Cuando me hablan de verano en lo primero que pienso es en las pretemporadas. Mi verano más lindo comenzó en diciembre de 2008 en Buenos Aires, entrenándome con Gabriel Markus. De tanto calor, terminábamos los turnos con alguna zambullida a la pileta. La gira de 2009 la comencé en Chenai, India, un torneo para el que tuve que hacer un viaje bastante largo. Fue una experiencia increíble. Me encontré con una desigualdad que no había imaginado. Con Mercedes Benz que nos llevaban del aeropuerto al hotel en calles maltrechas, con gente desnuda durmiendo en la vereda, conviviendo con animales. A veces, costaba distinguir si se trataba de pobreza o de una cuestión cultural. La contracara era el hotel en el que estábamos alojados los tenistas. Con todo los lujos y los servicios. Se podía ver cómo en algunos lugares estaba la gente vestida de manera occidental, con sus teléfonos y sus autos de alta gama, conviviendo sin ninguna contradicción con todo lo que pasaba alrededor. Luego de eso, llegó la gira por Australia, los torneos de ATP en Santiago de Chile, Buenos Aires y Costa do Sauipe y Acapulco. Me fue bien, alcancé mi mejor ranking histórico, y ante la baja de David Nalbandian, fui convocado por Tito Vázquez para ser parte del equipo de Copa Davis. Le ganamos la serie a Holanda y pude jugar junto a Lucas Arnold su último partido en el Parque Roca. Fue el hecho deportivo más hermoso que tuve y la satisfacción más grande que me dio el tenis.