El ex titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli, recibe a Tiempo en la oficina que tiene en el Instituto Patria, el centro de actividades y formación del kirchnerismo. Allí, rodeado de copias de expedientes judiciales, afirma que la intervención de sus teléfonos, la filtración de esas escuchas y el procesamiento por el Lrsupuesto encubrimiento de Ibar Pérez Corradi, tienen un solo objetivo: habilitar el camino para detener a la ex presidenta Cristina Kirchner y la consecuente obstrucción de su tarea política y electoral. Asegura, además, que detrás de este esquema que incluye espionaje, la colaboración de los grandes medios concentrados en su difusión y la participación de un sector de la justicia, está el propio Mauricio Macri.

El presidente, entretanto, sigue demostrando su interés por el accionar de inteligencia y su despreocupación ante la acusación de ser otra vez parte de una estructura de espionaje político: en las últimas horas trascendió que Macri firmó un DNU para prorrogar por tres años la actuación de los camaristas Martín Irurzun y Javier Leal de Ibarra al frente de la Oficina de Captación de Comunicaciones que depende de la Corte.

Ante un Ejecutivo que dispone la prórroga de las autoridades como si nada hubiera pasado, Parrilli pone el acento en la responsabilidad de Lorenzetti. Exige que el titular de la Corte ordene una “investigación independiente, seria y profunda”, con una auditoría externa que evite la protección corporativa entre jueces y fiscales, el proceder del juez Ariel Lijo, el fiscal Guillermo Marijuan y otros funcionarios judiciales y políticos. Si eso no ocurriera, advierte Parrilli, Lorenzetti “será cómplice” de las irregularidades en las que, entiende, están incursos Lijo, Marijuan, Juan Tomás Rodríguez Ponte y los titulares de la AFI macrista.

-¿Cómo califica la cantidad de causas que se abrieron contra usted?

-Como una persecución mediática y judicial pero contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien además le están haciendo un espionaje político a través mío. No les interesa tanto qué era lo que yo hablaba, sino lo que hablaba con la ex presidenta. Claramente fue así, porque hasta junio de 2016 yo no era mencionado en el expediente de Pérez Corradi. Pero, de repente, aparece la AFI pidiéndole a Lijo la intervención de mis teléfonos porque, supuestamente, había cajoneado un informe, cosa que es mentira. Y además con escucha directa (se refiere a que su teléfono estaba siendo escuchando en tiempo real por un agente de la AFI, desde una cabina similar a un locutorio, NdR), como si fuera un secuestro extorsivo. Otro dato: las escuchas las hacen los sectores de inteligencia, o sea los que nos denunciaron. Yo creo que todo esto fue un pedido de (Gustavo) Arribas y (Silvia) Majdalani, para quedar bien con su jefe, que el oficial que me escuchaba se comunicaba directamente con ellos, y de ahí a Macri, para contarle todo lo que hablaba con Cristina. Recuerden que desde el 24 de junio de 2016 en adelante la ex presidenta tuvo una intensa actividad política. Por eso me escuchaban, y por eso prorrogan dos veces el plazo de escucha violando la ley. En ese lapso no encontraron una sola mención de Pérez Corradi. Entonces, el juez Lijo, que debía citar alguna conversación para justificar que me había intervenido los teléfonos, ¡menciona como escuchas reportajes periodísticos míos!

-En el caso de la causa por el encubrimiento se afirma que usted demoró la entrega de un informe de inteligencia sobre el paradero de Pérez Corradi. ¿Qué es lo que ocurrió?

-Entre el 18 y el 19 de noviembre de 2015, si mal no recuerdo, me elevan un informe de una cuenta de Facebook, que podía ser de una persona que podía ser la pareja de Pérez Corradi. ¿Qué es lo que yo les digo? Hablen con la Dirección de Ciberseguridad, chequeen a ver si pueden ubicar el IP a ver si hay más datos, y sigan investigando, obviamente. Esa es la directiva que yo les di. No les dije: “destrúyanlo”, ni mucho menos. La AFI de Majdalani y Arribas, el 2 de febrero de 2016, (NdR, entonces muestra el escrito de la AFI del 2 de febrero firmado por el director de Asuntos Judiciales de la central de inteligencia, José Padilla, y presentado en el juzgado de Lijo. Ver aparte) reconoce que tenían ese informe pero hasta ese momento –el 2 de febrero- el resultado era negativo. ¿Entonces, cómo pretendían que yo, dos meses antes, lo tuviera?

