L. tiene 15 años y es de Corrientes. Pasó gran parte de su vida en hogares y está en situación de adoptabilidad, anhelando una familia. Eso contó en un video que el propio juzgado que lo representa se encargó de difundir. El mensaje se viralizó y llegó a los medios nacionales. La gran repercusión se tradujo en una oleada de respuestas y más de 70 personas manifestaron interés por adoptarlo. Pero desde que el video protagonizado por L. comenzó a circular hubo quienes advirtieron sobre los riesgos y vulneración de derechos que puede implicar semejante exposición.

El adolescente pasó por distintos hogares desde los seis años y está entre los más de dos mil chicos y chicas en condiciones de ser adoptados en este momento en Argentina. Pero entre los postulantes inscriptos para adoptar a nivel nacional la gran mayoría apunta a bebés o criaturas pequeñas. Las y los adolescentes son quienes tienen menos chances de llegar a tener una familia antes de cumplir la mayoría de edad.

Cuando no se encuentran resultados en los registros de postulantes locales, regionales y nacional, se recurre de forma excepcional a convocatorias públicas, con llegada a personas y familias no inscriptas previamente en la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA). Eso hizo el Juzgado de Familia, Niñez y Adolescencia N° 4 de Corrientes, conducido por la magistrada Carolina Macarrein. Pero fue un paso más allá: la convocatoria se difundió con un video protagonizado por L., contando en primera persona detalles sobre su vida.

“Como regla general la Defensoría no está de acuerdo con las convocatorias de esta naturaleza. Hay excepciones, como los grupos de hermanos o los chicos ‘grandes’ como es este caso. Para eso presentamos una recomendación a la DNRUA sobre cómo deben ser esas convocatorias públicas cuando excepcionalmente se usan. Porque muchas veces usaban un lenguaje estigmatizador del niño o la niña. En este caso se dio un paso más y se expuso al nene”, cuestionó Marisa Graham, defensora de Niños, Niñas y Adolescentes de la Nación (NNyA).

La viralización y el después

“Se lo expuso a tal punto que él dijo en un medio que no le gustó que se hubiera hecho viral su video porque lo ponía en situación de ‘pobrecito’. Nos llamó la atención también que la jueza haya dado notas hablando sobre la madre biológica del nene. Hay una extralimitación”, criticó Graham en diálogo con Tiempo.

“Hubo mucha respuesta positiva para un adolescente de esta edad y estas características, porque no suele haber. Fue el modo que se comunicó la convocatoria, y el hacerlo en primera persona por parte de L., de esa manera tan empática y tan conmovedora. Hemos hecho convocatorias públicas de adolescentes antes y no tuvieron esta repercusión”, dijo la jueza Macarrein a Infobae. Agregó que “la costumbre judicial, que habría que modificar un poco, es que las convocatorias públicas se limitaban a la página del Poder Judicial. Un ámbito muy reducido en el que, quien lo lee, lo hace como si se tratara de un edicto en el diario. Excepto que esté buscando eso. Desde este año, con el equipo de prensa y ceremonial del Superior Tribunal de Justicia conversamos que en el ámbito de la adopción debíamos hacer algo para que el modo de comunicar sea distinto. Y bueno, se empezó a poner en marcha este mecanismo y tuvo mucha repercusión”.

La defensora de NNyA de la Nación, por su parte, no solo cuestionó la modalidad por vulnerar derechos del joven sino que puso en duda la efectividad de la medida. “Hubo convocatorias públicas hasta con 200 postulantes, pero ante la primera selección con toda la furia quedaban 30. Porque se genera una respuesta solidaria cuando la adopción no es un acto de solidaridad. Mucha gente se acerca pero no sabe bien de qué se trata la adopción. De los 70 que se anotaron por L. en este momento se están evaluando tres. Cuando aparecen 70 postulantes se le genera a L. una expectativa que seguramente no se cumpla. Ojalá que sí”, expresó Graham.

Autonomía progresiva

“En Argentina hay 24 registros de postulantes para adopción. Y si bien el desempeño de cada uno es dispar, se podría afirmar que no se ve una tendencia sólida en los registros que estén desarrollando una labor activa, proactiva en la sociedad, favoreciendo la disponibilidad adoptiva. Como no están estas campañas, o están muy poco, desde nuestro punto de vista se abusa excesivamente de las llamadas convocatorias públicas, que nos parece que debieran ser el último recurso y no un recurso frecuente como está sucediendo últimamente”, sostuvo Gabriel Lerner, Secretario de Niñez, Adolescencia y Familia de la Nación.

“En relación a las convocatorias públicas, hemos discutido en el Consejo Consultivo de Adopción de la Dirección Nacional del Registro de Adoptantes que si hay que echar mano de las convocatorias públicas no se presente a los niños como objetos que están en una vidriera, describiendo sus características, sino que se ponga el énfasis en el tipo de familia que se está buscando. Sobre eso hay discusiones, hay algunas mejoras, pero también hay todavía pendientes”, admitió el funcionario.

