Caminando por la calle, sentado en un bar y mucho más arriba de un escenario, el Chino Laborde es un personaje imposible de pasar por alto. Su estampa, su voz y su vocación natural de soltar convicciones a borbotones, cueste lo que cueste, salpique a quien salpique, le dieron un lugar único en la escena tanguera. Esa frescura, con sus aciertos y sus no tanto, alimentaron y alimentan el colectivo de tango contemporáneo con el vértigo de un tren que amenaza con descarrilar y –sin embargo– siempre se las arregla para seguir avanzando.

El nuevo disco de Astillero, el sexteto de Julián Peralta, se llamará «Arcadia» y en rigor todavía no salió. Pero lo presentarán este jueves en el Torquato Tasso. «Arcadia» incluye seis tangos cantados, cinco firmados por Peralta y Juan Seren –uno de los letristas más reconocidos de la actualidad– y uno con texto y música de Mariano González Calo, primer bandoneón de Astillero y socio ideal de Peralta. Los temas que conforman el inminente disco respetan los tonos sombríos y asfixiantes que marcan el estilo de Astillero, pero hacen foco como nunca en el formato canción y ganan cuerpo con la potente interpretación de Laborde. En ese marco aparecen «Cacique», «Oficio», «Sin réquiem», «Tuñón», «Último recurso» y Arcadia».

La parición de Laborde en el proyecto no es un hecho casual o anecdótico. Se trata de un reencuentro esperado, aunque no tan esperable. Peralta fue pianista, director y uno de los fundadores de la Orquesta Típica Fernández Fierro hasta que en 2005 decidió dar un portazo y comenzar con Astillero. El cantor histórico de la orquesta hasta el 2013 fue el mismísimo Chino Laborde. Más allá de algún encuentro ocasional –la grabación del tema «Inundación» para el disco «Un disparo en la noche II»–, «Arcadia» es la oportunidad para que vuelvan a trabajar en un proyecto común.

La naturaleza volcánica de Laborde, el tono más reflexivo de Peralta y las apariciones incisivas de González Calo le dieron al diálogo con Tiempo un desarrollo intenso que salteó los protocolos.

–¿Cómo se dio este reencuentro?

Chino Laborde: Es el fruto del paso del tiempo. Hay un mojón anterior, la invitación de Julián a muchos cantores para participar, en este caso, de «Un disparo en la noche 2». Ese proyecto apostaba a la canción y este disco de Astillero lo hace más todavía. Creo que el resultado es la confirmación de lo muy bien que se están haciendo las cosas desde hace años. No es fácil hacer una canción de tango contemporáneo. Mucha gente todavía se queda con los clásicos o te pide que sólo cantes eso. ¡Hasta mi vieja me lo pide! (risas). Julián encontró un estilo en presente y muy personal, y eso es valiosísimo.

Mariano González Calo: Nosotros pusimos al Chino en este disco sin que él se enterara. Compusimos pensando en su voz. Ahora lo estoy poniendo al tanto, pero fue así. Por eso después de imaginarlo lo invitamos y acá estamos.

Julián Peralta: Nunca habíamos hecho un disco de Astillero de todas canciones. Es un desafío muy interesante y duro. La música instrumental permite un juego más libre, más de alquimista. Para las canciones trabajás con especialistas en letras, en este caso Juan Seren, y necesitás lograr que fluyan las dos cosas sin que ninguno de los dos pierda identidad. Creo que tantos años de laburo nos dio cierto oficio para que también podamos hacer canciones de tango contemporáneo.

–¿Fue sencillo volver a laburar juntos?

CH. L.: Para ser sincero, me pasaron muchas emociones juntas y todas muy rápido. Cuando Julián abandona la Fernández Fierro, siendo su creador y director, yo me enojé mucho. No entendí. Estábamos, por decirlo de alguna manera, en la cresta de la ola y se rajaba. Cuando los padres de una familia se separan hay hijos que entienden todo al toque, otros que más o menos la captan y otros que quedan perdidos. Algunos van a la universidad y otros aparecen tirados en la calle por los vicios (risas).

–¿Vos fuiste a la universidad o…?

CH. L.: (Risas) Digamos que… digamos que fui a la universidad de la calle. Yo lo odiaba a Julián porque se había ido. Pero con el tiempo lo entendí. Dejó el barco que había creado porque había implotado y estaba un poco a la deriva. Con el tiempo me di cuenta que con alguna gente no daba trabajar. Él supo despegar musicalmente también. Admiro todo lo que hizo y sabía que nos íbamos a volver a encontrar.

M. G. C.: Son cosas que pasan en los grupos en general, más en los grandes y mucho más si estás obligado a cierto tipo de convivencia.

–¿Cómo se sienten con estas seis canciones nuevas?

CH. L.: Me metí hasta la manija. La música es muy buena, los textos también y respetan un formato canción sin imitar fórmulas del pasado. Todas tienen personalidad. Creo que ayuda que Julián tiene alma de docente, entonces sabe explicar lo que quiere y al mismo tiempo sabe escuchar. Es algo nuevo, pero siento que lo puede cantar un tachero, mi viejo, cualquiera. Siento que este disco expresa las mejores tradiciones del tango del siglo XXI. Para los giles que todavía dicen que esto no existe… Yo creo que hasta gente como Mederos lo puede apreciar.

J. P.: Creo este disco es el resultado de mucha pasión, de mucho laburo y de cierto oficio que se va construyendo. Acá no hay plata, estamos por la gloria. Y reencontrarnos con el Chino te permite tener a un cantante con mil y un personajes que te ofrece múltiples variantes para cada canción. Es la mejor forma de laburar.


-Astillero + Chino Laborde presentan «Arcadia». Jueves 8 de agosto a las 22 en el Torquato Tasso, Defensa 1575. Astillero: Alexey Musatov (violín), Jacqueline Oroc (chelo), Mariano González Calo (bandoneón), Diego Maniowicz (bandoneón), Federico Maiocchi (contrabajo) y Julián Peralta (piano y dirección).