Después de más de 15 horas de debate, Alberto Fernández consiguió la media sanción de la Ley de Solidaridad Social con 134 votos a favor y 110 en contra. A las 16, le vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner dio comienzo a la sesión en el Senado, pero rápidamente otorgó un cuarto intermedio de dos horas, ya que los legisladores no habían recibido el proyecto aprobado en la Cámara Baja.

Poco antes de las 6:30 de la mañana la crisis económica, financiera, previsional, fiscal, tarifaria, energética, sanitaria y social fue votada por los ediles del Frente de Todos, y acompañados por la bancada de Lavagna y del cordobés Schiaretti y por una bancada de ediles provinciales, Unidad Federal para el Desarrollos, que suma 8 bancas. Una ley con el consenso más amplio posible fue el impulso que le dio el presidente a los diputados, que por lo tanto acordaron varios cambios al proyecto original.

Minutos antes de la maratónica sesión, juraron los diputados que reemplazan a aquellos que fueron a diferentes cargos del gobierno del Frente de Todos y luego la oposición de Juntos por el Cambio se retiró del recinto. Antes de que iniciara el debate, el presidente Fernández anunció un cambio en el proyecto en el que se establecían compensaciones para pequeños productores y cooperativas que deban pagar retenciones a las exportaciones agropecuarias.

«Propuse incorporar un artículo que disponga que el Poder Ejecutivo deberá establecer mecanismos de compensación de los efectos de los derechos de exportación específicos para pequeños productores y cooperativas», detalló el jefe de Estado como parte de la negociación, especialmente con el bloque de Lavagna.

El encargado de presentar el proyecto fue el recientemente juramentado Carlos Heller, que hizo una paneo de la herencia recibida y la necesidad de votar el megaproyecto: “La realidad es dramática y no es una descripción exagerada, ya que es el país que se ha recibido”.

El radical Alfredo Cornejo, por su parte, partió aguas en su intervención al afirmar que “acá no hay tierra arrasada ni tampoco hay, y lo digo como integrante de Juntos por el Cambio, bases para crecer. Ni lo uno ni lo otro. No tenemos ningún derecho los dirigentes de este país, ni menos el Ejecutivo, para atribuirse ese carácter fundacional”.

El encargado de cerrar el debate fue Máximo Kirchner, presidente del bloque, y apuntó que la ley no trata de anular al Congreso, incluso dijo que el gobierno anterior implementó políticas económicas, y terminamos en el Fondo Monetario Internacional. Este Congreso no pudo decir ni mu, nadie pidió que esa deuda viniera acá”.

Además cerró refiriéndose a las críticas sobre concentración de poder en el Poder Ejecutivo: “Un súper poder es pensar que la inflación se resolvía con un chasquido de dedos”, respondió sobre la critica de la oposición.