El día después de las elecciones del 14 de noviembre en la Casa Rosada fue de tranquilidad y alivio. La tensión se corrió hacia el PJ, donde se armó una reunión de urgencia con la que participaron de las autoridades del partido para reacomodar la convocatoria de la movilización de este miércoles por el Día del Militante.

Es que inicialmente la semana pasada el presidente Alberto Fernández había recibido a los dirigentes de la CGT, Somos Barrios de Pie y al Movimiento Evita para convocar a esta marcha. Según leyeron algunos sectores del Frente de Todos, ese llamado fue solo para organizaciones cercanas a Alberto. Excluía a la CTA y La Cámpora. El presidente temía un mal resultado y una nuevo sacudón en la coalición oficial. Había decidido rodearse y mostrar fuerza y masividad en la calle.

El resultado de las elecciones generales, con la remontada en provincia de Buenos Aires y la recuperación de Chaco y Tierra de Fuego, junto con los municipios de San Martín, Quilmes y San Fernando, cambió los ánimos. Fue el mismo presidente quien convocó desde el búnker el domingo a la noche a “todos los sectores” a movilizarse “para celebrar el triunfo”.

Sin embargo, quedaban resquemores porque La Cámpora podía participar pero, hasta ese momento, no convocar. Era una acto pensado desde la CGT para “bancar al presidente” y pasó a ser un acto, según se dijo este lunes el Matheu, de “el Frente de Todos”. Tiempo pudo saber que si bien algunos de los sectores de la UTEP sí convocaban, el acto no convencía a varios dirigentes. Uno de ellos era Juan Grabois. Dijo en el Destape Radio que “las movilizaciones tienen que ser para pedir por reclamos del sector”, es decir, en un rol más sindical y no político.

Este lunes por la tarde, el ministro del Interior Wado De Pedro, uno de los cuatro apoderados del PJ, fue hasta la sede de Matheu junto con el senador Mariano Recalde, presidente del PJ porteño. También estuvo el Canciller y apoderado partidario, Santiago Cafiero. Del otro lado de la mesa se sentaron uno de los tres titulares de la CGT, Héctor Daer, y el secretario general de UPCN, Andrés Rodríguez.

Otro de los que se estuvo moviendo este lunes fue el jefe de Gabinete, Juan Manzur, quien le garantizó al presidente la presencia de gobernadores a quienes estuvo llamando por teléfono para convocarlos. Habló con Jorge Capitanich, de Chaco, con Gildo Insfrán, de Formosa, Sergio Uñac, de San Juan, Raúl Jalil, de Catamarca, Ricardo Quintela, de La Rioja, Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, Gustavo Sáenz, de Salta, y Gustavo Melella, de Tierra del Fuego. Además visitó el partido de Almirante Brown junto con el ministro de Obra Pública, Gabriel Katopodis, y el intendente local, Mariano Cascallares.

En Rosada contaban que el presidente estaba contento y tranquilo. Los mercados no habían reaccionado como lo hubieran hecho si el oficialismo perdía por mucho. Ahora la tensión se trasladaba hacia adentro de la coalición. El instrumento partidario volvió a funcionar como aglutinador y metabolizador de las diferencias. Trascendió contó el cronista Fabián Waldman de FM La Patriada, el único orador de este miércoles será Alberto Fernández. Habrá que ver si esta vez, a diferencia del acto de cierre en Merlo de la semana pasada, se canta la marcha peronista.