Estaba previsto que Carola Labrador, la mamá de Candela, fuera la primera testigo en declarar en el juicio que busca establecer por qué raptaron, violaron y mataron a la nena de once años en agosto de 2011. Sin embargo, Alfredo Rodríguez, el padre, ocupó su lugar al adelantar su testimonio debido a que no se sentía bien de salud. «Desde ese día que encontramos muerta a Candela, todos los días levanto el teléfono para escuchar la voz de ella», dijo el hombre antes de quebrarse y los jueces, ante su evidente conmoción, suspendieron la declaración.

Luego de estos dichos, Rodríguez no pudo reponerse y se solicitó un cuarto intermedio. Esa era parte de la respuesta que esbozó cuando el abogado querellante, Fernando Burlando, le consultó en qué había cambiado su vida tras el crimen. El médico Remo Mandrile recomendó que antes de continuar con el debate debía estabilizarlo, debido a que hace unos dos años atrás sufrió un ACV.

Durante la audiencia, se reconstruyó que cuando Candela fue raptada, el 22 de agosto de 2011, Rodríguez estaba detenido por una causa por piratería del asfalto. “Quedé detenido por manejar un camión, que no sé si estaba vacío o qué. Me dijeron que lo manejara y cuando me bajé estaba la policía”, recordó.

Rodríguez aseguró que no conocía a ninguno de los imputados: Hugo Bermúdez, Leonardo Jara y Fabián Gómez. Pero reconoció que sí había tenido trato en la infancia con Héctor El Topo Moreyra: “Por ser del mismo barrio de mi abuela, en San Martín. Pero nunca tuve una amistad con él”.

Moreyra fue uno de los tantos detenidos que tuvo la causa cuando estaba en manos del juez Alfredo Meade y el fiscal Marcelo Tavolaro. Antes de que estos funcionarios judiciales fueran apartados y cuestionados por la investigación, Moreyra fue señalado como el instigador del hecho, aunque luego fue sobreseído.

“Un muchacho que estaba detenido me contó que El Topo Moreyra, me había ensuciado en la calle al decir que yo había trabajado con la policía” para “entregar” a narcos contó Rodríguez haciendo referencia a Gustavo Sánchez, un delincuente que había caído preso por esos días.

El padre de Candela precisó que El Topo solía trabajar “con la policía, vendiendo droga e información de lo que sea, sobre cualquier cosa” y señaló que mientras su hija estaba cautiva “la policía le dio plata a El Topo para la nafta y que camine el caso”.

“No tuve problemas con nadie. Ni nada por el estilo. Seguí parando en el mismo lugar de siempre. La verdad que no sé porqué me pudo pasar esto. Cuando estaba detenido, en 2010, sé por dichos que una camioneta había querido levantar a una chica a la vuelta de mi casa”, agregó.

Sobre los detenidos por el crimen de su hija, sostuvo que le llegaron comentarios de que es “gente que está muy vinculada a la policía, que paga para que le liberen zonas como al que era jefe de calle de Villa Tesei. Llevaban mucho tiempo arreglando”.

“Tengo miedo, me robaron a mi hija y me la mataron. Tengo más hijos y aún no sabemos nada. La policía no hizo nada. Fue todo una burla por parte de la policía y la fiscalía” se quejó.

Mientras compensaban la salud de Rodríguez, declaró su mujer, Carola Labrador. Horas más tarde, el papá de Candela se repuso y volvió a prestar testimonio, donde brindó más detalles sobre algunos delincuentes con los que habría cometido ciertos delitos para intentar establecer si “el vuelto” vino por sus actividades.