Un trabajo conjunto entre investigadores de dos universidades nacionales, varios de ellos pertenecientes al Conicet, y dos pymes locales, permitió desarrollar un nuevo kit para diagnosticar casos de Covid-19 con tecnología mayoritariamente local. El proceso desde que se realiza el hisopado hasta que se llega al resultado demora sólo una hora y media y requiere equipos mucho menos costosos y sofisticados que los que se usan hasta ahora.

El equipo para la realización de los tests fue bautizado Ela-Chemstrip y fue realizado a partir de una alianza estratégica entre las universidades de San Martín (Unsam) y de Quilmes (UNQ) en conjunto con dos pymes tecnológicas, Chemtest y Productos Bio-lógicos SA (PB-L). Se complementa con un equipo para incubar a 60 grados de temperatura, necesario para analizar la muestra obtenida.

¿Cómo funciona? Lo explica Diego Comerci, investigador del Conicet y del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Unsam. «Se pasa un hisopo por la nariz del paciente y se obtienen sus células. Después se las procesa para que liberen el ARN del virus si estaban infectadas. El siguiente paso es garantizar que el virus sea detectable, por lo que se aplica la tecnología ELA (Easy Loop Amplification) para amplificar su presencia, por más mínima que sea. El diagnóstico concluye con una tira que, al entrar en contacto con el ARN viral amplificado, reacciona mostrando dos bandas coloreadas. Si el virus no estaba presente, la tira muestra una sola banda y significa que el paciente no está infectado».

Según aclararon los coordinadores de la investigación, el nuevo test diagnostica a personas que están cursando la enfermedad, ya sea que presenten síntomas o no. Para saber si una persona que lo padeció ya está recuperada hay que utilizar otro tipo de test, denominado serológico, que mide la presencia de anticuerpos en sangre.

En cuanto a su eficacia, uno de los investigadores de la UNQ, Daniel Ghiringhelli, señaló que «la sensibilidad de nuestro método es impresionante y podría complementar el trabajo que ya se está haciendo en la medida en que abriría la puerta al testeo de una mayor cantidad de casos».

La ventaja, desde el punto de vista productivo, es que la mayoría de los elementos que se necesitan para los tres pasos que implica el proceso de diagnóstico se pueden conseguir en el mercado local. «Los pasos 1 y 3 tienen algunos insumos importados pero, en conjunto, el kit tiene un 80% de componentes nacionales. Que la producción sea 100% nacional es posible», sostuvo Andrés Ciocchini, investigador del IIB de la Unsam. «Después de tantos años de investigación, ver cómo el conocimiento que acumulamos se condensa en una respuesta rápida a una necesidad acuciante, nos llena de orgullo. Estamos felices pero el contexto no nos permite disfrutar ni relajarnos un minuto», completó Ghiringhelli.

El proyecto contó con financiamiento del Estado, a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Investigación y de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de Presidencia de la Nación. El test ya fue aprobado por la Anmat, el organismo que supervisa la calidad de los medicamentos.

Los investigadores están convencidos de que se trata un gran aporte para hacer mucho más rápidos los testeos de la población que pueda haberse contagiado de coronavirus. «Como el test que desarrollamos da el resultado casi cuatro veces más rápido que los test RT-PCR y permite descentralizar aún más las pruebas, ofrece la posibilidad de incrementar la cantidad de diagnósticos por día», apuntó Comerci.

La fabricación correrá por cuenta de las dos empresas participantes, desarrolladas al calor de ambas universidades. Chemtest nació a instancias de la Fundación Argentina de Nanotecnología y creció en el campus de la Unsam. En tanto, PB-L fue creada desde la UNQ. En conjunto, están en condiciones de producir 100 mil kits de diagnóstico por mes.