“8M- Manifiestos Visuales” se llama la muestra expuesta en el Espacio de Arte del Rectorado de la Universidad de Cuyo (UNCuyo) que venía con polémica tras ser cuestionada por la Pastoral social del Arzobispado de Mendoza, y algunos docentes y alumnos católicos de la propia Universidad. Pero el lunes por la tarde las críticas y agravios dejaron de ser palabras para transformarse en violencia física, cuando un grupo de unas 50 personas ultracatólicas ingresó a la sala y destruyó la muestra organizada por la Secretaría de Extensión de la Facultad de Arte y Diseño. Antes, se pusieron a rezar en latín para «exorcizar» las obras.

Las obras artísticas estaban expuestas desde el 7 de marzo en el anexo del Espacio de Arte Luis Quesada, ubicado en el edificio del rectorado de la universidad cuyana. Se trata de una exposición artística de docentes, estudiantes y egresados de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo, «que busca contribuir al establecimiento de una mirada reflexiva desde el arte sobre la sociedad patriarcal», entre otros objetivos que informaron sus organizadores días previos a su inauguración, en el marco del Mes de la Mujer.

La Pastoral Social de Mendoza había cuestionado en un comunicado la muestra por ejercer “una violencia simbólica sobre signos religiosos cristianos”. Las cuestionadas eran sobre todo dos de las obras. Una, que reflejaba la crucifixión de una mujer desnuda pero con cabeza de animal. Otra, una vagina que aparenta ser una imagen de la Virgen.

Tras ese antecedente, apareció este grupo en el anexo del Rectorado, al grito de “viva Cristo Rey” y “viva la Virgen” y atacó las obras.

Según videos que circularon, pareciera que en los rezos previos a la destrucción fueron guiados por un diácono. Y muchos con rosarios en las manos frente a las obras. De acuerdo a imágenes que subió el diario Los Andes, alguien al que se identificó como “profesor Giaquinta” invocó a San Miguel Arcángel para “romper el demonio de la blasfemia” e invitó a que lo acompañaran a rezar en latín. Lo denominó un «exorcismo sacramental” ante la “blasfemia oficial instituida por la autoridad” para de esa manera “quitar el demonio de la blasfemia”.

El objetivo del rectorado era tratar el tema de la muestra (que venía siendo criticada en redes sociales) este miércoles en la reunión del Consejo Superior donde están representadas todas las unidades académicas y los claustros. Según declaró horas previas al ataque Sergio Rosas, investigador, docente universitario y curador de la muestra, en las redes sociales «sacaron de contexto la propuesta inicial. El objetivo fue contribuir al establecimiento de una mirada reflexiva desde el arte sobre la sociedad patriarcal».

«No vamos a censurar las obras, la selección fue muy cuidadosa», remarcó el también secretario de Extensión y Articulación Social de la Facultad de Diseño. Y añadió: «No fue la finalidad de esta muestra ofender a nadie, apelamos a que lean, interpreten la visión de conjunto de obras y no sesgar la información. El arte cumple una función pedagógica. Las imágenes sesgadas y fragmentadas no hablan del 8M e ignoran que las mujeres autoras de la muestra toman elementos de nuestra experiencia social contemporánea y la resignifican en estas obras que no tienen la finalidad de ofender a ninguna religión».

La Pastoral Social de Mendoza había considerado que el “contenido hiere gravemente nuestras convicciones religiosas” y acotaron: “ante distintas consultas y expresiones de dolor de numerosas personas de la comunidad universitaria y fieles en general, queremos expresar nuestro dolor y profunda cercanía a quienes se han sentido agredidos y violentados por esta falta de respeto a su fe”.

Video subido por Ciudadano News
Repudio de la Arquidiócesis de Mendoza

Luego de que un grupo de personas irrumpiera en el rectorado para destruir la exhibición artística y ponerse a rezar, la Arquidiócesis de Mendoza expresó su condena a través de un comunicado.

Repudiamos este acto de violencia física hacia las obras allí expuestas. Nos solidarizamos con las artistas que vieron afectado el fruto de su trabajo y esfuerzo”, manifestaron.

Luego hablaron de «extremos» y dejaron entrever una consideración hacia quienes, consideran, también se pueden haber sentido «agraviados» por las obras: Volvemos a llamar a la concordia y la paz que se pierde en los extremos, cuando dejamos de percibir que detrás de una obra o detrás de un símbolo religioso hay personas que tienen creencias o ideologías que no deben ser violentadas, ridiculizadas o agraviadas”.

Y concluyeron: “Lamentamos el accionar de personas que viven su religiosidad como en tiempos oscuros, que tan dolorosos han sido para la humanidad”.