Muy pronto la derecha regional –y especialmente la argentina– junto con sus medios alineados, aplaudieron lo que se caracterizó como un aplastante triunfo del Partido Popular en las elecciones españolas del domingo pasado. No era para menos: dos de las voces más fuertes de la tradicional agrupación conservadora de España –la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la diputada por Barcelona Cayetana Álvarez de Toledo–  suelen lanzar dardos envenenados contra el populismo en general y el peronismo en particular. De modo que el resultado de las autonómicas del 28M, en el que resultó derrotada la coalición del PSOE y Unidas-Podemos, endulzó el oído de quienes sueñan con un golpe letal contra el Frente de Todos en octubre. Más aún cuando al otro día el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, adelantó las generales para el 23 de Julio. Una decisión que por lo sorpresiva –la fecha pautada era para diciembre– sonó a eso de «para poca salud, ninguna». Sin embargo, a poco de que corriera un poco de agua debajo de los puentes, se ve que ni la derecha tiene garantizado un nocaut en el segundo round ni se trató de un manotón de ahogado y que quizás en 50 días no haya mayores cambios formales en La Moncloa.

Por lo pronto, este apurón pone en su primer protagónico a la actual ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del gobierno, Yolanda Díaz. La constatación política del Partido Socialista Obrero Español es que ya no se puede gobernar España sin aliados. De hecho, el PP, que funge victorioso en seis comunidades, no podrá gobernar sin el voto de la extrema derecha de Vox en Extremadura, Aragón y la comunidad valenciana y deberá arreglar en Murcia y Baleares para que los neofranquistas se abstengan. Sucede que España tiene un régimen parlamentario de gobierno, lo que implica que el ciudadano vota por diputados, que son los que elegirán al jefe de estado por simple mayoría. Y ya las principales espadas del PSOE y especialmente el propio Sánchez se lanzaron a alertar sobre el riesgo de que «los fachas» lleguen al poder.

Hay otro detalle: el reparto de bancas en el Congreso se realiza mediante el sistema D’Hont y sólo pueden acceder las agrupaciones políticas que tengan más del 5% de los sufragios. En gran medida esta sensación de derrota se atribuye a la dispersión de los distintos sectores de la izquierda, que al ir separados y hasta enfrentados perdieron representación por no alcanzar al piso mínimo. Tercer punto a anotar: el 23M no se votó en Cataluña, el país Vasco y Galicia. En las dos primeras comunidades el PP no suele tener fuerte representación y el oficialismo español confía en que la izquierda y los partidos nacionalistas le darán un portazo a las derechas.

«Este es otro partido», dice a Tiempo Francisco López, representante de Podemos en el Exterior. El hombre es español pero vive en Buenos Aires y milita por el partido que lideró Pablo Iglesias entre los ciudadanos de la diáspora de Argentina y Latinoamérica. Para López, lo del líder del PSOE sirve «para despabilar a izquierda y que mire a la gente».

En otro de esos cruces tan habituales en ambas costas del Atlántico, Mónica González es argentina pero hace años que integra el PSOE y actualmente es eurodiputada. «Ha sido una jugada valiente y arriesgada como las que suele hacer Pedro, de jugárselas siempre al límite», define a la convocatoria. Y luego aventura que quizás el partido ha cometido el error de haber «planteado una campaña nacional con clave local», pero entiende que ahora se van a acelerar los pactos entre las derechas que desnudan eso que desde Bruselas ve como peligroso.

«Vemos el avance de la ultraderecha en otros países de la unión: Francia, Polonia, Hungría, todo el este. Lo que está pasando en España no es algo aislado. Lo que nosotros venimos advirtiendo es que el PP está blanqueando a la ultraderecha mientras que en Europa se le está haciendo un cordón sanitario», alerta.

Mujer de acuerdos lograr

Yolanda Díaz nació en 1971 en El Ferrol, el municipio gallego que 76 años antes había alumbrado a Francisco Franco. Pero ella y su familia siempre estuvieron en la otra vereda del dictador, militando en el Partido Comunista, aunque ella se sumaría luego a Podemos. Tanto propios como ajenos le reconocen mucha muñeca negociadora pero a la vez firmeza para mantener sus propuestas sin dejar jirones en el ejercicio de la «rosca». Así logró una suba en los salarios mínimos, impuso la prohibición de despidos en la pandemia y consiguió una «contrarreforma laboral» que dio un giro de 180º sobre las leyes del PP.

Cuando Iglesias dejó la vicepresidencia 1ª del Gobierno, quiso ungirla como su sucesora, pero las malas lenguas dicen que sin avisarle antes, cosa que Díaz no le cayó bien.  Ahora estrena su nuevo partido, el movimiento Sumar, donde está tejiendo acuerdos con todos los sectores de las izquierdas. Ya arregló con Alberto Garzón, ministro de Consumo y líder de Izquierda Unida, y con Ada Coulau, alcaldesa de Barcelona por B. en Comú. Se descuenta que también se unirá Unidas-Podemos, pero aún hay asperezas que solucionar. Eso de las «astillas del mismo palo».  «

Para los que votan desde el exterior

Los ciudadanos españoles que votan desde Argentina tienen plazo hasta el 12 de junio para verificar si están inscriptos debidamente en el censo electoral que se cerró el 1 de marzo. Los que decidan votar por correo deberán hacerlo a la oficina consular correspondiente al domicilio registrado hasta el 18 de julio. Los que opten por acudir a las urnas, podrán hacerlo entre el 15 y el 20 de julio.
Para los anotados en la ciudad de Buenos Aires el lugar es la sede de la embajada, Avenida Presidente José Figueroa Alcorta 3102, entrada por Mariscal Ramón Castilla, entre las 10 y las 20 horas. Para más datos se puede consultar la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores, https://www.exteriores.gob.es/es/Paginas/Elecciones.aspx.
Según los datos oficiales, en Argentina hay unas 540.000 personas con derecho a votar en los comicios españoles, una cifra nada desdeñable para cualquier candidato, por lo que se espera la visita de algunos representantes del más alto nivel para también hacer campaña en este lado del Océano. La cifra de los que pueden votar el próximo 23 de julio fuera del país supera los 2,3 millones.