Después de la sorpresa que causaron las PASO, Unión por la Patria se reconfigura y planea deliberadamente cuál será su próximo movimiento y los que quedan hasta el 22 de octubre.

La primera parada de este operativo se da en Tucumán, epicentro del Norte Grande, donde después de varias elecciones, el peronismo quedó por detrás de Javier Mileii, quien amenaza con pintar violeta el país.

Ayer por la noche, en medio de la gira de relanzamiento de campaña de Sergio Massa, gobernadores, ministros, las cabezas sindicales de la CGT y la CTA, los jefes de bloque de diputados y senadores se reunieron a solas para lavar en casa la ropa sucia. La cita se pactó para las diez de la noche, después del acto en Casa de Gobierno. El gobernador y jefe de campaña en el norte, Juan Manzur, auspició como anfitrión en el quincho de su casa en Yerba Buena. En medio del bandejeo de tablas de fiambres y abrazos entre compañeros de partida, comenzaron a emerger las recapacitaciones y el mea culpa frente a los resultados electorales en las provincias.

Según pudo reconstruir Tiempo, los encargados de arengar a la tropa fueron Axel Kicillof, Juan Manzur, Alicia Kirchner y Sergio Massa. La sorpresa, sin embargo, la causó el discurso de Alberto Rodríguez Saa, quien, después de su coqueteo con Juan Schiaretti, el gobernador de la provincia de San Luis volvió a su kilómetro cero y admitió su desconcierto frente al desempeño electoral. Con autocrítica, el gobernador de San Luis advirtió que la dirigencia debe pedirle perdón a la sociedad por los daños directos e indirectos que le causaron durante  los últimos años. Dispuesto a jugar hasta el último minuto, el ex senador pidió poner fin al doble comando y que Massa sea quien lleve adelante la campaña.

La impresión entre todos los presentes fue una: nadie vio venir el huracán Milei. Aunque explicaron que en ninguna de sus encuestas el candidato presidencial de La Libertad Avanza alcanzaba el porcentaje final, los gobernadores reconocieron que, luego de las elecciones en sus respectivas provincias, existió una baja en la intensidad de la campaña que desdibujó la carrera principal y terminó de dinamitar el desempeño electoral del oficialismo.

Si bien no pudieron escapar de los reproches por el desdoblamiento de las elecciones en sus provincias, los barones peronistas defendieron su decisión recordando el tempestuoso cierre de listas y la falta de coordinación que hubo hasta la elección de Sergio Massa como candidato de Unidad. Con las culpas lavadas, los tamales y el asado tuvieron otro sabor.

Le siguió el turno al flamante candidato tigrense, cuyo rostro no deja de demostrar la satisfacción de cumplir su sueño de encolumnar a todo el peronismo. Ahora el ministro va por su segundo anhelo, ganar el mundial electoral. Conmovido por el mea culpa de Rodriguez Saa, Massa reconoció el rol de los gobernadores en esta elección y llamó a cada uno a fortalecer la estructura para crecer en donde hubo mejores resultados y crecer en donde el aparato no funcionó. “Quizás alguno se durmió una siesta, pero ahora que estamos jugando por los porotos van a ver al peronismo en la cancha”, advirtió contundente.

La exigencia acordada es que, desde ahora, el peronismo dé respuestas a las demandas que tienen las mayorías. “Venimos con propuestas de reordenamiento de la campaña en el territorio. Cuando el peronismo se organiza, funciona bien, y esta vez no estuvo bien organizado”, reconoció a este medio uno de los presentes. Según se acordó, van a generarse mecanismos de militancia cara a cara, aunque se abrirán a generar un espacio de contención en whatsapp. Todos los gobernadores del norte tendrán sus propios canales de difusión, lo mismo que el candidato presidencial. Lo propio sucederá con otras redes,, como Twitter y Tik Tok, en donde buscaran combatir desde adentro al aparato liberal. En la misma línea, apostarán por conquistar a aquellos que no fueron a votar en las PASO.