Cómo se gestó, desarrolló y debatió el turismo social en la Argentina fue eje en el Primer Simposio Internacional de Turismo Social que se desarrolló en Mar del Plata. Fueron los primeros días de octubre con la idea del derecho al descanso y los emblemas de Embalse y Chapadmalal como “patrimonio emocional de los argentinos”. La subsecretaria de Calidad, Accesibilidad y Sustentabilidad del Turismo Nacional del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, Inés Albergucci, habló con Tiempo de Viajes y contó la experiencia de este evento mundial y los ejes de un turismo para todos.

-¿Fue un evento integral?

-Sí, la verdad que sí. Este primer simposio internacional reunió al ámbito académico, universidades, a la Universidad por supuesto Nacional de Mar del Plata, pero también a la Universidad de Quilmes, a la de Ezeiza, de 3 de febrero. También estuvieron las provincias que tienen programas, políticas de turismo social, como la Provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Tucumán, San Juan, Misiones, y actores sociales y económicos muy potentes que participaron vinculados al sector sindical, al mundo cooperativo, mutual, a las experiencias de base comunitaria de la economía social. 

-¿Qué análisis hacés del simposio?

-Se recorrieron el conjunto de experiencias académicas de las diferentes instituciones educativas, pero también del mundo de la economía social, del mundo de las cooperativas, y aportando un poco de aprendizajes. También el debate en relación a la articulación entre el sector público y el sector privado. Todas estas patas de esta mesa estuvieron incluidas.

-¿Se vienen otros simposios?

-Esperemos que sea el primero de otros encuentros poniendo en valor la historia que tiene nuestro país, cuidando esa historia. Para nosotros es cuidar la historia también emocional de miles de argentinos que por primera vez conocieron el mar, que por primera vez accedieron a sus vacaciones gracias a estos complejos de Chapadmalal y Embalse. Fue muy impresionante porque incluso desde los estudiantes hasta los que tenían una cooperativa de guías de turismo, prestadores, hoteles, o simplemente también los técnicos y los expertos que pueden explicar los escollos que enfrentan y también los aciertos. 

turismo social

-Hubo diferentes planos de análisis

-Sí, dos planos que estuvieron sobre la mesa vinculados a la práctica turística. Una es justamente esa experiencia singular, particular, pero también colectiva que implica el acceso a un viaje, el acceso a una práctica turística, la posibilidad de descansar, la posibilidad de aprender, de conocer otros lugares, de compartir con otros. En términos personales, singulares, creo que es necesario ponerlo en valor y creo que este simposio se ha dado cuenta de eso. 

-¿Y el otro?

-El factor fundamental tiene que ver con los diferentes actores que producen turismo, que producen economía, que son parte también de esta producción turística y que quieren lógicamente poner en valor y ser parte de esta mesa y de este entramado turístico. Al cerrar la segunda jornada del simposio dije que veníamos todos haciendo cuestiones, cada uno desde su lugar, con su perspectiva, con su aporte y demás, y en este simposio nos sentimos parte de un nosotros, de un colectivo y de una política que tiene historia en nuestro país. Es muy importante, pero también en perspectiva con otras experiencias de la región y del mundo.

-La región estuvo presente

-Vinieron a contarnos experiencias de Uruguay, de Chile y también vinieron a escuchar nuestras experiencias desde la importancia que le damos al rol del Estado, la articulación que tenemos con el sector privado y las iniciativas provinciales. 

-¿Cuál fue el objetivo principal en esto del turismo social?

-Matías (Lammens) nos puso una serie de objetivos, pero uno fundamentalmente que atraviesa cualquier programa, cualquier política que llevemos adelante, es que tenga una mirada federal. El turismo social para nuestro país tiene sus dos emblemas, sus dos íconos que son los complejos de Chapadmalal  y de Embalse. Pero nos pusimos un desafío fundamental que es potenciar, federalizar y construir una red nacional de turismo social.

-¿Cómo se gestó?

-Primero un relevamiento de aquella infraestructura pública que estaba o que está en funcionamiento o no y que había que poner en valor y que había que invertir. Se invirtió, por ejemplo, en el hotel del paraje La Difunta Correa y se conoció esta experiencia. Se pudo invertir en el Mollar, en un complejo, en una hostería en Tucumán, en un entorno natural inigualable. 

-¿Es casi como recuperar la historia?

-Recuperar los principios que dieron origen al turismo social en nuestro país: que todos los argentinos puedan conocer las bellezas naturales de nuestro territorio. Y esto en su momento el primer peronismo ya lo había planteado, lo plantearon en el plan Quinquenal y de alguna manera nosotros también creamos ese sentido poniendo en valor esta infraestructura que está en nuestro país y que permite que todos los argentinos, independientemente de sus condiciones socioeconómicas y físicas, de sus lugares de pertenencia, tengan la posibilidad de acceder a esas bellezas naturales.