“En España se reúne la internacional ultraderechista. Corriente de negación de la ciencia, de los derechos de las mujeres, de equiparar la justicia social con una aberración, según ha dicho el presidente de la Argentina aquí en Madrid, uno de los líderes principales de la internacional ultraderechista (…) ¿Por qué han elegido España para reunirse todos ellos? No es casualidad. Porque representamos como sociedad, no como gobierno, todo lo que ellos detestan y odian”.

El que habla es Pedro Sánchez. Lo hizo en Barcelona. Se refirió al presidente argentino. Horas antes hubo otra alusión. Yolanda Díaz Pérez es abogada laboralista y cuando se derrumbaba el segundo gobierno de Sánchez, en 2023, en una movida política, creó el partido Sumar y apuntaló al crujiente PSOE: hoy es una vice imprescindible (además de ministra de Trabajo) para el presidente. Habló de Javier Milei: «No son muchos los generadores del odio, pero hacen un enorme ruido y lo inundan todo. Milei y otros gobiernos del odio vuelven con los recortes y el autoritarismo».

No significan poco esas declaraciones cuando el presidente argentino llegaba a España para la cumbre de Vox (ver «Madrid…»), dos semanas después del escándalo suscitado por la desafortunada acusación de que “consume sustancias” de parte del ministro Óscar Puente y la destemplada reacción del gobierno argentino. Una reacción que, según se sospecha, se replicará en las próximas horas cuando Milei hable en el acto de Madrid.

Foto: Pierre Phillippe Marcou / AFP

Cruzada antiderecha

Para Pedro Sánchez, la experiencia catalana es esencial para su gobernabilidad, expuesta hacia el futuro. Justamente, para habilitar su tercer gobierno consolidó un controversial acuerdo con el nacionalismo regional, que le otorgó los votos necesarios: fue en noviembre (parece haber sido hace años), cuando la derecha salió a vituperarlo de todas formas. Pero el domingo pasado, de la mano de Salvador Illa Roca, el socialismo, en la versión PSC logró un resonante triunfo, en votos y en escaños, por primera vez en unas elecciones autonómicas. Los independentistas se quedaron sin la mayoría que blandían desde que inició del proceso en 2012. Todo el PSOE lo celebró con estridencias como triunfo propio. «Los catalanes han dejado caer al independentismo», replicaron incluso en otras regiones con similares problemáticas.

Pero el verdadero adversario de la izquierda es la derecha, la tradicional y la ultra: Sánchez no tiene la menor duda. También registró, por si hiciera falta, que el PP, y en menor medida Vox, tampoco hicieron una elección desechable en Cataluña. Y, entonces, el presidente español lo puso en hechos este mismo sábado, cuando subido al triunfo socialista catalán, encabezó justamente en Barcelona el lanzamiento del socialismo para las elecciones hacia el parlamento europeo que irán del 6 al 9 de junio (en España se votará sólo ese último día).

Sánchez habló en un estadio que desbordaba de alegría y banderas con la leyenda «Forza per governar», mientras Vox edificaba su fiesta en Madrid. Habló de la necesidad de que “no vuelvan los hombres de negro” con sus políticas neoliberales basadas en recortes. Argumentó que se requiere “más progresistas al frente de las instituciones”. Defendió el “modelo de progreso en España” y lo argumentó: crecer económicamente, crear empleo, reindustrializar, energía más barata y disponible, y acciones concretas ante el cambio climático. Por si hiciera falta, punto a punto, la contracara de la reacción neoliberal.

Y mandó otros dardos al ecléctico cónclave de Madrid: “España no se rompe ni se hunde”, a la vez que resaltó que la actual “es más próspera que cuando gobernaba el PP”. Advirtió que mencionar “el cambio climático es dogmatismo, que la violencia de género es un divorcio duro o equiparar democracia con dictadura. Eso sí rompe”. Cerró resaltando que la derecha es “el gran riesgo que tiene Europa y España”.

