La muerte de Violeta, una mujer de aproximadamente 70 años que vivía en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires, pone el foco otra vez en las poblaciones vulnerables sin techo. Así como el Caso M evidenció la falta de acceso a los derechos de niños, niñas y adolescentes, la muerte de la anciana vislumbra lo que pasa con las personas adultas mayores que no tienen un lugar para vivir. Según el Segundo Censo Popular, en 2019 el 10% de las personas que vivían en la calle superaban los 60 años.

Violeta fue encontrada muerta el martes por la madrugada en Agüero al 2300 casi esquina Las Heras, donde dormía hace años. Según denunció la organización Amigos en el Camino, la mujer fue agredida mientras dormía y la justicia investiga una muerte dudosa. La causa recayó en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 7. Mónica De Russis, presidenta de la organización, explicó que Violeta “dormía en la puerta del salón de evento de Bárbara Diez, la exesposa del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “Nosotros la visitábamos todos los viernes, cuando nos tocaba el recorrido en esa zona. Ella tenía una casita rodante estacionada en la vereda, se la habían donado, pero dormía en la calle. Le daba miedo. Antes tenía otra casita que se le prendió fuego y creemos que quedó con tanto miedo después de ese incendio que no quería estar en la noche. Estaba durante el día”, le contó De Russis a Tiempo Argentino. Según este relato, Violeta “tenía una vocecita aniñada y dulce. Parecía como una abuelita de cuentos” y era amante de los gatos.  “Los vecinos nos decían que tenía su carácter, que se enojaba mucho y que cuando no le gustaba algo estaba a las puteadas. Siempre se la veía muy prolijita”, agrega.

Si bien no se sabe con exactitud la edad de Violeta, las personas del barrio estiman que tenía 70 años. Según el último Censo Popular realizado por organizaciones sociales en el 2019, hay 7251 personas en situación de calle. De ellas, el 10% son adultos y adultas mayores. La coordinadora del Área de Derechos Sociales del CELS, Luna Miguens, indicó que hay una alta tasa de enfermedades en ese grupo. “Además, el 25% tiene más de 50 años. Existe una alta incidencia de enfermedades, el 58% de las personas declararon tener algún tipo de afección de salud y la gran mayoría, más de la mitad, eran enfermedades respiratorias, que tienden a producirse por la propia vida en la calle, por la humedad o el frío. Solamente el 58% de la población que necesita medicamentos la recibe”, le dijo a este diario.  En ese sentido también se expresó De Russis: “No tienen medicación pero porque ni siquiera acceden a un servicio médico, no hay posibilidad porque no tienen documento para que sean atendidos. Algunos ni siquiera se acuerdan de su nombre”.

Además denunció la falta de políticas públicas del gobierno porteño para esta población. “Ves abuelos a los que te acercás y están perdidos en su mundo. A veces les preguntás cuántos años tienen y te dicen 7. Y así están, abandonados. Los dos extremos tan desprotegidos, los niños en calle como con el caso M y los abuelos, son los dos extremos vulnerables que están abandonados, que no les importan a nadie. Hay un montón que no tiene idea de su propio nombre. El Estado no se ocupa, no les importa. Las ONG que damos vueltas en las calles no nos podemos ocupar de eso, son muchos casos. No tenemos recursos. Es un abandono de persona total”, describió la mujer.

“La mayoría de los adultos mayores tienen problemas de salud mental, ya sea que están demenciados por la edad, que padecen una demencia senil o alguna otra patología psiquatrica. Si llamas al SAME no interviene, si llamas al 108 tampoco porque no tienen criterio para la internación. Se pasan la pelota unos a otros, no tienen donde ser alojados o evaluados. No hay lugar para ellos, no los siguen. Los paradores que les ofrecen son horribles. Te gana la impotencia. Nadie hace nada. El Estado no hace nada, es esperar a que se mueran, están a la deriva”, agregó De Russis.