Alba Rueda tiene una larga trayectoria en las luchas por la igualdad. Forma parte de la organización Mujeres Trans Argentinas y fue la primera Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación Argentina.

También fue la primera subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación, del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. Viene siguiendo los debates de las asambleas organizativas para el 8M en un contexto de violencia, crisis y desconcierto social.

En sus recuerdos, también está su militancia por la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género y fue una de las impulsoras, en 2020, del decreto por el cupo laboral travesti y trans que, un año después dio lugar a la Ley N° 27.636 de Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgéneros «Diana Sacayán-Lohana Berkins»

En diálogo con Tiempo Argentino, analizó la situación actual.

-¿Cómo llegan los movimientos transfeministas a este 8M?

En estos últimos 40 años de democracia hay algo que ha caracterizado la democracia argentina y ha sido el asentamiento de los Derechos Humanos en una agenda social. Y esto está vinculado no solamente a la Ley de Interrupción voluntaria del Embarazo, sino también a un abordaje sobre las violencias, a temas de Memoria, Verdad y Justicia, a cuestiones de diversidad, y problemáticas de la comunidad LGBTIQ+. Y todos estos temas son parte del ataque de la Libertad Avanza, no sólo en lo discursivo, sino también en las decisiones que se van adoptando. Una de las cuestiones más duras para nosotros es ver algo de ese ojo de intolerancia social, pero que solo se puede explicar con una supeditación de la agenda de Derechos Humanos a la necesidad económica. El Ejecutivo entiende que si resuelve la cuestión económica tiene impunidad para atacar los Derechos Humanos. Ahí es donde esta movilización del 8M tiene que marcar un límite. Lo que buscan es desmovilizar y nosotras no lo podemos permitir.

– ¿Es posible retroceder luego de una democracia como la nuestra que amplió derechos fundamentales?

-Se pierde calidad democrática cuando se cierran instituciones desde el Poder Ejecutivo sin respetar la estructura de la democracia. Porque tenés indicadores de que se pierde calidad democrática cuando se cuestionan los Derechos Humanos, cuando existe una ley con un directorio creado por ley y además un presidente designado o presidenta designada por el Poder Legislativo para que ocupe un organismo autónomo que pueda ser el contralor no solamente del Estado, sino de las instituciones para trabajar los hechos de discriminación. Tenemos una institución de la democracia que es el INADI y que efectivamente tiene una misión que cumplir y que no está resuelta en este momento en Argentina. Y tienen que ver con la perspectiva de la lucha contra la discriminación, la xenofobia y el racismo, o sea, tres estructuras que anidan en la sociedad argentina y que nada parece indicar que ha bajado. Al contrario: ha tomado gran parte de la representación del Ejecutivo.

–¿Por qué Milei ataca de manera tan dirigida la agenda de género?

–Es una medición política. Pero también es un tema que data de las elecciones de 2021 donde, tanto los críticos de la agenda oficialista de Alberto Fernández, como un gran sector del peronismo, le adosó la pérdida diciendo que sólo hablaba de género y no se ocupaba de temas importantes como la economía.

Por ejemplo, había sectores del peronismo que salieron a decir que en las villas no se hablaba con lenguaje inclusivo y que había que atacar la pobreza y no los temas de género como materia urgente, desconociendo que la estructura de la pobreza está contenida en una desigualdad social que afecta mayoritariamente a lesbianas, travestis y mujeres trans. He leído todos los informes sociales que existen sobre condiciones de vida, derechos y recorridos de vida de travestis y trans en la Argentina y no encuentro un grupo poblacional que haya vivido tantas vulneraciones como la travesti y trans. Tanto por la afectación en la pobreza como en la falta de acceso a las instituciones estatales fundamentales, e incluso la historia de la negación de derechos como el principio del reconocimiento a la identidad de género han sido estructurales en nuestro país para crear una ciudadanía binaria, una ciudadanía masculina basada en la asimetría de género.

La perspectiva de género es un modelo explicativo de la desigualdad económica y social. Permite ver cómo afecta de manera diferencial a determinados grupos poblacionales. Entonces, lejos de ser un enfoque reduccionista para hablar de las mujeres, es un enfoque de la pobreza y de la desigualdad que se puede mejorar, que se puede transformar, que puede ampliarse, pero lo que no puede hacer es renunciar a esa perspectiva para poder resolver las cuestiones de la pobreza.

“El desguace de la agenda de género en el Estado vulnera el acceso a los derechos”

-¿Por qué es fundamental hablar de perspectiva de género?