Javier Milei y su hermana Karina llegaron el viernes en el avión presidencial. Aterrizaron en la base aérea militar de Torrejón de Ardoz, a 20 kilómetros de la capital española. Milei no se reunió ni con Felipe VI ni con Sánchez, sino con Santiago Abascal. Sí presentó su libro El camino del libertario, en el auditorio del diario La Razón. Estuvo muy activo en las redes, según su costumbre: anunció que en un próximo viaje se encontrará con Mark Zuckerberg en Silicon Valley. En la sede del embajador argentino en España, Roberto Bosch Estévez, conversó con algunos empresarios. Hoy hablará en el acto de vox, mientras los argentinos se quitaban la somnolencia matinal este domingo.  

Madrid se resiste a que Vox la convierta en la capital del fascismo

«Milei no es libertad, es fascismo»: la protesta de feministas en la puerta de la embajada argentina en Madrid. En España no tienen remilgos en llamarlo fascismo. “Vox convierte a Madrid en la capital del fascismo”, reiteraron las crónicas no necesariamente de tendencia progresista. Y en las calles de la capital española se blandieron banderas: “La ultraderecha no es bienvenida».

El presidente argentino y los ultraderechistas españoles son viejos conocidos. Milei berreaba en festival Viva 22, de Vox: “Somos superiores”. Luego levantaba a los ultraderechistas: “El socialismo es la máquina de empobrecer”. Santiago Abascal lo miraba embelesado. El líder de Vox le enviaría un mensaje por X la noche de las elecciones argentinas: “Felicidades querido Javier por tu gran victoria”. Estuvo en un balcón del Congreso argentino, liderando una fascinada banda de ultrareaccionarios, cuando Milei asumió como presidente. Hace unas horas, otro de los dirigentes de la agrupación española, Jorge Buxadé, ensalzó al argentino y definió: «Ellos tienen el poder, pero nosotros tenemos ilusión y el futuro es nuestro».

Europa Viva 24 es la reunión de Vox de este fin de semana donde asistió Milei. Se autocalifica como una «convención de patriotas». Son dos jornadas que se realizan en el Palacio de Vistalegre, concebido inicialmente como plaza de toros, en el distrito de Carabanchel, con capacidad para 15 mil personas: allí, en 2018, se produjo la primera gran movilización de la fracción, con más de 10 mil asistentes. Para Santiago Abascal significará un lanzamiento con vistas a las elecciones para el parlamento Europeo.

Las medidas de seguridad en Carabanchel parecían las de una situación bélica. No es para menos. En un mismo predio estará una porción irritante de lo más rancio de la reacción mundial. Marine Le Pen (Francia, diputada y candidata a la presidencia); André Ventura (Portugal, líder de partido Chega y diputado); Amichai Chikl (Israel, ministro de Asuntos de la Diáspora), José Antonio Kast (Chile, diputado y líder del Partido Republicano); Mateusz Morawiecki (Polonia, exprimer ministro y diputado); Matt Schlapp (EE UU, presidente de la American Conservative Union); Roger Severino (EE UU, vice de The Heritage Foundation) y muchos otros conspicuos personajes. También habrá dos ausencias significativas: eligieron el zoom para brindar sus adhesiones simbólicas para no irritar a sus votantes de cara a las elecciones europeas. Sonrientes, Viktor Orbán (primer ministro de Hungría) y Georgia Meloni (primera ministra de Italia) se quedaron en sus países y sólo aparecerán en las pantallas.

Los ciudadanos europeos elegirán el parlamento que se renueva cada cinco años. Esta vez serán 720 diputados (España designa a 61), 15 más que en 2019: representan a más de 450 millones de personas. El europarlamento tiene dos sedes: el Edificio Louise Weiss, en Estrasburgo, Francia y el Espacio Léopold, en Bruselas, Bélgica. Lo preside desde 2022 la maltesa Roberta Metsola, del Partido Popular Europeo, y cuenta con un apoyo relativo de unos 450 eurodiputados. En menos de un mes se conocerá la nueva configuración: Sánchez allí se juega otra patriada.