Un mito nacido en los años 60 sin demasiado sustento científico pero de riguroso cumplimiento empírico dice que quien gane Ohio, gana la presidencia de Estados Unidos. Ese estado del Cinturón de Óxido, la región del noreste estadounidense con mayor desarrollo histórico de la industria, suele ser un termómetro del clima de la población sobre sus dirigentes. También es una región altamente golpeada por décadas a medida que muchas industrias de deslocalizaban hacia China y las armadurías del norte de México. Solía tener el corazoncito inclinado hacia los demócratas pero en 2016 se volcaron a los republicanos con la agresiva campaña del America First y el foco puesto en los mexicanos que les robaban su trabajo.

Donald Trump ganó allí por 51,3% a 43,2 de Hillary Clinton y se llevó los 18 electores. Ahora ganaba mucho más cómodo -53,4 a 45,2%- lo que auguraba cuatro años más del excéntrico empresario en la Casa Blanca. En otro estado simbólicamente clave como Florida, donde Trump obtuvo un millón más votos que hace cuatro años y superaba por el 51% a casi 48% a Joe Biden. En 2016 el resultado había sido 49,1% a 47,7. Los 29 electores iban para el actual inquilino de la Casa Blanca.

No necesitó mucho más Donald Trump para autoproclamarse ganador de las elecciones durante la madrugada, pese a que el conteo sigue en marcha y que otros estados claves todavía no daban resultados definitivos. «Francamente, nosotros ganamos esta elección», dijo en una rueda de prensa desde la Casa Blanca. El mandatario denunció «fraude» y aseguró que acudirá a la Corte Suprema, que desde la semana pasada cuenta con una mayoría conservadora de 6 a 3 tras nominar a Amy Coney Barrett.

«Queremos que todas las votaciones paren», dijo luego el presidente, en una velada referencia a los votos por correo, desde hace meses  su mayor preocupación para este 3N. Es que en algunos estados esos votos son válidos incluso si llegan varios días después de este martes a condición de que hayan sido enviados antes del cierre del comicio.

La pandemia del coronavirus -un tema espinoso que Trump trató de minimizar desde el primer día- hizo que cerca de 100 millones de personas eligieran votar antes, para evitar aglomeraciones. De esa cifra récord, unos 35 millones fueron a los centros de votación y 65 millones emitieron el voto por correo.

Las encuestas afirman que los votantes demócratas son más proclives a utilizar el voto por correo que los republicanos. Y como se vio en los últimos actos de campaña, los republicanos son menos propensos a cuidarse de los contagios.

«No queremos que encuentren ninguna papeleta a las cuatro de la mañana y que la sumen», se quejó Trump, lo que presagia las peores tormentas políticas, en vista de que muchos grupos armados desfilaron en varios distritos desde días previos. Estos grupos incluso fueron alentados por el presidente.

A las 4,20 hora argentina, Trump se autodenominó triunfador. «En lo que a mí respecta nosotros ya ganamos», afirmó el mandatario destacando sus victorias en Florida, Texas y Ohio. Sumo en esta lista a otros estados donde no hay resultado definitivo, como Georgia, Carolina del Norte, Alaska, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.

«Es una mala decisión estratégica. Es una mala decisión política», la retrucó un dirigente de su propio partido, Chris Christie. 

Desde la campaña de Biden consideraron «indignantes» y «sin precedentes» las declaraciones de Trump sobre frenar el recuento de votos y aseguró que el equipo legal «está listo para actuar» ante cualquier intento de resolver los comicios por la vía judicial.

«Trump no decide el resultado de esta elección. Biden no decide el resultado de esta elección. Es el pueblo estadounidense el que decide el resultado. El proceso democrático debe seguir y continuará hasta que finalice», señalaron en un comunicado.

El intrincado sistema electoral de EEUU obliga a que se necesiten 270 votos en el Colegio Electoral, de un total de 538. Salvo Maine y Nebraska, en el resto del país el que gana la mayoría, aunque sea por un voto, se queda con todos los electores.

A esa altura, para Joe Biden se computaban 238 votos electorales y 67.675.455 “votos populares” (49,84%) mientras que Trump obtenía 213 electores y 65.923.217 votes sufragios en urna (48,54%), casi dos millones menos. Hace cuatro años, Hillary Clinton tuvo tres millones de votos más que su oponente, aunque perdió en el colegio electoral.