El martes se realizó una nueva audiencia en el juicio del Pozo de Banfield y el Pozo de Quilmes donde se juzgan a 17 represores, entre ellos Miguel Etchecolatz, por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra casi 500 personas alojadas en tres excentros de cautiverio.

En la audiencia número 45 declaró uno de los hijos de Oscar Isidro Borzi. Se trata de Ernesto Borzi quien tenía 7 años cuando su padre fue secuestrado y desaparecido. “En un momento dado, escuchamos una discusión y estaban discutiendo qué iban a hacer con nosotros”, contó. Es que los represores Jorge Antonio Berges, Ramón Camps y Miguel Etchecolatz quisieron llevárselo, junto a sus hermanitos (Juan y Luis Alejandro quienes declararán el próximo martes), pero finalmente desistieron.

Oscar Isidro Borzi tenía 34 años cuando fue secuestrado el 30 de abril de 1977. Vivía con su compañera Ada Miozzi y sus tres hijos en Lanús, militaba en la Juventud Trabajadora Peronista y era delegado del gremio del vidrio. En septiembre ya había declarado su hermano Norberto, quien contó que los represores Berges, Camps y Etchecolatz se quisieron llevar a los nenes, pero desistieron porque “eran grandes”. Testigos dicen haberlo visto en la Brigada de Lanús (El Infierno de Avellaneda).

Ernesto Borzi recuerda que antes del secuestro, desconocidos entraron a su casa y luego realizaron tareas de seguimiento, de eso, se acuerda que en varias oportunidades golpeaban la puerta de su casa durante la noche. Ante estas actitudes, Ada le pidió “irse con lo puesto”, pero su padre se negó. “Mi papá sabía que lo venían a buscar. Sabía que alguien había dado su nombre”, aseguró.

El 30 de abril entraron a la  casa con gritos y ruidos muy fuertes. “Mi hermano Juan Manuel, tenía 3 años, se despertó por los ruidos y lo siguió (a su papá que fue a abrir la puerta). Uno de los captores, lo toma del pañal y lo tira contra la pared”, explicó el hombre, quien precisó que, de acuerdo al propio relato de Juan Manuel, quien pudo hablar recién en 2006, sintió “olor a carne quemada” cuando su padre fue torturado con picana en el garaje de su casa. Él, en tanto, fue manoseado por uno de los represores, que “tenía una mirada perversa”. A su madre la obligaron a cocinar y siempre la estuvieron apuntando con armas de fuego. Estuvieron varias horas en la casa.

“En un momento dado, escuchamos una discusión y estaban discutiendo qué iban a hacer con nosotros. Entra alguien en la habitación (donde estaban encerrados los cuatro) y yo levanté la vista… me encontré con una mirada que me desafiaba, cara de hombre malo, y en un momento dado bajé la vista. Muchos años después encontré que era el entonces coronel, después ascendido a general, Camps”, mencionó. De acuerdo al relato de su tío, en ese momento se debatían entre llevarse a los nenes o dejarlos. “Logré reconocer al médico policial Berges y a Camps”, apuntó.

El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo martes, donde Borzi continuará con su testimonio y luego será el turno de Luis Alejandro y Juan Manuel, sus hermanos, quienes tenían 6 y 3 años, respectivamente, cuando su padre fue secuestrado.

El tribunal aclaró que el 8 de noviembre será una audiencia semipresencial porque se unirán dos causas (Brigadas y Garachico), debido a que son los mismos testimonios.