Pese a la depresión en la que cayó su protagonista, Eric Dane, que hizo temer a algunos fans problemas en el desarrollo de la temporada que acaba de terminar, la serie llegó a buen puerto, que en su caso es no llegar a ninguno. Es que The Last Ship cuenta las tribulaciones del buque de guerra estadounidense Nathan James, que por una serie de hechos fortuitos consigue escapar de la hecatombe a la que se ve sometida el mundo a partir de una epidemia zombie que diezma la población mundial.

Dane había pedido licencia después de finalizar el rodaje de la cuarta temporada, algo que sólo se supo luego de que la producción emitiera un comunicado diciendo que su retiro momentáneo se debía a que tenía que recuperarse de un estado depresivo y que la salida había sido consensuada. La emisión del trailer de la quinta temporada apenas terminó la cuarta con todos sos protagonistas intactos, despejó los temores y calmó la ansiedad de los seguidores, que ante el final incierto de la cuarta, temían otras dos “catástrofes” para el mundo: que Dane ya no estuviera, y que la aventura de la nave por mares y puertos llegara a su fin. Al menos por el trailer, ni una ni otra cosa se puede inferir. Habrá que recorrer todos los episodios ya en 2018 para enterarse.

Lo que hay, por ahora, es una serie que alcanzó su pico en la tercera temporada, cuando consiguió más de siete millones de espectadores por episodio sólo en Estados Unidos, algo que hizo entusiasmar a TNT y programar otras dos temporadas más. Tal vez haya habido premura en la decisión a juzgar por la cuarta, en la que, pese a transcurrir en parte en una playa, la serie no encuentra claridad sobre hacia dónde ir, y esto no es un juego de palabras. Porque en verdad si hubiera perdido el rumbo estaría a la deriva, y The Last Ship tiene claro su rumbo; lo que le falta es un puerto en el que anclar para renovar combustible más en su sentido metafórico que literal: las relaciones dentro de la nave y sus tripulantes tienden a enviciarse y por lo tanto a hacerse previsibles, algo que pone en peligro de muerte a cualquier ficción actual. Por eso necesita, antes que un rumbo, un destino.

Así y todo mantiene su interés originario de cómo sobrevivir en los mares hasta que la información sobre la epidemia zombie dé más certezas de qué conviene hacer. Ese símil con el mundo cotidiano de sus espectadores fue su principal anzuelo, y estaría bueno que lo mantenga hasta que encuentre el lugar indicado para el buen desembarco.