La Policía de la Ciudad de Buenos Aires destinó a una agente para que aguardara desde las 8 hasta las 18 del domingo de elecciones a Florencia Macri, la hermana del expresidente Mauricio Macri, en la mesa de votación 6473, en el Centro Centes Número 2, situado en Juan F. Seguí 3755. Su misión: “Para que por intermedio de los efectivos del Comando Electoral que intervengan en las Elecciones Nacionales notifiquen (al momento de presentarse a emitir su voto) del juicio que le sigue en su contra caratulado ‘EN – Inspección General de Justicia c/Macri, Mauricio y otros s/acción declarativa, en trámite ante el juzgado nacional de primera instancia en los Civil Nº 14, en el cual es demandada, debiendo asumir su defensa en forma personal, toda vez que ha dejado de ser persona ausente».

En rigor, no es una causa en la que Florencia Macri sea la principal protagonista. Lo es su hermano, Mauricio, quien esta semana recobró notoriedad por la gestación del pacto con el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, para sostenerlo y acompañarlo en su intento de ser el próximo presidente argentino.

Se trata de una demanda civil por presunto fraude en el fideicomiso ciego que constituyó Mauricio Macri en abril de 2016, cuatro meses después de asumir la primera magistratura y en el contexto del affaire por los Panamá Papers. Florencia Macri es la última de los herederos de Papá Franco a la que falta notificar sobre la existencia de esa causa, que estuvo virtualmente paralizada durante meses porque el Poder Judicial no conseguía “avisarles” formalmente a los hermanos y sobrinos del ex presidente de la existencia de ese expediente.

La misión asignada a la policía de la Ciudad Magalí Rodríguez no pudo cumplirse. Un documento al que accedió Tiempo confirma el fracaso de la misión. El domingo pasado, a las 19.48 –casi dos horas después del cierre de los comicios- la uniformada que  «debía aguardar que se hiciera presente la Sra. Florencia Macri en la mesa electoral 6473 a fin de proceder a la emisión de su voto y proceder a notificarla de la medida dispuesta” consignó en un acta que “aguardó hasta el cierre de los comicios, siendo que la nominada NO se hizo presente». Florencia Macri no fue a votar. Al día de hoy, sigue sin ser notificada.

Es imposible saber si desde el Gobierno de la Ciudad (que desde el 10 de diciembre estará a cargo de otro Macri, su primo Jorge) el 4 de octubre -fecha de la orden de notificación-, le advirtieron lo que iba a ocurrir si concurría a cumplir con su deber cívico.

Sólo a título referencial, recuérdese que cuando el periodista Ezequiel Guazzora (hoy detenido por presunto abuso sexual y corrupción de una menor de edad) no concurrió a votar en las PASO una caterva se indignó porque “le avisaron” que si concurría a votar lo iban a detener.

La Inspección General de Justicia (IGJ) impulsó en octubre de 2020 una acción civil para que se declarara “cosa juzgada fraudulenta” una sentencia que sostenía que las sociedades que le fueron detectadas a Mauricio Macri en el marco de los Panamá Papers eran, en realidad, de su padre, Franco. Y que este lo había colocado a él y a otros de sus hijos en cargos de directores o miembros del directorio sin que ellos lo supieran.

Franco Macri se hizo cargo de las sociedades que complicaban a su hijo y flamante presidente. Y lo hizo con una generosidad patriarcal: se trata del mismo expediente en el que Mauricio intentó hacerlo pasar por incapaz.

Acaso esa fue su última contribución familiar: Franco murió el 2 de marzo de 2019, cuando Mauricio estaba seguro de que iba a ser reelecto.

Ese gesto de arrojarse sobre la granada de Papá Franco derivó en que una jueza penal sobreseyera a Mauricio de la acusación por haber “omitido maliciosamente” declarar su participación en esas firmas descubiertas en los Panamá Papers.

La IGJ, a cargo del abogado Ricardo Nissen, detectó “irregularidades en relación al Contrato de Fideicomiso Ciego de Administración, suscripto el 12 de abril de 2016, con la sociedad Seguridad Fiduciaria SA, por el expresidente Macri”.

Tras la muerte de Franco Macri, se inició el juicio sucesorio. Si las sociedades registradas en los Panamá Papers eran de él, ahora debían ser repartidas entre sus herederos. La IGJ consideró que todo eso era una farsa y denunció una presunta “estafa procesal” por la que responsabilizó a Mauricio y a los “herederos de Francisco Macri y/o sucesión de Francisco Macri, cuyo proceso sucesorio -inexplicablemente reservado- tramita ante el Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Civil Nº 14”.

“Nos hallamos ante un caso de nulidad absoluta, imprescriptible y no susceptible de convalidación”.

Mauricio Macri se presentó en el expediente a través de un apoderado, Ricardo Cony Etchart. Pero los demás herederos (los hermanos Mariano y Gianfranco Macri; los sobrinos Rodrigo y Franco Valladares Macri -hijos de Sandra, fallecida- y las hermanas Alejandra y Florencia) fueron más esquivos.

Gianfranco Macri y Franco y Rodrigo Valladares Macri fueron notificados hace menos de dos meses, el 8 de setiembre pasado.

Sin la notificación a todas las partes un expediente no puede avanzar. Florencia Macri es considerada la “díscola” de la familia; sin embargo, la imposibilidad de notificarla es completamente funcional a todos.

En su presentación en la causa, Mauricio Macri denunció “falta de legitimación pasiva de la sucesión o los herederos”. Es decir que, indirectamente, los desvinculó de la herencia por las empresas de los Panamá Papers. Entonces, si las sociedades eran de su padre –tal como lo hicieron constar en el expediente- ¿cómo es posible que los otros hijos no estén legitimados para recibir las partes proporcionales de ese segmento de la herencia?

Gianfranco Macri, por su parte, eligió una contraofensiva más tradicional: descalificar a Nissen, el denunciante. “El Ingeniero Macri ha tenido la prudencia y cortesía de no poner de relieve la persecución que la IGJ viene realizando hacia su persona desde hace varios años, en un accionar anticonstitucional, persecutorio y lesivo de derechos esenciales. Sin perjuicio de ello y sin ánimo de darle a esta defensa un cariz de orden emocional y/o impregnarla de algún tinte político, solo queremos señalar que el Inspector General de Justicia, Ricardo Augusto Nissen, antes de ingresar a este segundo mandato en el organismo que ahora preside, se dedicó, innumerables veces, a vituperar a la familia Macri y a su grupo empresario, con un nivel de virulencia inconcebible. No tenemos por qué callar ello por cuanto resulta una actitud de orden persecutoria inadmisible y que, realmente, no responde a los hechos de la causa”. «