La primera dama de Brasil, Michelle Bolsonaro, convocó este lunes a los católicos y evangelistas a unirse para la reelección del presidente Jair Bolsonaro para entablar una “guerra espiritual” contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en el balotaje del 30 de octubre. Evangélica militante, la primera dama ofreció un discurso para introducir la preferencia religiosa entre las opciones para la reelección de su marido durante un acto del mandatario en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial, ante senadores y diputados oficialistas, en el cual hubo oraciones de pastores y de curas católicos de ultraderecha.

«Tenemos que buscar la unión de los cristianos, estamos con la ideología del bien, la de la luz para vencer que todo el mundo sabe que es espiritual», dijo la primera dama en el acto en la residencia oficial. Ella coordinará un núcleo destinado a las mujeres -sobre todo a las evangélicas- que se han alejado del voto a su marido por su forma de dirigirse al electorado femenino y tras haber sido condenado por apología de la violación y misoginia. «Pido perdón por las malas palabras que usa mi marido cuando habla, estoy de acuerdo en que no debe ser así pero a él le gusta expresarse. Estoy saliendo de mi zona de confort, prefiero ayudar desde mi lugar de esposa, de madre, porque ese es el papel de la mujer. Pero si Dios quiere, voy a pedirle sabiduría para poder ayudar», aseguró la primera dama.

Los dichos de la esposa de Bolsonaro

En el acto se repitió la consigna de Bolsonaro para diferenciarse de la izquierda que en los años treinta utilizaba el movimiento integrista segregacionista brasileño: Dios, Patria, Familia y Libertad. Además, el jefe del Estado sostuvo que si regresa el PT al gobierno central instalará lo que él llamó la «ideología de género» y ejemplificó: «No queremos que una niña de seis años vaya al baño de una escuela donde entre un muchacho más grande que a su lado haga pis parado».

El candidato del Partido Liberal ha lanzado una suerte de «guerra santa» contra Lula tal como hizo en 2018, llevándose el apoyo de casi todo el evangelismo, que representa el 30% del electorado. Bolsonaro no logró vencer en las clases más bajas pero busca mediante la religión erosionar la aceptación de Lula con los valores morales evangelistas. Para ello, la Asamblea de Dios, principal congregación evangélica centenaria fundada por estadounidenses en el norte amazónico, ha lanzado una cruzada que incluye sancionar a pastores que apoyen a Lula.

En un culto de la asamblea de Dios del martes a la noche en San Pablo, Bolsonaro llegó a decir que «en Venezuela no hay más mascotas porque la gente se las come a raíz de la crisis de los gobiernos de izquierda». La denominada guerra santa llevó el propio domingo de la primera vuelta al bolsonarismo a inundar las redes con una imagen que vinculaba a Lula con el satanismo, hecho por el cual el expresidente debió sacar un comunicado negando esos supuestos hechos originados en una fake news.

Incluso Lula visitó a los frailes franciscanos de San Pablo para mostrar un costado religioso y evitar el avance del bolsonarismo, diciendo además que es bautizado, confirmado y casado por iglesia. Al mismo tiempo, los aliados de Lula sorprendieron en las redes al divulgar los actos de las logias masónicas -grupos de ultraderecha, de clase alta y apenas de raza blanca- en los que participó Bolsonaro en los últimos años y que con considerados prohibidos por los neopentecostales.

El presidente tiene el respaldo de Edir Macedo, que se autodenomina obispo de la Iglesia Universal que él mismo fundó en 1978 en una plaza de Río de Janeiro y que adquirió empresas como el canal Record, el segundo del país. Macedo también fue noticia esta semana porque la militancia del PT desempolvó videos en los cuales en algunos cultos el líder de la Iglesia Universal dice que está «a favor del aborto» antes de que «un niño sufra en las calles por falta de comida».