Además de la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, el número aspirantes a la Casa Blanca, aunque no trascienda, asciende a 20.
 Todos ellos desarrollan su propia campaña y cuentan con sus equipos, programas y aspirantes a vicepresidentes.
 Pero solo dos, aparte de la exsecreatria de Estado y el magnate de bienes raíces -personajes harto conocidos como para abundar en este artículo- eventualmente podrían llegar a triunfar, aunque sus posibilidades reales son altamente escasas.

Entre los que teóricamente tienen algún chance de ganar están los representantes del Partido Libertario y del Partido Verde.
 El aspirante del primero, Gary Johnson, exgobernador de Nuevo México de 1995 a 2003, ya fue candidato a presidente en 2012 y logró un 0,99% de votos.
 El político propugna la reducción de los impuestos, la restricción de las operaciones militares en el extranjero y la subida de la edad de jubilación a los 72 años.
 Se lo conoce por ser consumidor habitual de cannabis, algo que en algunos estados no está prohibido para uso recreativo, aunque si en el que gobernó hasta hace trece años.

En la campaña actual Johnson consiguió un 9% de intención de voto, hecho que los expertos explicaron por la baja popularidad de Clinton y Trump.

Pero todo se derrumbó el pasado mes de septiembre, cuando el político participó en un programa del canal MSNBC.
 Al ser interrogado sobre su futura política en Alepo en caso de ser electo jefe de Estado, el candidato preguntó: «¿Qué es Alepo?»

Después de las explicaciones del moderador aseguró que optaría por una colaboración más estrecha con Rusia.
 Unos días más tarde, en otra entrevista, a pesar de ser licenciado en Ciencias Políticas fue incapaz de nombrar un solo mandatario extranjero. Tras un minuto de silencio, reflexionó en voz alta: «Creo que es mi momento Alepo.»

La candidata de los Verdes, Jill Stein, también participa por segunda vez en las presidenciales, y en junio también contaba con una considerable intención de voto, un 5 por ciento.


Pero el avance de la maquinaria de los grandes partidos y una presunta falta de claridad en su proyecto para proteger el medio ambiente, según sus críticos, hizo bajar esa cifra al 2 por ciento.
 La ecologista de 65 años fue acusada de entrar en una propiedad privada y causar daños premeditados durante una protesta contra el tendido de un oleoducto en Dakota del Norte.


En 2012 Stein ganó un 0,36% de votos y su programa es casi en todo opuesto al libertario, pues la activista ambiental pretende imponer nuevos impuestos, crear bancos nacionales y limitar las funciones del Sistema de la Reserva Federal.
 No obstante, hay puntos en los que ambos candidatos coinciden, como en el cierre de las bases militares estadounidenses fuera del país y la disminución del gasto militar.


Candidatos informales

Además de Johnson, Stein, existe un gran número de candidatos cuya victoria es imposible pero que participan en la campaña por el mero hecho de participar.
 Su nombre no aparecerá en los boletines pero los electores podrán inscribirlo o pegarlo como pegatina y su voto será escrutado, a pesar de todo.


Existen partidos bastante exóticos, como Natural Law Party, cuyos miembros apuestan por la meditación como vía de solución para todos los problemas políticos, y Prohibition Party, compuesto por los partidarios de reinstaurar la Ley Seca.


Entre otras fuerzas que participan en la carrera electoral destacan Legal Marijuana Now Party, que defiende la legalización inmediata del cannabis, y Nutrition Party, que lucha contra la obesidad y sus consecuencias.


Entre los aspirantes a la presidencia que más llaman la atención aparece una princesa del Partido Revolucionario, Khadijah Jacob-Fambro, de San Francisco, quien aprovechó la ocasión para pedir la mano del rapero Lil Wayne.
  En su campaña electoral Jacob-Fambro llamó a luchar contra la discriminación racial y contra la violencia desatada por la policía estadounidense contra los afroamericanos.


Pero la sorpresa podría estar en Utah, el estado con mayoría de población mormona. Allí descuella Evan McMullin, exagente de la CIA, exbanquero y mormón de 40 años, quien promete ser una alternativa a los dos candidatos fuertes para ocupar la Casa Blanca.

«Nunca es tarde para hacer lo que es justo y Estados Unidos merece algo mucho mejor que lo que Donald Trump y Hillary Clinton nos ofrecen», aseguró cuando lanzó su candidatura como independiente en agosto.

«Nuestra campaña no será convencional», prometió.

En Utah, más del 60% de la población es mormona. Los mormones suelen votar al Partido Republicano, excepto en estos comicios después de que uno de sus miembros más prominentes, Mitt Romney, candidato a la presidencia en 2012, criticara con dureza a Trump.

«No problem»


Los expertos coinciden en que la presencia de otros candidatos, hasta de los personajes más estrafalarios, es algo normal para EE UU, más aún que su posibilidad de ganar los comicios es mínima y no representan problema alguno para Clinton y Trump.


De acuerdo a los analistas, el Partido Libertario y el de los Verdes podrían reunir de un 2 a un 5% de votos, una cifra creciente pera sin el suficiente apoyo para alcanzar la presidencia.