Encontrarse con un ex Soda Stereo no es fácil. Como una de las partes del trío que cambió para siempre la historia del rock local y de Latinoamérica, los días de Zeta Bosio parecen ir tras una vorágine que lo hace protagonista de varios racimos de proyectos a la vez. O casi.
Los últimos 12 meses fueron movidos para Zeta. A saber: publicó Yo conozco ese lugar (su libro de memorias) y supervisó junto con Charly Alberti los detalles musicales de Sép7timo Día, el espectáculo basado en Soda Stereo que prepara Cirque Du Soleil (ver recuadro) para marzo de 2017. Por otro lado, fundó Shoot The Radio (el dúo que comparte con Fernando Montemurro) con quien editó el disdo debut Ópera Galaxy, al mismo tiempo que continúa con sus funciones como jurado estrella (en un certamen organizado anualmente por Ballantines) en la búsqueda de nuevos talentos.

Entonces, hablar con Zeta es también hacerlo con el productor todo terreno (radial, discográfico, televisivo) pero también con un curioso nato que necesita nutrirse de la novedad. “Ser jurado, elegir bandas, escucharlas, es algo que cada día se pone mejor”, dice sobre su trabajo como selector de grupos que pueden tener un antes y un después de haber sido elegidos por la posibilidad de tocar en vivo y pasar por un estudio de grabación.

Pero si 2016 fue un año especial para Zeta, en gran parte lo fue por su vuelta al mundo de la música con Shoot The Radio, el grupo que lo sacó del limbo que habitaba como intérprete y autor para volver con nuevas canciones que llevan su firma. “Con Fernando tenemos mucho camino recorrido. Lo conocí cuando fue artista de mi compañía, sé cómo labura por su condición de gran trabajador. Me pareció fantástico encontrarnos para volver a gozar una situación creativa”, aclara.

–Después de haber sido parte de Soda te tomaste un largo tiempo para volver. ¿Extrañaste la instancia de los escenarios, de tocar y de imprimirle tus ideas a un proyecto?

–Hoy puedo decir que Soda generó un duelo. Hubo frustración por sobrellevar la cosa, de querer que una banda siga y que no se pudiera. Era mi banda y no pude torcer el rumbo porque necesitábamos la voluntad de los tres.

–Claro, todo se había vuelto muy grande…

–Grande y con muchas presiones, pero me pareció que debía pasar un tiempo para poder seguir. Para mí el instinto de un artista es un sentido fundamental porque lo ayuda a encontrar el camino. En aquel momento tenía que dejar que mi instinto me lleve, así que mi sensación era que después de haberle dado tanto a Soda desde los 21 años, la separación del grupo a los 40 me hizo rebobinar a aquellas primeras épocas. Sinceramente, me preguntaba qué sentía yo cuando era tan chico, y ahí me acordé de que estudiaba cine, fotografía, que tenía un montón de caminos para ir, pero apareció Soda en mi vida. Post separación se me ocurrió volver a indagar en esas búsquedas que tenía, por eso tuve un sitio de internet, un sello discográfico y artistas que tienen una ilusión por transmitir lo suyo, pero no podía estar al frente de un proyecto. Tenía que dejar que el tiempo pasara porque no quería dejar la música, por eso me dediqué a producir. La gente tal vez no lo sepa pero produje más de 40 discos, y con Gustavo produjimos casi todos los discos de Soda. Eso es difícil porque Gustavo es un tipo que no te regala nada.

–En ese largo lapsus post separación tocaste con Catupecu Machu y La Ley. ¿Volver a los escenarios con ellos tampoco te dio la energía que buscabas?

–Al volver a tocar y aceptar la invitación de Catupecu, o como cuando me ofrecí para tocar con La ley, me di cuenta de que eran bandas formadas, así que no podía intervenir, debía cumplir mi papel de bajista. Al mismo tiempo era como un elefante blanco que se llevaba a la prensa, lo cual me traía algunas complicaciones. Es decir, se hablaba más de la colaboración que hacía con ellos que de la tarea de la banda. Hasta que no hace mucho, hablando con Fernando (Montemurro), le dije: “Ya estoy rehabilitado y listo para tocar”.

–Hoy Soda, a pesar de no estar en actividad, parece no tener fin. Está lo de la reedición en vinilo de toda la discografía, una obra diseñada por el Cirque Du Soleil con nuevos fans que agotan entradas con meses de anticipación, homenajes multitudinarios. ¿Cómo observás esa notable sobrevida del grupo?

