La “República de Corrientes”, las peñas en Salta, la mítica Ruta Nacional 40, los boliches de campo en territorio pampeano y hasta el fin del mundo o en Cueva de las Manos en Santa Cruz son “pasaportes” o sellados que no te pueden faltar este año para ser un auténtico viajero. 

Un pasaporte tradicional es un documento con validez internacional expedido por las autoridades del respectivo país, que acredita un permiso o autorización legal para que salga o ingrese del mismo. Pero estamos hablando de otra cosa.

Un clásico es llegar a la provincia de Corrientes, en la Mesopotamia argentina, y que en la oficina de turismo te entreguen con tu nombre el pasaporte de la “República de Corrientes”. Desde hace veinte años que se entrega a los viajeros que recalan en este territorio “con Payé” (magia en lengua guaraní) y con el cual, además, conocerán algunas frases en guaraní, más allá de toda la cartelería rutera donde se marcan los pueblos, ciudades y parajes en esta lengua.

Lo de “República” es aquella frase de que “Si la Argentina entra en guerra, la República de Corrientes te va a ayudar”, que representó durante la guerra de Malvinas que muchos jóvenes correntinos, soldados conscriptos, fueran enviados a luchar y dar sus vidas”, le dijo a Tiempo de Viajes un correntino de Ley, como Omar “Pitty” Benítez. Se trata de quien dedicó gran parte de su vida a la actividad turística desde el área de comunicación del Ministerio correntino. 

Por otro lado, “lo de República de Corrientes es un antiguo Slogan –indicó Pitty a Tiempo– que se utilizó turísticamente  como “Corrientes todo un país” o “República de Corrientes”. Refiere a que “debido a su identidad propia, música (chamamé) e idioma (guaraní) que en los años 70-80 se hablaba mucho en la provincia, en el campo, se hablaba prácticamente todo en guaraní”, explicó. 

También puede ocurrir que al ir en travesía por ruta 12 o 14 y detenerse en algún pueblo, ahí nomás en la oficina de informes turísticos otorguen el Pasaporte de República de Corrientes. 

Lleva el nombre del pasajero y la leyenda: “Visto y considerando que el turista ha conocido esta tierra de porás, de lagunas y leyendas, se ha maravillado con su fauna original y deslumbrado con la belleza de la flora; que se ha deleitado con sus chamamés, y carnavales, sus Sapucay, sus mates y el chipá, que ha disfrutado con el paisaje paradisíaco del Paraná, el Uruguay, los misteriosos esteros del Iberá, la histórica Yapeyú y la magnitud de Yacyretá y que ahora conoce más de su patrimonio, de la Virgen de Itatí, del General San Martín, del Sargento Cabral, de las Cautivas y de todos sus héroes…. Se le extiende el presente Pasaporte”. La misma leyenda está en lengua guaraní, por lo que el viajero puede ir aprehendiendo algunas palabras y sumergirse en este territorio guaraní.

Ni bien se entrega en sencilla ceremonia este “documento”, verá que su corazón sellará su amor por este territorio sin dudar. Es mágico. 

Pasaporte peñero

En el norte argentino, también brindan un pasaporte. Es en la capital salteña donde existe esta posibilidad desde hace un año nomás. Es que fue declarada como La Ciudad de Las peñas suman unas 19 peñas folklóricas, algo que distingue a esta ciudad. Fue y es un producto turístico, tan sólo para conocer, para bailar, para cantar, acompañar con palmas y probar las famosas, humitas, empanadas y tamales con los vinos de la Ruta del Vino de Salta, que es la de más altura del mundo. 

Muchos que han paseado por esta ciudad han conocido la famosa calle Balcarce, donde a un lado y al otro se suceden los restaurantes, pizzerías, parrillas. En fin, todo el abanico gastronómico y donde desde los mozos y mozas, hasta los cocineros y cocineras, cantan folklore y tocan la guitarra y el bombo. Aplaudan. Seguro que algún citadino porteño, recordará aquellas clases de folklore de su infancia y se arrepentirá de no haber seguido aprendiendo esta danta argentina porque aquí, es un must. Si es tímido mucho más, asique no desprecie, párese y aunque sea improvise un zapateo o zarandeo. 

Desde la oficina de turismo, que conduce Fernando García Soria, explicaron a Tiempo e Viajes que la propuesta busca potenciar los locales gastronómicos que son a la vez espacios culturales. “Los pasaportes se entregan en hoteles, en las peñas, en las oficinas de información turística, en el aeropuerto y en la oficina móvil de turismo de la ciudad”, cuentan. Dicen que es imposible llenar de sellos porque no alcanzan las noches para visitar todas las peñas de la ciudad. 

Foto: Gentileza Sonia Renison

Lo colosal de esta idea es que se convirtió en un producto turístico del municipio ideado por Ezequiel Mantela. Es un joven apasionado del turismo, que ganó experiencia mediante su trabajo cuidando autos en las afueras de estos espacios folclóricos y gastronómicos, estudió, lo pensó y lo diseñó junto con el equipo del municipio, que lo lanzó durante la temporada de invierno anterior.

La Pampa

Desde la Secretaría de Turismo de La Pampa se elaboró un pasaporte para recorrer la red de Almacenes de Ramos Generales en la Provincia. Permite ganar premios y fomentar el turismo en distintas localidades.

