Bebés gigantes, otros más pequeños dentro de la panza de una mamá, fetos y hasta una «mascota» son los accesorios que utilizan los detractores de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Imágenes que buscan efectos que no logran con argumentos falaces y mitos. 

Los expertos que pasan por la Cámara de Diputados son invitados cada martes y jueves para debatir y exponer sus conocimientos sobre el tema. Pero en el caso de quienes se autodenominan «pro vida» no han logrado probar por qué se consideran así. 

«Es una vida», repiten desde las filas detractoras. Sin embargo, la fundamentación tiene una base solamente religiosa y rebatible. «No puedo hablar de personas cuando estoy hablando de un óvulo fecundado. Sólo considero que eso es persona porque la religión así lo dice. Entonces, también lo tengo que considerar con el embrión que está congelado en un instituto de fertilidad asistida y que después de determinado tiempo los progenitores dicen ‘deséchelo porque no lo necesitamos’. ¿O ahí no era persona?», expresa Sandra Vázquez, ginecóloga y directora de FUSA, una asociación civil en defensa de los derechos de los adolescentes y jóvenes.

El médico colombiano Pío Iván Gomez Sánchez añade que «un embrión no tiene conciencia. Eso se lo da la corteza cerebral, en el desarrollo del embrión hasta después de la semana 11 hay vestigio de conexión entre las neuronas, por allá entre la semana 22-28 empieza tener una actividad cerebral más organizada y después de la semana 32 hay actividad electroencefalográfica permanente. A pesar de eso no hay conciencia», finaliza el profesional que también participó de las audiencias. 

Otro de los mitos, que es necesario replantear, tiene que ver con creer que en la Argentina el aborto es ilegal. El martes 24, la periodista Luciana Peker abrió su exposición explicando que desde 1921 el Código Penal contempla abortos no punibles en casos de violación y peligro para la vida o salud de la mujer. Este artículo del código penal fue clave para el fallo del caso FAL en el que la Corte autorizó la realización de la práctica de aborto a una joven 15 años de edad que había quedado embarazada como consecuencia de la violación de su padrastro. 

Ese mismo fallo permitió que diferentes provincias capacitaran a sus profesionales para enfrentar los casos de abortos no punibles. Según, lo indicó la médica Stella Maris Manzano a Tiempo, «a partir del fallo se empezaron a practicar abortos en mujeres enfermas, adolescentes violadas, y los tribunales fallaban a favor demostrando que los médicos (que no los hacían) estaban violando la ley. La guía de aborto no punible tuvo que ver con este movimiento».

En la semana que pasó, el debate más intenso giró en torno al llamado «trauma post aborto» que trajo al debate Rue Vincent, un psiquiatra que expresó una serie de dificultades y traumas basados en 119 casos que mencionó: estrés, estigma, ambivalencia, culpa, idea de matar a un ser humano, baja autoestima y hasta suicidio. Los datos que aportó, sin embargo, son incomprobables ya que cada decisión de abortar es única. Y se sabe, el aborto no presenta traumas para la mujer, lo traumático es la situación de miedo, clandestinidad y silencio por el que las mujeres tienen que transitar y por las cuales son estigmatizadas. 

Otras de las frases escuchadas es que la legalización del aborto aumentará su número. Pero las experiencias en diferentes países demuestran lo contrario. Uno de esos casos es Uruguay, que redujo significativamente el índice de muertes. Según el doctor Leonel Briozzo, ex subsecretario del Ministerio de Salud Pública de Uruguay, se redujo «la morbilidad materna, la mortalidad infantil, la prevalencia de aborto, el embarazo no deseado y el tabú social, porque las mujeres tienen el poder de decidir con información calificada», señaló. 

En ese sentido, la asociación civil FUSA lanzó una campaña por YouTube con el nombre «Del mito al dato» donde derriba varios de los conceptos vertidos en los debates. «

Tipito, famosos antiderechos y el lobby de EE UU 

Un grupo de periodistas y famosos protagonizó una campaña en contra de la interrupción voluntaria del embarazo bajo el lema «Cuidemos las dos vidas» que, además, cuenta con una mascota propia: Tipito. El particular personaje, cuya presentación en sociedad se realizó a través de la cuenta de Twitter del periodista de La Nación Mariano Obarrio, similar a un huevo sin brazos pero con piernas, ojos y nariz, desató de inmediato una ola de burlas en las redes sociales.

El video de los famosos –Gastón Recondo, Toti Pasman, Maru Botana y Amalia Granata, entre otros– fue subida al canal de YouTube de la Red de Integración Social y Estratégica (RISE), cuyo coordinador en la Argentina es, casualmente, Obarrio.

RISE es un programa que depende de la Red Argentino Americana de Liderazgo (REAL), que se presenta como «la asociación oficial de egresados argentinos de los programas de intercambio internacional de los Estados Unidos de América, incluyendo el prestigioso Programa de Liderazgo para Visitantes Internacionales del Departamento de Estado». Es decir, una organización con estrechos vínculos con la agencia que maneja la política exterior de EE UU.

La presentación de Tipito no fue muy auspiciosa. A las pocas horas, Obarrio eliminó el tuit.