional ACTION Teens muestran que, con una formación específica en el manejo de la obesidad a profesionales de la salud, como pediatras y psicólogos, se logra un mejor abordaje integral, derivaciones oportunas y mejores resultados en adolescentes. No obstante, más de la mitad de los participantes relevados (57%) no había recibido capacitaciones específicas tras su paso por la facultad de medicina, la problemática es global.

Enrique Berner, médico especialista en pediatría y adolescencia, director del Posgrado de Atención Integral e Integrada de Adolescentes de la Facultad de Medicina de la UBA, dijo a Tiempo: “Nos parece más importante dar una intervención preventiva a fin de poder evitar que se llegue a la obesidad, en ese momento claramente hay profesionales de excelencia para dar respuesta. Pero es cuando ya el problema está, en realidad deberíamos evitar que el 40% de la población entre 5 y 17 años tenga sobrepeso y obesidad, es un número altísimo”.

En este sentido, Berner destacó la necesidad de que los profesionales de la salud intervengan en los tratamientos de niños y adolescentes con énfasis en trabajar con los padres. “Que sean los primeros que detectar, durante los primeros años, que no es bueno tener un hijo ´gordito’ pero no en sentido peyorativo. No pensar que solo está gordito o bien alimentado cuando no es saludable”, agrega.

Durante el primer año de vida el sobrepeso no es saludable, tampoco una recuperación importante si las niñeces nacen prematuras o con bajo peso ya que se trata de un indicador de que en la adolescencia temprano tendrá obesidad.

Se informan por las redes sociales

El relevamiento internacional Action Teens, arrojó que, entre los adolescentes, las redes sociales son más utilizadas como fuente de información sobre manejo de la obesidad que los profesionales de la salud.

“En estos casos, insisto, lo primero es trabajar fuertemente con la familia para que en sus primeros años de la vida, niños y niñas fortalezcan su autoestima, seguridad, independencia, actividades deportivas, alimentación saludable”, asegura Bernet.

En este sentido, recomienda que las infancias reduzcan las horas de sedentarismo frente a las pantallas, que se complementen sus s actividades diarias con otras. Remarcó que “si bien hay que facilitarles a los niños que tengan ámbitos de deportivos, a veces algunos tienen más posibilidad de ir a un club privado, por eso debería haber desde las políticas públicas, espacios recreativos”.

Pero no solo eso, los profesionales de la salud tienen que estar entrenados para detectar tempranamente sobrepeso y obesidad, por ejemplo, a través de las guías y los consensos publicados por la Sociedad Argentina de Pediatría. “Esta enfermedad o epidemia es tremenda en el mundo y más aún en los países con bajos recursos como son los nuestros, donde la primera comida son hidratos de carbono, grasas y la alimentación chatarra”, aseveró el especialista.

Recomendaciones para padres de niñeces con sobrepeso

Según detalla Bernet, el desayuno es la comida principal, sobre todo si los niños van al jardín o a la escuela. “A media mañana los llenan de galletitas, eso tendría que desestimarse”, afirma.

En su lugar, recomienda que puedan consumir un vaso de leche, yogur, frutas, una porción de queso, avena en panqueques con frutas, incluso tostadas con mermelada y queso.

“Todo podría servir para que el niño vaya alimentado por lo menos en ese primer tiempo en la mañana y luego orientarlos a que coman proteínas que no tiene que estar hervidas, siempre cocidas a la plancha o al horno porque pierden sus condiciones de nutrientes”, apunta Bernet.

También recomienda que las niñeces coman verduras, frutas y pastas. “La cuestión pasa por no pretender que, a los 10 años, un chico como una verdura cuando nunca la comió en su vida, tiene que formar parte del cotidiano”, manifiesta.

Otras formas de cuidado

En la experiencia de Bernet, los padres concurren al pediatra durante los primeros años de vida de sus hijos, en promedio hasta los 4 años. Luego dejan de llevarlos hasta los 10 o 12 años y es en esa franja etaria donde se puede producir el sobrepeso, por lo cual recomienda consultar siempre con especialistas.

Hay que estar están atentos al colegio es también un factor interruptivo frente a la obesidad porque genera bullying, produce estigma y los chicos muchas veces por reacción, siguen comiendo porque se sienten más seguros siendo más grandotes y no es esa la solución”, aseguró el médico.

También llamó a las familias a estar alertas al posible sobrepeso u obesidad ya que se trata de “una potencial enfermedad para cuando sean adultos jóvenes y mucho más cuando sean mayores”.

Cabe destacar que el estudio Action Teens, apoyado por Novo Nordisk, incluyó más de 5000 niños, niñas y adolescentes de 12 a 17 años que viven con obesidad en 10 países, así como más de 5000 padres o cuidadores y más de 2000 profesionales de la salud.

“Es solo una muestra más de lo complejo que es el abordaje de la obesidad. A veces tiene que ver con el manejo de la ansiedad y el ‘hambre emocional’, o con la plena disponibilidad de alimentos poco saludables o el estilo de vida y cómo cada persona se organiza para comer”, afirma.

Ante lo cual, llama a reconocer el origen multicausal de la obesidad. En este sentido, los investigadores aseguraron que todas las personas con obesidad, independientemente de sus niveles de hambre, tienen que lidiar con factores genéticos y biológicos que están fuera de su control y que hacen que la pérdida de peso sea extremadamente difícil.