El Caso de Fernando Báez Sosa quedará en la historia como uno de los crímenes más cobardes, crueles e injustos, en donde al menos ocho amigos rugbiers golpearon al joven de 18 años hasta dejarlo sin vida solo para divertirse. El próximo lunes 2 de enero comenzará el juicio y partir de ese momento los sospechosos, que permanecen presos desde enero de 2018, comenzarán a rendir cuentas a la sociedad y, sobre todo, a la familia de la víctima.

Toda la secuencia quedó registrada por diferentes cámaras de seguridad en cuyas imágenes se advierte la planificación y el accionar criminal de los implicados. Todo comenzó en el interior del boliche Le Brique en Villa Gesell, donde el joven había ido a bailar aquel 18 de enero. Por razones que se ventilarán en el debate, los sospechosos agreden a Fernando en el local bailable, por lo que los empelados de seguridad del lugar echaron a la víctima y a los atacantes.

Una vez fuera, cerca de las 5 de la madrugada, los agresores salieron a la caza de Fernando, quien a esa altura seguramente habría pensado que su integridad física ya no corría peligro. De acuerdo a la imputación, los acusados Máximo Pablo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Franco Benicelli y Blas Cinalli “abordan por detrás a Fernando Báez, aprovechándose de que el mismo estaba de espaldas e indefenso, y de ésta manera actuando sobre seguro, en virtud de la superioridad numérica y física, lo rodean, se abalanzan sobre él y comienzan a propinarle golpes de puño en su rostro y cuerpo hasta que cae inconsciente y pierde la vida».

Para la fiscal del caso, Verónica Zamboni, los otros tres sospechosos, Ayrton Michael Viollaz, Lucas Fidel Pertossi y Luciano Pertossi, “previo acuerdo y distribución de tareas con los otros sujetos activos, también participaron premeditadamente de la agresión con el fin de dar muerte a la víctima, posibilitando fundamentalmente la comisión del hecho, ya que rodearon tanto a Fernando Báez Sosa como a los amigos que estaban junto a él, impidiendo de ésa forma que éste pudiese defenderse por sí solo e incluso recibir defensa por parte de sus amigos y/o terceros”.

Foto: Télam

De esta manera, “le propinaron allí en el suelo, varias patadas en su rostro y cabeza, causándole lesiones corporales internas y externas, las cuales provocaron su deceso en forma casi inmediata, al causarle un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo”.

Los imputados no solo quedaron registrados mientras acababan con la vida de Fernando, sino también en los momentos posteriores: en donde, por ejemplo, algunos de ellos quedaron grabados apenas unos minutos después volviendo y observando la escena del crimen; mientras que otros fueron captados en un local de comidas rápidas de la zona.

Más elocuentes aún fueron los mensajes de WhatsApp que se enviaron entre ellos esa madrugada en donde reconocían haber asesinado al muchacho y que debían ocultarlo. Esa prueba fue clave para la investigación y surgió del análisis de los teléfonos celulares secuestrados a los sospechosos, quienes quedaron detenidos al otro día, cuando presumiblemente intentaban abandonar el departamento que habían alquilado.

Otro dato que deja en evidencia la perversión con la que solían actuar los amigos, oriundos de Zárate, es que al momento de ser detenidos le echaron la culpa del crimen a otro muchacho de sus pagos, Pablo Ventura, a quien solían hacerle bulling. Los investigadores, entonces, se trasladaron hasta el lugar donde estaba este joven y permaneció encarcelado, sin tener nada que ver con el hecho, unos cuatro días.

Entre otras pruebas que incriminan a los rugbiers, están las muestras de sangre en las ropas de los acusados que coincide con el ADN de Fernando; y la zapatilla que quedó marcada en el rostro del joven es la misma, de acuerdo a las pericias, que utilizaba Máximo Thomsen ese día.

Los ocho acusados estuvieron detenidos en el Penal de Dolores y luego fueron trasladados a la Alcaidía N° 3 de Melchor Romero, en La Plata, donde están alojados en “condiciones de encierro cautelar extremo”, tras haber denunciado abusos por parte de otros presos. Se sabe que están en el mismo pabellón, en celdas de a dos. No se cruzan con otros reclusos y durante unas 21 horas del día están encerrados.

El juicio

Todos los imputados están acusados de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. Está previsto que el debate oral se lleve adelante entre el 2 y el 31 de enero de 2023, pero no se descarta que se extienda más jornadas debido a la cantidad de testigos citados: es espera que unas 130 personas brinden su testimonio. El juicio estará a cargo de los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, que integran el Tribunal en lo Criminal N°1 de Dolores.

La parte acusadora correrá por cuenta del fiscal Juan Manuel Dávila, de la Fiscalía de Juicio N° 8 de Dolores y los abogados Fernando Burlando y Fabián Améndola, en representación de los padres de la víctima. En tanto, los imputados llegan al juicio bajo una misma estrategia al mando del abogado Hugo Tomei.

Por otro lado, fueron sobreseídos otros dos jóvenes que en un principio habían sido señalados como partícipes necesarios del crimen: Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi.

En la primera jornada declararán los padres de Fernando, Silvino Báez y Graciela Sosa, quienes recientemente dijeron en una entrevista con Infobae: «Esperamos una condena ejemplar porque nosotros ya estamos condenados a ser infelices para siempre».