Las elecciones generales de Guatemala se realizaron el domingo 25 de junio. El balotaje se desarrolló el 20 de agosto. Más de cuatro meses que fueron eternamente lagos y complicados luego de que el progresista Bernardo Arévalo (Semilla) obtuviera el 61% de los votos contra los 39% de la candidata derechista Sandra Torre (UNE). Primera la dilatada proclamación del candidato vencedor, luego un sinfín de impugnaciones que se parecieron mucho a un intento de golpe. Aún restan tres semanas pero parecería que los caminos se allanaron de cara al jueves 14 de enero cuando el país tendrá oficialmente un nuevo presidente.

El camino fue pedregoso, pero el propio Arévalo aseguró hace unas horas: «El golpe de Estado en cámara lenta que se venía dando ha quedado bloqueado con las resoluciones de la Corte Constitucional (CC) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE). El golpe de Estado intentaba, por medios judiciales, lograr unas condiciones de alteración de la voluntad popular y el resultado electoral. La CC cerró el paso». Arévalo se encuentra en plena gira por Centroamérica y mantuvo un diálogo con la agencia AFP.

El Ministerio Público, dirigido por la fiscal general Consuelo Porras, solicitó el retiro de su inmunidad, buscó cancelar su partido Semilla, acusó de anomalías al Tribunal Supremo Electoral (TSE) y consideró «nulos» los comicios. Pero el TSE sostuvo que los resultados son «inalterables» y la Corte de Constitucionalidad (CC) ordenó hace una semana al Congreso «garantizar» la juramentación de Arévalo.

–¿Aún ve riesgos o está seguro de que asumirá la presidencia?

–Estoy totalmente convencido. La fiscalía lo que ha hecho es fabricar casos, actuar sobre patrañas sin ningún sustento. Pero se dio la resolución de la CC y del TSE. Eso no quiere decir que no siga haciendo intentos, pero no tendrá éxito. No hay duda de que vamos a asumir. El respaldo para el gobierno es amplísimo. Hay una convergencia de fuerzas en defensa de la democracia, determinada a hacer valer el resultado electoral e iniciar el cambio.

–Es previsible que la arremetida continúe. ¿Cómo evitar la posibilidad de un «golpe» institucional o militar?

–Un golpe de Estado militar sencillamente no está en ninguna parte en el escenario. El Ejército como institución ha estado totalmente fuera de la crisis política. El golpe de Estado en cámara lenta que se venía dando ha quedado bloqueado con las resoluciones de la CC y del TSE. El golpe de Estado intentaba, por medios judiciales, lograr unas condiciones de alteración de la voluntad popular y el resultado electoral. La CC cerró el paso.

–¿Cómo gobernará con minoría en el Congreso y fiscales y jueces que según usted responden a los corruptos?

–Hay que recordar que es un Congreso sumamente fragmentado: 16 partidos se reparten las 160 curules. Trabajamos en la posibilidad de generar condiciones de gobernabilidad mediante una alianza amplia. Pediremos la renuncia de la fiscal. Y habrá elección de jueces el año entrante. Existirán dificultades, ya que estas élites político-criminales, al menos durante un tiempo, continuarán enquistadas en algunos poderes del Estado. Pero el respaldo con el que estamos llegando nos hace prever que tendremos una gobernabilidad para avanzar.

–¿Cuáles son los tres principales retos de su futuro gobierno?

–Primero, lograr la gobernabilidad para avanzar en la lucha contra la corrupción. Segundo, aplicar una estrategia de combate a la corrupción que avance de manera gradual, pero sostenida, para ir recuperando las instituciones del Estado y ponerlas al servicio de la población. Tercero, empezar a lograr que las instituciones funcionen para generar un desarrollo en salud, educación, infraestructura, que dé respuesta a la exclusión, y que ha estado ausente porque la corrupción asaltó el poder público.

–¿Le preocupa un desencanto de la población, sobre todo indígena?

–Indudablemente es una enorme responsabilidad: despertamos la esperanza del pueblo guatemalteco en la posibilidad de un cambio y de recuperar las instituciones para combatir la corrupción. Pero la gente sabe que tampoco es una tarea que se resuelve de la noche a la mañana. Necesitarán pruebas de que existe voluntad real de llevar esta lucha, de que no nos rendiremos ante este pacto de corruptos y que empecemos a dar resultados en la gestión para el bienestar de la población.  «