El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, adelantó que seguirán los despidos en el INCAA: «No quepa la menor duda de que a partir del lunes no sólo vamos a modificar el plantel de gerentes que algunos de los cuales vienen de los años del kirchnerismo, sino que también vamos a trabajar con la Oficina Anticorrupción para generar nuevos circuitos. Quiero que el INCAA sea una institución ejemplar», dijo el funcionario demostrando de ese modo, que la motivación política de los despidos tiene misma retórica política que días antes sostuvieron la titular de esa repartición, Laura Alonso y el ministro Hernán Lombardi. 

En declaraciones a la radio La Red, Avelluto insistió, «hay que aclarar millones de pesos gastados en obras en el Escuela de Cine, traslados, agencias de viajes, publicaciones, tercerización de personal y procesos de compra. Uno tiene que ser consciente de que hay sectores que están interesados en que no se hagan reformas y ante eso uno tiene que tener la voluntad política de enfrentarlos para poder avanzar. En el caso de Alejandro (Cacetta) creo que no tuvo esta decisión y voluntad y ese fue el problema», continuó el ministro que mostró su intención de intervenir incluso sobre funcionarios que llegaron a su cargo a través de concursos públicos. 

Esta intervención enmascarada ya fue repudiada por la totalidad del mundo del cine, desde las figuras más cercanas al oficialismo, como Juan José Campanella o Adrián Suar, hasta figuras independientes como Luis Puenzo o Lucrecia Martel, pasando por las organizaciones que agrupan a los distintos sectores del cine que se manifestaron de manera unánime en una gran asamblea el día jueves.

Acerca de los presuntos casos de corrupción que «estaban ocurriendo por debajo» del ex titular del INCAA, el ministro evitó especificaciones sobre el tema y expresó que «quien debe evaluarlo debe ser la Oficina Anticorrupción, pero hay hechos que llaman a la duda».

Voces de repudio

El objetivo del gobierno queda al descubierto en las palabras del ministro, ya que el alejamiento de Alejandro Cacetta como titular del Instituto de cine responde, en parte, a su negativa a realizar una caza de brujas. Desde Salta Lucrecia Martel lo había adelantado: “(Alejandro Cacetta) no tuvo una posición mezquina a pesar de que cuando entró al Instituto había funcionarios de la gestión anterior. Para mí era un ejemplo de funcionario que no estaba fomentando la idea de la grieta tan absurda. No entró en la purga de si sos kichnerista o no, y en toda esa miseria argentina.”

El primer ganador argentino de un Oscar, Luis Puenzo, también se refirió al tema y marcó que la remoción de Casetta encubría una acción más profunda: “Lo de Cacetta es una cortina de humo. Están sacrificando a un peón porque van por más. Es una operación para sacudir al Incaa.» En ese camino especifico: “Hay una intención de desarticular todo lo que tiene que ver con el INCAA, el ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) y todo lo que tiene que ver con el cine.»