En el marco de las medidas antiinmigratorias que viene anunciando el gobierno de Mauricio Macri, en la madrugada del sábado el ministerio encabezado por Patricia Bullrich, realizó un operativo en la terminal de micros del barrio porteño de Liniers. Se registraron a unas 500 personas de nacionalidad boliviana, paraguaya y peruana.

Fuerzas federales, de la Dirección de Migraciones y personal de la AFIP organizaron el operativo, cuyo objetivo, según indicó la cartera de Seguridad, era combatir esencialmente el narcotráfico, la entrada de delincuentes y el contrabando. Este es el primer paso luego de que el Poder Ejecutivo oficializara la creación de la Comisión Nacional de Fronteras, integrada por varios ministerios y distintas fuerzas de seguridad, cuya finalidad será coordinar los controles en las fronteras.

El sistema implementado en Liniers comprendió dos pasos. Primero, los funcionarios de seguridad examinaron la identidad de los pasajeros con el sistema “morpho rapid”, que constata si las personas poseen algún impedimento legal para permanecer en el país a través de la base de datos de Interpol; y en segundo lugar, los equipajes fueron escaneados por equipos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. También se contó con la presencia de perros entrenados en la pesquisa de drogas ilegales.

A pesar de todo el despliegue y la profunda inspección sobre los pasajeros no se detuvo a ninguna persona ni se detectó ninguna sustancia prohibida. Como resultado de este primer avance de la nueva política migratoria, se secuestraron “140 mochilas de distintas marcas importadas, 60 pares de zapatillas importadas, 100 bolsos y carteras, más de 500 pares de zapatos y cantidad de ropa interior”.

Los magros resultados de este primer operativo no parecen avalar las “preocupaciones” oficiales, aunque sí refuerzan con hechos el discurso xenófobo que despliega el gobierno nacional y que ya trajo roces diplomáticos con Bolivia, cuyo gobierno convocó al embajador argentino para que diera explicaciones sobre las nuevas medidas.