–Vos sabés cómo somos los argentinos, que no cuidamos nada, perdemos los video tape de los canales, no somos la BBC que guarda todo para volverlo a ver. La sobrevida es por parte de la gente, porque ellos se ocuparon de mantener a Soda vivo. El grupo está en el corazón de la gente y lo transmite de persona a persona, de generación en generación. A mí siempre me preguntan si me sorprendo con eso, pero la verdad es que sería una sorpresa si fuese algo que ocurre por primera vez. Digamos que nosotros nos dimos cuenta en los shows de Me Verás Volver (2007). Se nos cayó a todos la mandíbula al darnos cuenta de la cantidad de chicos que nunca nos habían visto, y con una edad que no les daba para ir a la despedida del ’97 porque tenían diez años. Hoy en día, si volviésemos a tocar, pasaría lo mismo.

–Parecés muy tranquilo con algo que, definitivamente, no es común.

–Es verdad, no es normal lo que pasa con Soda. Pero hoy me escriben muchos chicos por las redes sociales que tienen 20 años y son fanáticos de la banda como si actualmente estuviésemos tocando. Soda no existe en su forma natural pero sí, está vivo.

–Decías que encontraste un compañero en Fernando, sobre todo luego de haber tenido uno especial en Soda Stereo. Sin embargo, cuando lo mencionaste a Gustavo lo hiciste en tiempo presente.

–Sí, porque para mí es la mejor forma que tengo para recordarlo. Gustavo es un tipo muy presente, porque si Soda está vivo, eso hace que él también lo esté. Cuando estuvimos mezclando algunos temas para Sép7timo Día en Unísono (NdeR: el estudio de grabación de Gustavo Cerati) decíamos con Charly (Alberti) que fue algo sanador. En Soda nuestro ejercicio de trabajo involucraba a los tres porque éramos un colectivo y juntos generábamos mucho en el estudio. Te lo vuelvo a decir: Gustavo era un tipo que no le regalaba nada a nadie, así que tenías que demostrar lo que aportabas. Así que cuando volvimos al estudio de Gustavo este año, todos los recuerdos nos comenzaron a invadir; hasta Charly irrumpió en llanto una tarde cuando comenzamos a escuchar su voz. Sép7timo Día fue un año de trabajo y de adaptación de los temas de Soda, por eso, al terminar las sesiones cada día, hablábamos de Gustavo en tiempo presente. «

Música llevada al circo y lo «nuevo» de Soda

Con funciones desde marzo a mayo de 2017, el Cirque Du Soleil presentará Sep7timo Día, una obra basada en la vida de Soda Stereo que tiene a Zeta y a Charly Alberti como consultores todoterreno. Hasta el momento unas 250 mil entradas fueron vendidas para las funciones que se celebrarán en el Luna Park a partir del 9 de marzo de 2017, con entradas que van desde los 680 a los 3950 pesos. En esa constante que significa la permanencia de Soda Stereo en la conciencia popular de millones, Zeta confiesa lo halagado que se sintió cuando la propuesta del circo más exitoso de la historia puso sus ojos en el trío. “Desde hace un año participamos del proceso creativo del espectáculo. Michel Laprise (director del Cirque) fue el que generó la historia con una pasión tremenda, así que la familia de Soda se sintió muy bien. Como grupo siempre buscamos una estética diferente y Cirque siempre fue una caja de sorpresas, así que nos emocionó el interés. Todo lo que pasó este año desde la óptica del espectáculo me pareció inigualable, hemos crecido desde lo artístico, así que ahora estamos esperando que el bebé nazca”, dice Zeta sobre lo que vendrá.

– ¿Soda tiene material inédito para ser publicado?

-Sí, hay material y están trabajando para que sea editado. No creo que salga este año, pero en el futuro habrá una especie de box set de lujo. Estamos buscando joyitas guardadas para incluirlas.

La eterna y supuesta rivalidad

“Mi intención fue halagarlos pero ocurrió todo lo contrario”, dice Zeta en relación a cómo se interpretaron sus dichos de septiembre último que exhumaron la rivalidad nacida a finales de los años ’80 entre los fans de Soda versus Redonditos de Ricota. «Me parece que la música de los comienzos de los Redondos no es evolucionada, sino más bien un rock básico, que está bueno y funciona. Ellos hicieron una jugada y yo como artista respeto muchísimo las apuestas de otros”, declaró en su momento Bosio. Hoy, y a la distancia, el bajista reflexiona: “Cuando estalló la discusión, me di cuenta que nosotros nunca habíamos tenido algún problema. Ellos y nosotros nunca nos cruzamos, no tuvimos declaraciones encontradas, sino que esto fue una ilusión que armó la prensa para generar de esa supuesta rivalidad algún tipo de beneficio. Es algo que está exacerbado con las redes sociales poniéndote un título falso en una nota para que hagas click. ‘El drama de la actriz…’, dice el título para que uno vaya y entre, pero resulta que en la nota te encontrás con que tiene depresión post parto. ¿Cuál era la tragedia entonces? Somos artistas que le dimos lo mejor al público. El Indio reconoció esta situación absurda; con Skay y Poli hablamos de esto. No hay rivalidad”.