En tiempos de fuertes cuestionamientos sobre rol de la ciencia para el desarrollo argentino, llega un anuncio histórico. La primera vacuna íntegramente nacional contra la Covid-19, “ARVAC Cecilia Grierson”, ya está lista y aprobada para su uso por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Su desarrollo fue posible a partir de un consorcio público-privado que contó con más de 600 científicos y profesionales, 25 instituciones y 2.094 personas voluntarias. Ya hay casi un millón de dosis fabricadas y en poco tiempo ya estará disponible.

La “ARVAC Cecilia Grierson” fue desarrollada por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), el CONICET y el Laboratorio Cassará. Contó además desde el primer momento con el impulso de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).

“Demostró ser segura y eficaz como refuerzo contra el virus SARS-CoV-2 en mayores de 18 años. Actualmente, ya se produce en la planta de Cassará en la Ciudad de Buenos Aires y puede adaptarse a nuevas variantes de SARS-CoV-2 circulantes en la región”, anunciaron sus responsables.

Juliana Cassataro, investigadora del Conicet y de la UNSAM, que dirige el equipo del proyecto, se mostró feliz «de cumplir con este hito, de haber logrado el registro de la vacuna bivalente para refuerzos. Es el producto de un trabajo de varios años y del que participó mucha gente, más de 600 personas. Estamos felices de haber podido unir todas las partes, que se ocuparon del diseño, los ensayos preclínicos, las fases I, II y III. Todo hecho acá en Argentina con profesionales de excelente nivel”.

Lo dijo Nature

El desarrollo de esta vacuna argentina se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, la misma que se utiliza desde hace décadas para fabricar la vacuna contra Hepatitis B que se utiliza en recién nacidos o contra el Virus del Papiloma humano (VPH) que se aplica a adolescentes.

Antes del esperado anuncio final, los avances de la primera vacuna local contra la Covid-19 ya venían dando frutos. En julio último, la revista científica Nature Communications publicó un artículo sobre los buenos resultados que había arrojado el ensayo clínico de Fase 1. Apuntaba a la “seguridad e inmunogenicidad” de la vacuna nacional, con énfasis en el aumento de la respuesta contra todas las variantes del virus SARS-CoV-2 circulantes.

A partir de esos resultados, presentados ante la ANMAT en octubre de 2022, se dio lugar al inicio de las fases 2 y 3.

“La publicación de este paper -evaluado por expertos internacionales- confirma que los resultados que obtuvimos en la fase 1 son muy buenos. La vacuna es segura y lo que es muy importante para nuestra región, es que luego de la aplicación de ARVAC se observa un importante refuerzo de la respuesta inmune en individuos vacunados con diferentes plataformas de vacunas. Así que creemos que es muy importante que este trabajo se haya publicado, y que sean avalados por referentes internacionales”, dijo por entonces Juliana Cassataro, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (UNSAM-CONICET) y una de las autoras del artículo.

«Un hito histórico en el país para la ciencia, la tecnología y la soberanía de Argentina. Por primera vez una vacuna se desarrolla 100% en Argentina y es aprobada por ANMAT. Elegimos contártelo así», así resaltó la Unsam el episodio en sus redes sociales.

«La ANMAT aprobó el uso de ARVAC, la vacuna argentina de refuerzo contra el COVID-19. Se trata de la primera vacuna 100% argentina de principio a fin«, detallaron.

Y añadieron: «Lograron desarrollar en tres años lo que puede llevar más de diez».

Un orgullo

“Es un orgullo para la ciencia argentina disponer de una vacuna nacional diseñada por nuestras científicas y científicos y producida por una empresa privada”, aseguró Filmus.

La vacuna puede almacenarse entre 2 y 8 grados y está basada en proteínas recombinantes. El ministro apuntó a las posibilidades científicas que genera esta investigación: “La tecnología que se desarrolló para esta vacuna permitirá a Argentina el desarrollo de múltiples vacunas para combatir otras enfermedades. Realmente es la apertura de un campo muy importante: hay que pensar que por año nuestro país invierte en la importación de vacunas cerca de 500 millones de dólares. No solo se van a sustituir importaciones, sino que va a permitir la exportación. La Organización Panamericana de la Salud mira con mucha atención esta noticia”.

Jorge Cassará, del laboratorio productor, anticipó: “Tenemos listas casi un millón de dosis, solo faltan cuestiones menores que se resuelven muy rápido. Estamos atentos a la demanda que el Estado requiera”.

La noticia de que la vacuna local finalmente está lista para ser utilizada se da en un contexto particular y preocupante para la comunidad científica argentina, vapuleada desde el espacio político que comanda Javier Milei. Pese a los ataques, la vacuna refleja un logro en todas las etapas del trabajo científico argentino, desde la investigación y desarrollo hasta la finalización y aprobación de un producto que también puede ser de exportación.

El trabajo para generar una vacuna propia comenzó en marzo de 2020, en la primera etapa de la cuarentena por la pandemia de coronavirus. “Juliana Cassataro se presentó a uno de los primeros llamados que hicimos a proyectos de investigación en marzo de 2020, cuando comenzaba la cuarentena. Vimos que su trabajo tenía potencial e invitamos a distintos laboratorios a sumarse y el Laboratorio Cassará fue el más comprometido”, contó en su momento Fernando Peirano, presidente de Agencia I+D+i.

“Nada de esto se puede hacer sin los científicos y sin el conjunto de elementos de gestión que dan sostenibilidad. El Ministerio de Salud y la ANMAT han colaborado muchísimo, sin la guía de Carla Vizzotti, de Laura Toledo, directora del Fonarsec, no se hubiera podido escalar la idea y avanzar en los estudios preclínicos. La Argentina está demostrando que está pudiendo articular sus sistemas: la Universidad, los científicos, las empresas, la investigación clínica y la decisión política que hace que todo esto pueda llevarse adelante”, remarcó Peirano.

Cuando comenzaba la etapa final de los ensayos clínicos previos a la aprobación de esta vacuna, Vizzotti remarcaba que “es una prioridad, no solamente para tener un refuerzo de vacuna contra COVID-19 argentina, sino también por iniciar este camino que no se había hecho nunca en nuestro país”.

Más allá del potencial de la vacuna no solo por sus defensas contra el Covid sino por la plataforma de conocimiento para nuevos desarrollos, e incluso la posibilidad de generar divisas, puede surgir la pregunta: ¿Es necesaria una vacuna contra el Coronavirus? El propio Ministerio de Salud de la Nación da una respuesta: de los 419 muertos por Covid en 2023, el 90% no estaba inmunizado.