Por primera vez en 15 meses, las cuentas del sector público nacional tuvieron mayores ingresos que gastos. El informe dado a conocer este lunes por la Secretaría de Finanzas arrojó un superávit primario de $ 24.074 millones. Al incorporarse los intereses de la deuda pública, el resultado financiero pasó a ser negativo en $ 3.030 millones, lo cual (pese a que el número final quedó en rojo) fue el mejor resultado de los últimos cinco años.

Para encontrar otro balance mensual con resultado primario positivo hay que retroceder hasta octubre de 2019. En ese año, la prioridad del gobierno de Mauricio Macri era cumplir con la austeridad fiscal prometida al Fondo Monetario Internacional, costara con lo que costara. Por eso siete de los doce meses tuvieron saldo favorable. Sin embargo, el fuerte deterioro de la economía real y la falta de resolución de otros desequilibrios macroeconómicos le terminaron costando la reelección a la gestión de Cambiemos y también la suspensión del acuerdo con el FMI.

En el Palacio de Hacienda admitieron ciertas particularidades que ayudaron a conseguir el impensado logro. Entre ellas, la recaudación por sobre lo habitual en los derechos de exportación, que se triplicaron porque muchos de los embarques previstos para diciembre se postergaron a enero a causa de una medida gremial que tuvo los puertos paralizados durante el último mes del año pasado.

De todas maneras, el parte oficial destaca los ingresos generados por otros tributos vinculados a la actividad económica. El crecimiento interanual del IVA (50,3%), derechos de importación (51%) y el impuesto a los débitos y créditos bancarios (42,9%), todos ellos por encima de la inflación, dan idea de una cierta reactivación. A ello se suma la mayor presión en Ganancias (80,8%) y Bienes Personales (se multiplicó por seis), lo que refleja una mayor eficiencia en la cobranza.

El gobierno también rescató el crecimiento de la obra pública, reflejada en el rubro gastos de capital. El monto creció 193% con relación a un año atrás (se destinaron a ese fin $ 33.657 millones, sumando energía, transporte, educación, vivienda, agua potable y alcantarillado y otros afines) y su peso se duplicó hasta totalizar el 5,8% de los gastos totales.

Aunque poco significativo desde el punto de vista macroeconómico (apenas 0,1% del PBI), el resultado de enero es una buena señal de las autoridades hacia los mercados y hacia el FMI, en su objetivo por reducir el déficit previsto anual, fijado inicialmente en 4,5% del PBI. El ministro de Economía, Martín Guzmán, fijó como una de sus prioridades cumplir con esa y otras metas incluidas en el Presupuesto 2021, como la inflación y el crecimiento del dólar, para ganar credibilidad ante los mercados e inversores privados. A tal punto lo hizo que desdeñó la posibilidad de mantener las ayudas a los sectores más afectados por la pandemia, como los programas IFE y ATP. “Hay ciertas medidas que se adoptaron en el contexto de las restricciones más fuertes para la circulación. Esas restricciones hoy no están presentes, han cambiado. De modo que las medidas deben ser otras», dijo Guzmán.