Sin rival interno en Unión por la Patria, Axel Kicillof buscará este domingo sortear el primer paso en las urnas para ser reelecto en octubre al frente de la provincia, donde no hay balotaje y se gana (o se pierde) por un voto. El gobernador, que hizo de la gestión su principal campaña, se someterá al examen de los bonaerenses con el objetivo de ser el candidato individual más votado y posicionarse con la mejor margen posible para las elecciones generales. El impacto de la economía nacional, el ausentismo y el crimen de Morena Domínguez son tres variables que suman incertidumbre al resultado de la PASO bonaerense.

La batalla electoral en Buenos Aires es clave: la provincia cuenta con más de 13 millones de electores y concentra el 37% del padrón nacional, un caudal de votos decisivo en la elección presidencial. Kicillof, que lleva como compañera de fórmula a su vicegobernadora, Verónica Magario, apuesta a seguir gobernando el distrito y medirá este domingo cuál es el piso de votos del que parte para los comicios de octubre y en qué secciones electorales debe poner el foco de cara a la renovación de la Legislatura bonaerense.

El test electoral también mostrará cómo está posicionado Juntos por el Cambio, que dirimirá la interna entre Diego Santilli –del sector de Horacio Rodríguez Larreta– y Néstor Grindetti –por el de Patricia Bullrich– para ver quién se convierte en el candidato a la Gobernación, al tiempo que revelará también la performance de La Libertad Avanza de Javier Milei que postula a Carolina Píparo.

Bajo el eslogan «Derecho al futuro», Kicillof llevó adelante en estos 45 días una campaña que contó con pocos actos masivos, pero numerosas recorridas por los distritos de la primera y la tercera sección electoral, como así también de municipios con peso del interior bonaerense como Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca. Además de jugarse la reelección, en octubre Kicillof también buscará incrementar o al menos mantener las bancas que el peronismo pone en juego en la Legislatura bonaerense. Compartió actividades y sumó fotos con el precandidato presidencial, Sergio Massa, y también con su rival, Juan Grabois.

El foco estuvo puesto en mostrar los logros de la gestión provincial como la construcción de escuelas y jardines, las rutas, las calles asfaltadas, las viviendas, los obras hospitalarias, la mejora de los salarios, el plan de vacunación contra el COVID-19. Y marcar que esos «derechos» que garantiza el oficialismo estarán en riesgo si gana otra vez la oposición. «La derecha tiene muchos candidatos y un sólo plan: el ajuste«, repitió el mandatario a lo largo de la campaña con duras críticas al gobierno de su antecesora, María Eugenia Vidal, y del expresidente Mauricio Macri.

La estrategia electoral bonaerense fue apostar al caudal de votos que tienen los intendentes a nivel local, que supera el de Kicillof y duplica al de Massa, en busca de un arrastre que rompa con la ley de gravedad. «Hay que traccionar votos de abajo hacia arriba«, señaló Kicillof en la primera reunión de campaña con los jefes comunales que se enfocaron en reforzar las acciones en el territorio, donde la mayoría se juega además su propia reelección. En busca de reforzar esa idea, el gobernador llamó varias veces a votar «la boleta completa» de Unión por la Patria.

En las últimas semanas de la campaña, tanto Kicillof como Massa hicieron público el temor a que este domingo vaya poca gente a votar, como ocurrió en las PASO de 2021 cuando bajó un 10% la participación, y como viene ocurriendo en otras provincias en lo que va del año. «No hay octubre sin agosto», dijo el gobernador para pedir a los bonaerenses que participen de las PASO. «Es una elección muy difícil», señalaron cerca de Kicillof a Tiempo en las últimas horas. El objetivo está puesto en ser el candidato más votado individualmente y en «obtener el piso más competitivo» que le permita crecer hacia octubre.

La campaña terminó abruptamente el miércoles tras el crimen de Morena Domínguez, la nena de once años que murió tras ser asaltada por motochorros cuando iba a la escuela en Lanús. La muerte sacudió a la sociedad y puso en pausa las actividades de oficialismo y oposición antes de la veda. Kicillof suspendió el cierre provincial que iba a realizar en Merlo; también cancelaron los actos previstos el resto de las fuerzas políticas. Nadie en el oficialismo y la oposición sabe qué impacto tendrá este hecho en el resultado de este domingo.