-Siempre que quieras abordar cuestiones vinculadas a la pobreza tenés que tener un enfoque sobre cómo afecta la pobreza en las variables de territorio, de género, de etnia y por supuesto, de clase. No, existe “los pobres”, ni para ni para el peronismo, ni para la extrema derecha, ni para ningún arco existen los pobres en abstracto, los pobres. Lo que existen son grupos poblacionales que viven de manera diferencial bajo esas variables la pobreza. Y la salida en Argentina de esa situación de crisis, de esta situación de crisis económica, social y cultural inevitablemente va a tener que atravesar por esa variable el día que se quiera abordar las cuestiones vinculadas a la pobreza.

Esa es una de las lecciones aprendidas con la perspectiva de género y diversidad. Y no sólo en Argentina a nivel global porque yo veo efectivamente que los modelos de los países que redujeron la pobreza tuvieron una perspectiva de género, tuvieron una perspectiva de diversidad, pasaron por este camino. Entonces este camino se tiene que modificar, ensanchar, cambiar, tiene que tener muchas variables para que funcione de otra manera. Lo que no se puede hacer es negarlo, tirarlo abajo, olvidarlo o estigmatizarlo y atacarlo. Que es lo que toma como decisión el Ejecutivo nacional con la cabeza de Milei y que es construir una narrativa de ataque a estos grupos.

Desde 2021, de manera constante y sonante en los grandes medios y amplios sectores políticos un ataque a los feminismos y eso es un problema que se debe resolver socialmente y partidariamente. Por eso espero que este 8M sea movilizado con amplios sectores de mujeres, lesbianas travestis, trans y no binaries que salgamos con la voz en alto a exigir que pare el ataque a los derechos humanos en la Argentina.

La activista Alba Rueda analiza el panorama político de cara al 8M.

-¿Estas políticas cómo se vieron en el mundo?

–Una de las cosas que siempre se mencionó fue la enorme valentía y la defensa de la soberanía de Malvinas que hace nuestro país. Eso fue algo destacado aun cuando muchos países no podían acompañar lo destacaban. Argentina tiene una tradición sobre la defensa de Malvinas, que estaba instalada en la Cancillería, es una línea roja. Eso ya no está. Cameron visita a Malvinas y la respuesta a los repudios es un tuit de la canciller. Eso es inaceptable.

Y en materia de derechos humanos, memoria, verdad y justicia ha sido uno de los elementos fundamentales de la agenda positiva de Argentina en el mundo, que fue compartir la experiencia de haber juzgado a sus genocidas con tribunales penales y haber generado sentencias históricas. Esos fallos hoy están cuestionados por la vicepresidenta y respaldado por Milei y la posición del Ejecutivo es un ataque a uno de los grandes capitales de los derechos humanos que es «memoria, verdad y justicia».

En los temas LGBT, Argentina es uno de los pocos países del sur global que tiene una Ley de Identidad de Género basada en la autopercepción. Esto que para nosotres acá en Argentina, es materia de orgullo y de cotidianidad, para el resto de los países que están en Naciones Unidas, representa un porcentaje mínimo. Y Argentina es constantemente citada como un país que defiende la posición de defensa en los derechos humanos, incluyendo a las personas LGBTIQ+.

El matrimonio igualitario fue uno de los primeros países. Argentina fue uno de los primeros países del sur global en aprobar matrimonio igualitario. Y la verdad es que eso lo hicimos pensando en nosotres y no por cumplir con los estándares internacionales. Y esto fue lo que pasó con la Ley de Identidad de Género, que no fue escrita por diplomáticos que buscaban quedar bien ante Naciones Unidas. Fue escrita por las organizaciones sociales que buscaban representar ese “nunca más” dentro de la repetición de las violencias en materia de reconocimiento a la identidad de género. Por eso está el tema del trato digno y el reconocimiento de la identidad con o sin documento en las instituciones educativas. Por eso está el acceso a la salud, para que no sigamos muriendo por la desidia y la desinformación.

Y la Ley Micaela, por decirte otra ley que también la Libertad Avanza busca modificar, fue una ley que creció este como respuesta a un femicidio en Argentina dialogando con nuestra sociedad. En la Ley Ómnibus una de las modificaciones era reducir el alcance de la formación en género a las áreas específicas que ya tienen como misión formar en género. Entonces el desguace de la agenda de la perspectiva de Género en el Estado no sólo vulnera a las instituciones democráticas, sino que también, el acceso a derechos de toda la ciudadanía.