-¿Y cuántos días pasaron desde que usted recibió ese informe que no tenía certezas hasta que terminó su mandato?

-Yo me fui a los quince días y después cuando ellos lo tuvieron, demoraron 11 días en comunicarle a la fiscalía. Pero, además, en ese momento yo no estaba siendo investigado en la causa del encubrimiento sino que lo estaban investigando a (Sergio) Berni (muestra la carátula de la causa 481/2016, NdR). Cuando Lijo le pregunta a las actuales autoridades de la AFI qué intervención había tenido yo, Arribas y Majdalani le contestan que había firmado una resolución designando a dos personas, de Contrainteligencia, para que trabajen ese caso. Ahí, en el informe del 2 de febrero no lo dice, pero está declarado por (el fiscal de delitos complejos de Mercedes, Juan Ignacio) Bidone que esos oficiales se reunieron en dos oportunidades, septiembre y octubre, con los fiscales que estaban trabajando en la búsqueda de Pérez Corradi.

-Pero igual lo acusan de encubrimiento.

-¿Pero encubrir qué? Si yo no tenía el paradero. No tenía la información. Tenía un informe. El 9 y 10 de diciembre de 2015 me reúno con Arribas y Majdalani, en la oficina del Señor 5 de la propia AFI. Allí les comento: “Estas son las causas que están en trámite”. A lo mejor van a decir “no, mentira”. Bueno, supónganse que sea una cuestión de palabra contra palabra, pero había dos agentes designados por mí que siguieron trabajando en lo de Pérez Corradi y que después de que me fui lo seguían haciendo. De manera que si ellos hubieran preguntado cuáles son los temas importantes qué tienen, ellos lo hubieran dicho. Fíjense otro detalle. El 1º de noviembre me llaman a indagatoria. Ese día no aparece Marijuan, y Lijo no me pregunta nada de las escuchas, porque no había ninguna pregunta para hacerme. La causa estaba para el sobreseimiento. Pasan dos meses, hay unos pedidos de prueba porque en el medio aparece la jueza (María Romilda) Servini de Cubría, que dice que hay falta de mérito para Pérez Corradi (en la acusación por su autoría intelectual del triple crimen de General Rodríguez), y aparecen las escuchas. Es el 23 de enero pasado y la causa empieza de vuelta: el lunes (6 de febrero) me dictan el procesamiento, pero apretados porque tenían que justificar las escuchas. En rigor, ese mismo 23 de enero Lijo tendría que haber denunciado la filtración de las escuchas telefónicas. Pero no lo hizo.

-¿Quién cree que filtró las escuchas?

-Yo me presenté el viernes en el juzgado de (Rodolfo) Canicoba Corral con un escrito pidiendo que investigue. En primer lugar, a la Oficina de Captaciones Judiciales, con todos sus responsables: desde (Juan Tomás) Rodríguez Ponte, hasta (Martín) Irurzun y (el presidente de la Corte, Ricardo) Lorenzetti. Esa es una cadena de mando y de responsabilidad. La otra es Lijo. Porque él era el juez que las tenía. El otro es (Guillermo) Marijuan. Que también las tuvo. Y los otros son Arribas y Majdalani. De alguno de estos lugares se filtró.

-Lijo le dice a la Corte que a finales de enero el fiscal Marijuan accedió a las transcripciones y las escuchas. ¿Está sugiriendo que el responsable de la filtración es el fiscal?

-No lo sé. O lo deja entender o le tira la pelota a Marijuan. Más allá de eso, lo que quiero de Lorenzetti es una investigación independiente, seria y profunda. En el caso de Lorenzetti, Rodríguez Ponte, Irurzun y Lijo, si no son autores materiales de la filtración o son encubridores o cómplices. O les cabe la figura del incumplimiento de los deberes del funcionario público. Porque la acordada de la Corte dice con toda claridad que se debe garantizar la confidencialidad de las escuchas. Y no lo garantizaron.

-Estas grabaciones y transcripciones, ¿están en su poder ahora?

