Cuando José Maria (Madrid, 36 años) y Sabrina Milena (Córdoba, Argentina 36 años), se juraron amor incondicional en el juzgado de Santa Eulalia, Ibiza, jamás imaginaron que la luna de miel para la que venían ahorrando durante todo el año, desembocaría en una rocambolesca aventura. El destino elegido: Perú. El drama se estaba mascullando…

Visitaron Lima y a los pocos días emprendieron su periplo en dirección Cuzco para visitar complejo donde se ubican las ruinas de Machu Pichu. Para entonces la presidencia de Pedro Castillo ya había terminado tras su fallido intento de disolver el parlamento ante la tercera tentativa del legislativo para someterlo a un juicio político.

“Vimos algunas protestas pacíficas, pero no les dimos mayor importancia. En España también hay protestas casi a diario” relatan.

Ajenos al terremoto que se avecinaba, la pareja se dejaba ver en sus stories de Instagram alentando a la selección en su duelo con Países Bajos enfundados en la elástica albiceleste, o posando felices frente a las célebres ruinas incas. “Pudimos disfrutar de lo que vinimos a hacer” comenta José María.

Fue de regreso a Santa Teresa cuando se encontraron con que no había transportes y las rutas estaban cortadas por los piquetes. Consiguieron un vehículo junto con unos turistas que tenían un bebé consigo, y emprendieron camino hasta que fueron abordados por unos encapuchados armados con punzones que increparon al conductor y les amenazaron con pincharles las ruedas.

“No puedo dejarlos aquí en medio de a nada” gritaba el conductor que finalmente logró deshacerse de los encapuchados. Los acercó hasta donde pudo, pero el resto del camino tuvieron que hacerlo a pie, cruzando un río entre las piedras y con el susto aún en el cuerpo.

Tenían reservada una noche, pero tuvieron que quedarse tres. Sin apenas alimento y agotados convencieron a un manifestante para que los traslade a Cuzco.

“El hombre, conducía entre las barricadas de piedras y troncos como si estuviésemos en un rally” asegura José María.

“Nuestra gente tiene armas largas y a partir del lunes puede armarse una guerra civil” les dijo el activista durante el trayecto.

A su llegada Cuzco y con detonaciones de arma de fuego retumbando en sus calles, la pareja intentó abordar el avión que debía trasladarles a Lima y de ahí a Córdoba, Argentina, de donde ella es oriunda y donde espera ansiosa su familia. Para su sorpresa el aeropuerto estaba cerrado y rodeado por efectivos de las fuerzas armadas. Perdieron el vuelo y quedaron en un limbo como otros 5000 turistas extranjeros que según AFP aguardan atrapados en Perú.

“En la embajada española no nos atendieron el teléfono, nos enviaron un email con un formulario y nos han llamado varios días después. Hay que sacar a la gente de aquí, hay gente sin agua ni comida” relatan con desesperación.

Para más desgracias, el abuelo de Sabrina ha fallecido inesperadamente “Si hubiéramos logrado salir, hubiese llegado para despedirme” comenta.

Tras batallar con la línea aérea que días antes debía haberlos trasladado a Córdoba, lograron reacomodarse en un vuelo vía Lima. Durante las tensas horas antes de iniciar la andadura siguieron como pudieron la angustiosa final de la selección ante Francia. Hubieran preferido disfrutar del duelo en familia, pero en cambio siguieron el choque hambriento, cansados, enfilando el aeropuerto cuzqueño y esperando una única oportunidad para abandonar un país sumido en el caos.

En esos mismos instantes, Gonzalo Montiel tiraba a matar en el arco francés y la albiceleste capitaneada por Lionel Messi, sellaba una auténtica hazaña mundialista. La pareja contenía lágrimas de emoción, “una mezcla de alegría y tensión acumulada” empezaba a hacer mella. Mientras tanto en Madrid y Argentina, sus familiares y allegados también contenían el aliento.

“Ya estamos en el avión” señalaban un escueto mensaje. Hoy todo un país festeja un triunfo histórico mientras José María y Sabrina descansan en suelo argentino. La suya ha sido toda una hazaña: sobrevivir una luna de miel en la antesala del infierno y salir victoriosos.