Además de ser un reconocido escritor y un incansable promotor de la lectura desde la Fundación que lleva su nombre, Mempo Giardinelli, canaliza su militancia política a través de El Manifiesto Argentino,  un colectivo político federal, fundado por él en 2001 que promueve, entre otras cosas, “la igualdad y la equidad social en beneficio del Pueblo Argentino” y “una revolución judicial democrática”.

Este colectivo entiende como posibilidad un juicio político al actual gobierno y recientemente condenó a través de un comunicado de prensa el silencio de la canciller argentina ante los avances de Gran Bretaña sobre la soberanía argentina en el Atlántico Sur con la “pretendida anexión por parte del Reino Unido de166.000 km2 la zona de prohibición de pesca alrededor de las islas que son territorio marítimo e insular irrenunciablemente argentino.”

-¿Que significa la incursión de Gran Bretaña en una zona de pesca que no le corresponde y cómo caracteriza a este Gobierno en relación con esa entrega de la soberanía?

-No es una invasión, sino un aprovechamiento porque el presidente Milei la ha invitado de manera completamente cipaya, traidora. Lo que ha hecho es un disparate, una de las tantas torpezas y groserías que burlan a la historia argentina. Estos avances son un hecho que alguna vez los vamos a encuadrar como traición a la patria.  

Es una  pregunta reiterada  cómo ha sido posible que haya ganado las elecciones y que todavía haya gente que confía en que a fuerza de ajustes y sacrificios vamos a salir de la crisis. Me  interesa saber qué piensa usted como figura de la cultura comprometida políticamente con lo que sucede en el país.  

– Si uno tiene que decir quién es quién es el culpable, el responsable  de esto, creo que la respuesta  es que la responsable es la política argentina, que  en los últimos años ha sido un disparate atrás de otro.  La política argentina no ha tenido autocrítica, no ha tenido sabiduría y no ha tenido tampoco patriotismo. No lo quiero exonerar a Milei, pero no es él el culpable, sino un emergente,  un producto de una política estrafalaria, de una política pendenciera, inmoral, muy corrupta en todos los sentidos y de todos sectores, porque acá no se salva nadie.

He hablado con mucha gente que no simpatiza con Milei, pero que lo votó enojada porque era invotable el señor Massa,  porque era imposible apoyar nada que tuviera que ver con Alberto Fernández. Incluso hubo cierto enojo hasta con Cristina. La política argentina se autodegradó y por eso se llegó a esta situación. No digo que sean los únicos culpables, pero creo que la situación actual del sistema político argentino es la conclusión, la resolución, la suma  de muchos años de prácticas abstrusas.

He escrito más de cien artículos acerca del canal de Magdalena y del río Paraná. ¿Por qué no se hizo nada al respecto en todos estos años?  Porque el Frente Renovador no quiso que se hiciera y supongo que Cristina no habrá tenido la fuerza o la resolución para imponerlo.  

En esto hay responsabilidades muy grandes.  Ahora,  el embajador Stanley está en el  río Paraná y a mí eso me pone verde de furia, pero la culpa no es de él. Él es un aprovechador como son los norteamericanos en estas cuestiones.  La culpa de esto la tiene la  política argentina, el disparate de que durante los últimos años por lo menos durante el periodo del Frente de Todos, no se hizo  el canal Magdalena porque no se quiso hacer.  Evidentemente, no se canalizó bien el río Paraná, no se arregló el tema de la Dirección Nacional de Vías Navegables ni de Administración General de Puertos (AGP).

No hubo una decisión política del gobierno de entonces y tampoco de la oposición. Criticar a los gobiernos es muy fácil porque siempre dejan marcas por todos lados, pero la verdad es que no se salva nadie. Cualquiera de los sectores políticos hubiera gobernado habría hecho lo mismo. El drama es la sociedad política argentina que es profundamente cachafaz, inmoral y muy corrompida y hoy lo estamos pagando. ¿Ahora los Estados Unidos van a venir a controlar el Río Paraná? Esto es ridículo, es un absurdo total. Pero los culpables no son ellos, ellos aprovechan la ocasión.

Mempo Giardinelli
Foto: Edgardo Gómez

Con todas las críticas que se le puedan hacer al gobierno de Alberto Fernández, ¿no cree que hay matices? El que nos endeudó no fue su gobierno, sino el de Macri.

-Efectivamente,  yo no los estoy poniendo en un mismo  nivel. Lo que digo es que hay una mala práctica del sistema político argentino, pero dentro de esto, por supuesto que hay gradaciones.

Tengo compañeros y amigos de vieja militancia socialista a los que no les cabe el sayo del mismo modo que les cabe a los demás. No es lo mismo Alberto Fernández que Macri y no es lo mismo Massa que Milei. Lo que hago es contestar a una pregunta generalizadora y por eso respondo en general.

Estamos ante  un gobierno insólito. Milei, por supuesto, defiende determinados intereses, pero, además, es alguien que no está en sus cabales. Todo su gabinete es vergonzoso. La canciller Mondino, a quien alude, precisamente, el documento emitido por El Manifiesto Argentino, acaba de decir que no vale la pena  darles subsidios a los jubilados porque se van a morir pronto. ¿Qué piensa usted?