-Yo tengo los CDs y los haré revisar porque no sé si los editaron. No tengo garantía de que fueran los auténticos.

-¿Esos CDs tienen algún códigos de seguridad?

-No. Durante mi gestión pusimos códigos de seguridad. Era un sonido específico que identificaba a quién se lo había entregado. Entonces, si se filtraba se podía saber quién lo había hecho. Con eso se resguardaba la confidencialidad que Lorenzetti tendría que cuidar. Pero no lo hicieron.

-Usted planteaba que, en 2016, el poder de presión del kirchnerismo sobre el Poder Judicial es una entelequia…

-Pero, ¡claro! Es Macri el que está presionando a los jueces. Le está diciendo al Consejo de la Magistratura, a través de Clarín, que apure el juicio político contra (Daniel) Rafecas y (Eduardo) Freiler. Es muy obvio lo que está pasando. Yo creo que todo esto tiene que parar. Que se sepa quién es el responsable de las filtraciones de las escuchas. No quiero un informe de Lorenzetti. ¡Quiero que investigue! Que busque una auditoría absolutamente independiente. Porque, si no, son ellos mismos los que se tienen que investigar.

-¿La cantidad de causas contra usted es una estrategia mejorada de lo que ocurre con Milagro Sala?

-Sí, creo que están probando conmigo. Y si me pueden meter preso a mi la meterán presa a Cristina con el pretexto de que puede entorpecer la acción de la justicia y hasta fugarse.

-El ex senador Sanz fue acusado por Pérez Corradi de haberlo extorsionado y también acusó por lo mismo a la jueza Sandra Arroyo Salgado.

-Mi abogado está trabajando para saber si hay alguna denuncia penal sobre eso. Y, si no la hay, me voy a presentar yo para que se investigue.

-¿Cree que hay una fecha límite para concretar su detención y avanzar así sobre la ex presidenta?

-No sé los plazos pero puede ser antes de junio, cuando se deben inscribir las candidaturas. Estas causas están atadas al proceso electoral porque, en vez de cambiar la política económica y dejar de gobernar para los ricos, pretenden ocultar su desastre económico atacando a Cristina.

-En cuanto al memorándum de entendimiento con Irán, el fiscal (Gerardo) Pollicita lo incorpora a usted en la denuncia que en su momento había hecho Alberto Nisman. En pocos días de elaboración amplió la lista de acusados.

-Todo es parte de esta misma estrategia que llevan adelante esta Triple Infamia, que incluye a los grandes medios de comunicación, Clarín, La Nación y Perfil, sectores del Poder Judicial, Marijuan, Lijo y Bonadio, entre otros, y los servicios de inteligencia monitoreados por el presidente Macri y el ministro (Germán) Garavano. Estamos ante un nuevo Plan Cóndor, que no mata ni secuestra dirigentes políticos, gremiales, sociales y estudiantiles, como en los años ’70, sino que los desprestigian, difaman, procesan y buscan meterlos presos.

-Hablemos de política partidaria. Se está generando un escenario de polarización. ¿Le conviene al kirchnerismo?

-Vamos a ver. Hay que esperar, la historia no se repite. El peronismo perdió en el ‘83 y ‘85 para volver a ganar en el ’89, cuando la ilusión nos duró casi nada. En el ‘99 la Alianza ganó con mucho respaldo e ilusión. Luego en el 2003 volvimos a ganar, pero fuimos divididos, recuerden eso. Porque si el peronismo hubiese ido unido en 2003 el candidato hubiese sido (Carlos) Menem. Por suerte, al ir dividido se pudo colar Néstor, quien nunca quiso ser parte de una interna del PJ.

-¿Entre las escuchas que se pueden filtrar en el futuro aparece Cristina diciendo “voy a ser candidata”?

-(Lanza una carcajada) No recuerdo. Pero no lo sé. Falta tiempo todavía. Una vez le preguntaron al dirigente colombiano (Jorge Eliécer) Gaitán (asesinado en 1948, lo que disparó una sublevación llamada Bogotazo, NdR) si se iba a poner al frente de los reclamos de la sociedad: Gaitán respondió que no se ponía al frente sino que lo empujaban.

-Entonces, todo esto puede derivar en una candidatura de CFK

-Bueno, por ahora hay que esperar. «