A inicios de junio de este año, Tiempo sacó a la luz el avance de obras dentro de la Reserva Ecológica de Ciudad Universitaria en Costanera Norte. Una obra que incluye bares, restaurantes y paradores: un gran polo gastronómico dentro de un área protegida. Tras la lucha y presentación judicial de estudiantes y docentes universitarios, a inicios de octubre, la jueza Andrea Danas, titular del juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario N°9 de la Ciudad, decretó la suspensión de las obras. Pero tres semanas después del fallo la comunidad educativa Universitaria detectó que los trabajos continuaban y reclamaron a la Justicia que ratifique la medida.

Fue la misma jueza Andrea Danas quien ratificó la precautelar que ella misma había rubricado. La magistrada sentenció que el freno alcanza a todas las obras y exigió a la administración porteña que detalle los «antecedentes administrativos» sobre las obras llevadas a cabo «en cualquier otro sector de la Reserva cuyo objeto sea la construcción de locales donde se provean servicios gastronómicos», y en el Bajo Espigón Norte.

«La contaminación de los distintos plásticos de un solo uso que se utilizan para la ingesta de alimentos; la contaminación sonora que puede generar la aglomeración como también la existencia de parlantes a efectos de musicalizar; la contaminación lumínica que puede afectar los procesos naturales y los traslados de las especies», son las posibles consecuencias plasmadas por las y los estudiantes en el amparo presentado ante la justicia. Entre otras secuelas que dejaría la instalación de este polo gastronómico en la Reserva Ecológica, se mencionan también «el manejo ineficiente de los residuos, posibles derrames de sustancias químicas con potencial impacto gravoso sobre la flora y la fauna, y la inexistencia de obras de saneamiento que permitan el correcto manejo de efluentes y desechos».

La obra, que incluye una estructura con ventanas y puertas vidriadas, un deck gastronómico hacia el río, baños e varios mobiliarios de concreto; se realiza en el espigón norte a orillas del Río de la Plata y se encuentra muy avanzada. Desde la Asamblea Abierta en Defensa de la Reserva , además, denunciaron en un comunicado que fueron «hostigados por un policía» en el recorrido que realizaron por la reserva para corroborar si los trabajos seguían. «Cuando se acercaban a hacer un relevamiento sobre el estado de las construcciones, el policía echó a los estudiantes de la Reserva de manera muy patotera y los hostigó hasta la salida», detallaron.

Una obra ilegal que ignora el impacto ambiental

En el primer fallo, la jueza advirtió que la administración porteña no presentó el estudio de impacto ambiental de la obra y ordenó que en 10 días agregara a la causa toda la documentación. En este nuevo fallo, la jueza Danas, aseguró que tampoco «se ha logrado hallar la publicación de la Evaluación de Impacto Ambiental de la obra cuestionada, requerida por la normativa, ni la suerte que han corrido las audiencias públicas que debieron tener lugar», en el Boletín Oficial. En el mismo sentido, la magistrada aseguró que la Ciudad presentó un certificado de aptitud ambiental que no se corresponde con la obra del bar, «dado que su ubicación distaría varias cuadras del ‘Bajo Espigón Norte’ de la Reserva Ecológica en cuestión». Esta observación es relevante, dado que el Código Urbanístico puntualiza que sólo en las áreas de acceso se pueden levantar construcciones como «salas de conferencias, bar y confiterías».

Por esta razón, Danas, remarcó que «las obras cuestionadas no se ubicarían en el área de acceso a la Reserva. Por el contrario, se localizarían en el ‘Bajo Espigón Norte’ de la reserva, a orillas del río».

La Reserva como polo para la educación ambiental

Miles de estudiantes que realizan sus estudios en la facultad de Ciencias Naturales, elaboran sus tesis finales o trabajos de doctorados, e incluso las prácticas durante la carrera en el ámbito de la Reserva Ecológica. Quienes cursan, aseguran que estos estudios y prácticas se van a volver cada vez más difíciles “si el lugar se transforma en un polo gastronómico. De hecho, en este momento ya hay trabajos de tesis que se están viendo muy dificultados por todas las modificaciones que hubo en la Reserva, a punto que hay compañeros que tuvieron que reformular todos sus trabajos de campo”, contaron a este medio.