Porque cuando recurras a distintos ámbitos del Estado pidiendo ayuda por cuestiones de violencia por motivos de género, por ahí lo que encontrás por el otro lado, nuevamente es alguien que no está formado y que efectivamente te expresa el peor de los sentidos, que es el sentido común. Diciéndote que te faltan golpes, que te faltan marcas, que no es así. Y esto es brutalmente regresivo para la defensa de los derechos humanos en la Argentina. El mundo hoy nos ve bajo una amenaza muy grande en materia de derechos humanos.

Alba Rueda fue la primera Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación Argentina.

-¿Cuáles la tendencia en el mundo? ¿Cómo lo ves?

-Como un escenario en disputa donde Argentina ya tomó una posición regresiva sobre los derechos humanos. Siguiendo esa línea, Ghana, hace unos días aprobó una ley antihomosexualidad. Esa ley es para encarcelar directamente a las personas LGBT. Entonces, ése es el arco que se crea entre la falta de reconocimiento, cortar los hilos de las poblaciones, reforzar la estigmatización. Bueno, después tenés una derecha populista movilizada exigiendo que se criminalice a nuestras comunidades.

Ghana aprobó esta ley antihomosexualidad siguiendo el modelo de otro país africano, Uganda que también aprobó la ley de homosexualidad el año pasado. Entonces, esa es la gravedad que la agenda regresiva se replica y hay muchos intereses en replicarla. Así como hay muchos intereses en tapar la vulneración de derechos en Argentina limpiando la imagen de Milei a nivel global. Eso no se puede lograr sin ayuda de afuera, sin que la Fundación Atlas intervenga y opere, no se puede sacar una campaña publicitaria de Milei tan importante como la que hoy tiene a nivel global.

-¿Qué no se pudo explicar desde los transfeminismos?

-Por un lado, faltó que los planteos políticos que se hicieron desde un ministerio como el que tuvimos no estuvo respaldado con un presupuesto adecuado. Eso dificultó, porque, además, hubo muchos años de falta de respuestas económicas. Creo que desde los transfeminismos no pudimos mostrarle a la sociedad que el enfoque transfeminista no es solo un diagnóstico de la desigualdad, también es un enfoque que resuelve esa desigualdad.

–¿Qué mensaje urge dar hoy desde los feminismos?

–Tenemos que poner un límite a estos atropellos, perdimos calidad democrática y esto tiene que tener una respuesta social. Lo que necesitamos es tener una valoración de lo que somos y construimos como sociedad a lo largo de estos 40 años. Necesitamos volver a poner en la primera línea a los Derechos Humanos, volver a reconocernos como una sociedad que los valora como un principio estructurante en todas las materias. Pero se tiene que traducir en un enfoque de la economía. Cuando no tenés para comer terminás en una posición de aceptación de atropellos de Derechos Humanos supeditados a la economía. «

Sobre los ataques al Inadi

Para Rueda, quien tiene una trayectoria de más de diez años de trabajo en el Inadi, existe una relación directa entre el anuncio del cierre del organismo y las prohibiciones de uso del lenguaje inclusivo.

«Sólo en ese esquema secuencial se puede entender la gravedad a la violación de los Derechos Humanos por parte del Ejecutivo. Esta no es una batalla cultural, se trata de un sector de extrema derecha que ha ocupado el Ejecutivo para desarmar las instituciones de defensa de los Derechos Humanos. La desacreditación de la agenda del Inadi es la de desacreditación a la agenda de derechos fundamentales. De esa manera menoscaban la defensa de los sectores más vulnerables. Quienes recurrimos al Inadi somos los grupos que históricamente estuvimos excluidos. En la Argentina no existe ninguna institución que hoy pueda subsanar la pérdida del Inadi si se cierra. No hay una alfabetización jurídica, ni en la escuela ni en ningún ámbito de formación cívica. Cuando vivís una situación de discriminación y no sabés a dónde recurrir es que, en realidad, te privan de la justicia».

Alba en el mundo

El trabajo de Alba Rueda fue reconocido a nivel global. En 2021 la BBC la nombró como una de las 100 mujeres “que juegan un papel para reinventar la sociedad, la cultura y el mundo”.

En 2022, la revista Time la incluyó en la lista de Time 100 Next (100 líderes del futuro).

En 2023 el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América la distinguió con el premio Women Courage Awards, como una de las mujeres con valentía por su trabajo en la política exterior y su activismo trans.