Lunes. Baja del colectivo, camina tres cuadras y llega a la escuela como cada mañana. Lorena es la encargada de abrir ese imponente edificio ubicado en una esquina de Palermo, a la espera de la llegada de los docentes, el equipo de conducción, los chicos y las chicas. Si bien casi todos los días resultan igual, ese lunes quedará grabado en su memoria.

Al intentar abrir la puerta, se da cuenta de que el picaporte está roto y un pedazo de vidrio de la ventana de al lado está tirado en el piso. Al ingresar, lo primero que observa es el «espacio seguro», un aula acondicionada por el Ministerio de Educación porteño donde guardan las netbooks con las que trabajan los estudiantes. La puerta está rota, la cámara arrancada de cuajo y las computadoras no se ven.

Lo que vivió Lorena es una situación que se repite a diario en varias escuelas de la Ciudad que son vandalizadas y sufren el robo de computadoras, insumos y documentos con datos personales. Si bien todas las escuelas que pasan por esta situación denuncian el hecho inmediatamente, son muy pocos los casos que salen a la luz, dado que, de acuerdo a testimonios de auxiliares, docentes y equipo de conducción, el Ministerio de Educación de la Ciudad impone un manto de silencio que en la mayoría de los casos se cumple por temor a represalias.

De acuerdo a las cifras relevadas y que fueron publicadas por este medio, sólo en el mes de febrero se robaron más de 570 computadoras de al menos seis establecimientos educativos porteños. La cifra equivale a casi 20 netbooks por día. Los robos en establecimientos educativos porteños se profundizaron durante la segunda gestión de Rodríguez Larreta y en los primeros meses del gobierno de Jorge Macri. La comunidad educativa pone en duda si son fallas de la política de seguridad o una estrategia para perjudicar a la educación pública.

«Nuestra escuela sufrió el cuarto robo en menos de dos años. Esta vez se llevaron 200 computadoras que estaban en una supuesta «aula segura», es por eso que a la entrada del edificio, el gobierno de la Ciudad nos puso un cartel que paradójicamente dice escuela protegida», contó a Tiempo Diego Martínez Madrid, tesorero de la Cooperadora de la Escuela Nº9 Genaro Berón de Astrada, ubicada en Palermo.

El 16 de agosto de 2022 robaron por primera vez la escuela y en esa ocasión se llevaron 72 computadoras. El 28 de noviembre del mismo año volvieron a ingresar, vandalizaron el edificio y robaron 185 notebooks. Un año después robaron 64 computadoras y hace dos semanas se llevaron 200 notebooks. En apenas 18 meses robaron en total 521 dispositivos informáticos de esta escuela.

«Hasta el 2018 la escuela tenía Casero, pero una vez que se jubiló el Ministerio de Educación no volvió a designar a otra persona. Entre nuestros reclamos, más que casero estamos pidiendo un sereno, una persona que esté encargada de la seguridad de noche. Pero también pedimos que el aula segura sea realmente segura y que pongan una puerta blindada y una cerradura acorde y eventualmente rejas en las ventanas, y que la alarma suene en dependencia policial y también en el vecindario», agrega.

La designación de caseros o caseras en las escuelas porteñas es uno de los reclamos en el que coincide toda la comunidad educativa. «Acá también había una casera pero cuando se jubiló no designaron a nadie más. Pero al menos que pongan un sereno, así la escuela no queda sola de noche que es cuando roban», explica a Tiempo Paula Isacovich, presidenta de la Cooperadora escolar la Escuela Provincia de Santa Fe N° 15 DE 10, que en la última semana fue víctima de otro robo donde se llevaron 210 computadoras. Lindero a esta escuela, se encuentra el Jardín de Infantes común N° 5 DE 10 Pablo Picasso, que también fue asaltado.

«Además del sereno o casero, los reclamos de nuestra escuela son varios, en primer lugar que arreglen todo lo que rompieron en los robos: las puertas, las ventanas, que así como están habilitan un ingreso fácil a la escuela. Pero también que arreglen muchas puertas que tenemos vulnerables y varios reclamos de infraestructura que tienen años. Y que mejoren la iluminación de la escuela, tanto lateral como trasera del edificio y que pongan cámaras en esas calles, pero principalmente que repongan todas las computadoras que robaron, porque después de varios días no las repusieron».

La lista de escuelas robadas en febrero se completa con la Escuela Primaria N° 10 DE 12 Coronel de Marina Leonardo Rosales de Floresta, que a inicios de mes sufrió el tercer robo en poco tiempo. Todo indica que dos o más personas ingresaron por una ventana y una vez dentro vandalizaron las instalaciones, rompiendo puertas, muebles y otros elementos en la sala de informática como teclados, mouses y pantallas de computadoras de escritorio. Además, se llevaron alrededor de diez netbooks que los chicos y chicas utilizan durante el ciclo lectivo.

En la misma semana, la Escuela N° 4 DE 11 Benjamín Zorrilla de Flores fue víctima de su segundo robo en apenas diez días. Se llevaron picaportes, canillas y caños. En la misma semana, la Escuela N° 30 D.E. 9 Granaderos de San Martín fue víctima de varios asaltos y se llevaron 150 Dispositivos informáticos entre otros objetos. «

Una tentación para los delincuentes

La falta de caseros en escuelas y la carencia de seguridad en los diferentes barrios son parte del problema, pero, además, los delincuentes saben que desde hace algunos años, dentro de los establecimientos educativos, hay miles de computadoras del Plan Sarmiento que se dejaron de entregar en mano a los chicos para ser utilizadas sólo dentro de las escuelas.

Tiempo pidió conocer datos oficiales actualizados de computadoras recuperadas por el Ministerio de Seguridad. Al cierre de esta edición esos datos no fueron entregados, pero según las cifras que datan de 2022, lograron recuperar alrededor de 1626 computadoras en el marco de 15 allanamientos ordenados por la jueza María Alejandra Provítola, a cargo de Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº6, quien llevó adelante la investigación. En esa causa, 27 personas resultaron imputadas por los delitos de robo y encubrimiento.