-Creo que Milei es un hombre no está en su cabales, no es una persona razonable. Es una persona que debe tener o debe haber tenido conflictos familiares.  No conozco su historia, al menos su historia clínica. Fíjese que sus  padres casi no existen y la única figura importante es su hermana. Es alguien con una fragilidad emocional que es muy grave.  Pero bueno, que vaya al psiquiatra. A mí lo que me  interesa es lo que hace como presidente nuestro país, como el arruinador de nuestra patria.  

Lo grave no es sólo lo que está haciendo él, sino la tolerancia del sistema político. Diana Mondino es digna del gobierno que la puso en su cargo. Si no fuera trágico, sería gracioso todo lo que dice.

Foto: Télam

Me tiene azorado  que la dirección del peronismo se avenga  a una negociación en el Congreso cuando lo que deberían hacer es mandarlo a la mierda y ni hablar con este sujeto. Lo que sería lógico es hacerle un planteo moral absoluto y pedir un  juicio político por traidor a la patria. Esto está cantado.  Por suerte,  me consta que ya hay grupos que  han presentado esta demanda que, claro, va a ir al Congreso.

Foto: Edgardo Gómez

Lo que no se puede imaginar, o al menos yo no puedo imaginar, es una salida a todo esto. Eso genera angustia, porque mientras tanto el país se desmembra.

– Eso nos pasa a todos o, por lo menos, a muchos. La indefinición genera incertidumbre, y en materia política eso es grave. Si esto está  sucediendo en un gobierno que apenas está cumpliendo tres meses, se plantean dos preguntas. Una es que si éste es el comienzo, a dónde vamos a llegar.  La otra es si es posible que esto continúe y cómo se va a frenar.  Y, en este punto, el drama es otra vez político. Desde el Manifiesto Argentino que yo contribuí a fundar hace 22 años y que es mi militancia constante y permanente tenemos una visión distinta de la política de la que se tiene desde Buenos Aires.

Estamos creciendo y somos el único el único grupo político realmente federal. Estamos en todas las provincias, tenemos solamente dos porteños  trabajando con nosotros. Lo que más nos preocupa de este hombre es si va a poder terminar el período. Y la pregunta  es qué va a suceder después, cuál va a ser la sucesión a este disparate.  Si  él continúa, el peligro es la fragmentación de la República.  Hay ya un proyecto de crear la Argentina del Sur y la Argentina del Norte.

Foto: AFP

-Sí, esto lo dijo él mismo.

-Hay algunas provincias que comparten esta idea. No olvide que Mendoza, por ejemplo, hace dos o tres años se planteó la independencia. En Jujuy con el tema del litio y demás con el señor Zamora se planteó la anexión a Bolivia.  Ahora se sabe que en Salta también hay un movimiento este independentista. Esto es disparatado, pero al mismo tiempo es peligrosísimo. Estas cosas que son  horribles suceden porque los personajes son horribles, pero también por la continuidad de una política que es antinacional, que es cipaya, engañadora, farsante.  

Todo  esto es parte de lo que nos rodea y los que no somos así, los que hacemos una política completamente diferente y desde la moral, que es parte fundamental del quehacer político, somos los marginados, los vilipendiados, los ofendidos. A nosotros nos  importa poco y seguimos adelante. Además, no somos los únicos, hay otros sectores tan morales y tan cabales y serios como nosotros que también están en lo mismo.

-El tema es complejo

– Es muy complejo porque el poder político en la Argentina siempre ha estado concentrado. En cada gobierno hay un grado de concentración muy grande. Piense en Menem, en el mismo Alfonsín, en Cristina.  Todos los grupos políticos siempre han tenido una fuerte tendencia a la hiperconcentración, lo cual no es ni bueno ni malo en sí mismo. Lo importante es ver cómo han procedido y cómo operan.  

Lo que está haciendo este hombre en este momento con todo el crédito prácticamente regalado que tiene es absurdo que el Congreso no lo frene, no lo pare, no le hagan ya un juicio político por traición a la patria. Es un traidor a la patria  por donde se lo mire, es un cipayo de los peores, deja chiquitos a los de la India cuando luchaba por su  independencia.

Volviendo al tema que motivó el documento de El Manifiesto Argentino, qué derivaciones cree que puede tener la incursión británica en nuestras aguas.

-Ahora a mí me preocupa menos lo que quieran hacer Inglaterra, los Estados Unidos  y BlackRock que es el nuevo interventor en la política argentina, porque, en  general, no son demasiado originales.  Su voracidad y  su abuso permanente desde el poder por la acumulación misma de poder que tienen y  el juego que hacen  en la geografía este mundial hoy es algo que desprecio, pero no puedo intervenir en eso.  En lo que sí tengo que intervenir es en lo que sucede en mi país.

No perdería cinco minutos en hablar mal de Biden. Lo que me preocupa es qué está pasando acá. Si se consolidara una posición nacional, popular independiente, pacífica, democrática, creo que la Argentina tendría todas las posibilidades para sobrellevar el mundo que se está complejizando.  El problema lo tenemos nosotros, es interno, es argentino.