Cuando la secretaria de Turismo de La Pampa, Adriana Romero, le contó a Tiempo Argentino que estaban por lanzar esta idea hacía tiempo. Desde el área de Turismo habían diseñado la Ruta de la Carne y habían puesto en valor los históricos “boliches de Campo”. 

Arrancaron en el 2020 y en un principio, el año pasado, eran cinco almacenes de campo. Luego se sumaron otros dos y con la historia, el campo, lo rural, lo cultural y productivo, cada uno con su estilo, brindan un detalle riquísimo al destino. 

“Pasaportes para la red de Almacenes de Ramos Generales” es el producto turístico. “Respiramos un aire de evocación, de emoción, que nos moviliza, y que tanto ayuda y aporta al turismo. Es lo que busca el turista, la historia, la emoción y además nos da la posibilidad de entrar en contacto directo con nuestra historia”, remarca la secretaria de Turismo. 

Foto: Gentileza Sonia Renison

La idea es que sigan sumándose los establecimientos “que tengan un pasaporte para entregar a los turistas. Es para promover que conozcan el resto de los almacenes, que cada uno sea una invitación para conocer el resto”, concluyó.

Los almacenes de Ramos generales de Victorica, Arata, Intendente Alvear,  General Acha y Ataliva Roca fueron los que comenzaron y luego se sumaron  María Castaña (Toay) y El Tentador de Rancul.

Son viejos almacenes que tienen parte de la historia pampeana. Algunos son restaurantes, otros son museos y otros espacios donde uno puede adquirir artesanías, como el galpón El Edén de Acha.

Ruta 40 

La Ruta más larga de la Argentina es la RN 40 con sus 5196 km desde la Patagonia al norte argentino. Pero, desde hace dos años, uno puede recorrerla y en la travesía adquirir el Pasaporte Ruta 40 donde las hosterías y locales adheridos también le sellan este pasaporte que, ya lo podés tener si ingresas al sitio www.pasaporteruta40.com.ar. Lo mejor es la travesía pero para muchos, tener el sello que acredita que pasaste por tal o cual pueblo es parte de la mística. 

Cueva de las Manos

En el noroeste santacruceño, también sobre la Ruta Nacional 40, entre la localidad de Perito Moreno y Bajo Caracoles está el famosísimo sitio arqueológico Cueva de Las Manos. Es el Parque Provincial, está protegido, se puede llegar haciendo un trekking desde el portal Los Toldos, siguiendo un sendero demarcado que cuenta con escalinatas en los cañadones que rodean al río Pinturas. Allí tenés que cruzar y luego volver a ascender hasta llegar al punto de acceso al sitio, donde te registras, donde también podés conocer el centro del Interpretación y desde donde iniciar el recorrido de a pie con un guía experto del sitio. 

Este es un destino en sí mismo donde conocés una historia de nueve mil años en los aleros de la montaña. En este lugar no entregan pasaporte, pero sí te sellan tu Pasaporte personal y quedará la marca de tu paso por este sitio histórico, arqueológico, famoso en todo el mundo que expresa que estuviste en “Cueva de Las Manos” Patrimonio de la Humanidad. 

Foto: Gentileza Sonia Renison

Fin del Mundo

El Parque Nacional Tierra del Fuego en Ushuaia es un lugar protegido que en cada estación ofrece una paleta de colores diferentes. Es el único lugar de naturaleza en la Argentina donde vemos el bosque balconeando sobre el mar. Los senderos preciosos. Uno se cruza con senderistas de todo el mundo. Hay excursiones también para hacer kayac. Pero hay un sitio más colosal todavía cuando uno recala en el Fin del Mundo. 

Es la “Isla Redonda”, un pequeño territorio insular en la boca de la bahía Lapataia, que pertenece al Departamento Ushuaia de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico. Está rodeada por las aguas del canal Beagle. Es muy pequeña, abarca unas 50 hectáreas. En este momento no se brinda el servicio de lanchas pero hay temporadas donde se cruza hasta en kayacs. ​ 

Para los argentinos es un sentimiento porque fue parte del largo litigio limítrofe con  pero que finalmente se confirmó la soberanía de la república Argentina.

La isla Redonda sería un antiguo nunatak rocoso pulido por el hielo del gigantesco glaciar que en las últimas fases de las glaciaciones cuaternarias,descendió desde la cordillera de Darwin y avanzó por un valle longitudinal. Luego, con el retroceso posglacial, fue invadido por el mar, formándose el canal Beagle. 

Además de estar dentro del Parque Nacional -en la bahía Ensenada Zaratiegui, más específicamente-, acá se encuentra la última estafeta postal argentina. Quizás está bueno ir con gente joven porque quizás muchos nunca hayan enviado una carta papel por correo en su vida. Se trata de una pequeña casa de chapa a orillas del canal, decorada con estampillas y stickers de quienes la visitan de todas partes del mundo.

Desde siempre, la tradición fue enviar postales desde ese puntito increíble del mapa. Es posible llegar y ver a una pareja de ingleses, franceses, alemanes.  De todas partes. Es un gesto inimaginable el de hacer el trámite. Es muy sencillo: pagar la estampilla y enviar mediante un buzón, la postal desde la estafeta más austral del continente, o certificar tu pasaporte con un sello del Fin del Mundo. Esto es una rareza, pagás 2500 pesos y te estampan un sello en tu verdadero pasaporte.