En relación al caso de L. y basándose en la información difundida por los medios, apuntó: “Tengo tres reflexiones: la primera es que habría que preguntarse por qué un niño fue separado del medio familiar cuando tenía seis años y tuvo su declaración de estado de adoptabilidad a los 15. Si bien hay casos muy complejos, no sería fácil explicar para quienes no tomaron decisiones a tiempo. El niño vivió prácticamente dos tercios de su infancia en hogares o residencias. Ahí evidentemente hubo algunas falencias en cómo actuó el sistema”.

Lerner señaló además que “dando por sentado que el adolescente quiso, pidió, exponerse a la búsqueda de una familia que quiera recibirlo en adopción, no puedo dejar de ver que tiene 15 años. Es un adolescente con bastantes competencias. En poco tiempo más va a tener aptitud para trabajar, para votar. Entonces, si es cierto que él tenía esa firme decisión de exponerse, aunque no sería lo aconsejable, no sé si debieron haberle quitado esa posibilidad. En función del principio de autonomía progresiva es muy importante –a medida que los niños adquieren mayor madurez y mayores competencias- darle importancia a sus voces y pedidos al momento del ejercicio de derechos. Si es cierto que tenía la firme decisión, no me atrevería a cuestionar que se le haya permitido al adolescente hacer ese pedido a la sociedad”.

Graham también se refirió al concepto de autonomía progresiva, aunque remarcó que “se debe respetar pero hay que ser muy cuidadosos. Y los medios no suelen serlo. La Justicia no puede avasallar los derechos del nene”.

Qué dicen las familias por adopción

El colectivo de familias Militamos Adopción se pronunció radicalmente en contra de la exposición mediática de L. “El adolescente tiene 15 años y quiere una familia, como los aproximadamente 2200 chicos en situación de adoptabilidad a lo largo del país. Pero no puede valer todo en ese camino. Los adultos que deben velar por sus derechos expusieron su imagen en cámara, su nombre real, y en qué hogar vive y lo peor, lo dejaron hablar de su pasado, de sus entradas y salidas del hogar, de la imposibilidad y el dolor que le provocó que su madre biológica no pudiera. Es decir, se ha consumado aquí un hecho de revictimización”, definieron. El mismo término se utilizó en una de las áreas del Estado de las que dependen casos como el de L.

Desde ese espacio, incluso, produjeron una pieza audiovisual con parte del audio de la filmación de L. “Tomamos el audio de él contando cómo es y las actividades que le gusta realizar, sin exponerlo, como para dar un ejemplo de una estrategia comunicacional viable. Nos preocupa que la sobreexposición de los menores sea el ejemplo a seguir y lo que conlleva esto, y que debido a las decenas de postulantes que aparecieron hasta el momento, sea tomado como un ‘éxito’ y como la fórmula definitiva para encontrarles familia a las 2200 infancias y adolescencias que esperan en hogares”, expresaron. Y enfatizaron que “las convocatorias públicas no son un casting. Deben restituir derechos, no vulnerarlos. Encontrar una familia es el derecho de nuestras infancias y adolescencias, no su trabajo”.

Por su parte, el colectivo Adopten Niñes Grandes, que también trabaja para difundir los derechos de adolescentes en situación de adoptabilidad y derribar mitos en torno a la adopción en Argentina, señalaron que “no existe una norma que prohíba un llamado de tales características. Sin embargo, consideramos que la pertinencia de este tipo de recurso dependerá del caso en concreto. Y resaltamos que corresponde a los equipos técnicos y autoridades judiciales evaluar esa conveniencia e implementarla de mejor manera posible, siempre escuchando al NNyA”.

Añadieron que “nuestro ordenamiento es claro en reconocer que el derecho a la intimidad, a la imagen, al honor y a formar la identidad digital son derechos de cada NNyA y que está en ellos la libertad de ir disponiendo de los mismos, a medida que vayan alcanzando el grado de madurez suficiente para hacerlo. Por supuesto que no debería suceder que en un NNyA piense o sienta que al exponer públicamente parte de su historia y su deseo tiene más posibilidades de concretar su derecho a crecer en familia; como tampoco debería suceder que un NNyA o sus padres deban optar entre exponer una situación de salud o una condición de sus hijos/as para concientizar sobre la donación de órganos, la discapacidad, la neurodiversidad o conseguir el acceso a medicamentos y/o prestaciones médicas. Pero frente a situaciones de urgencia (como lo es derecho de los adolescentes a crecer en familia), considerando la edad y el grado de madurez del NNyA, es una obligación escuchar su opinión, acompañarlo y contenerlo para que ejerzan sus derechos, en consonancia con la evolución de sus facultades. Todo ello con un límite muy claro, nunca debe trasladarse al NNyA la carga de encontrar su propia familia”.

Más allá de las miradas diversas en torno a L. y su video viral, las distintas voces consultadas coinciden en la necesidad de dar visibilidad y generar políticas específicas para chicos y chicas que esperan una familia adoptiva y ven reducirse sus chances a medida que crecen: según la DNRUA, de 1874 solicitantes registrados al 1° de octubre de 2023, para bebés de un año la disponibilidad adoptiva era del 84,36. Pero sólo siete postulantes aceptarían a niños o niñas de 14 años o más.