Después del triunfo 2-0 de Boca ante Tigre en Victoria por la tercera fecha de la Copa de la Liga, Darío Benedetto -autor del segundo gol- amontonó unas palabras que impactaron más por la negativa que por la positiva. “Hacía rato que no teníamos un técnico que conviva con el equipo -dijo-. Que hable, ya sea con el que está pintado como con el que juega todos los partidos. Es un cuerpo técnico que se mete muy adentro del plantel y eso está buenísimo. Después, lo tenemos que tratar de llevar adentro de la cancha, pero se ve reflejado eso”.

Con ese “hacía rato” muchos recordaron a los últimos entrenadores de Boca, a Jorge Almirón, Hugo Ibarra y Sebastián Battaglia. Los menos iluminaron el elogio a la conformación de un grupo, a Diego Martínez tras su primera victoria oficial como DT de Boca. En ese sentido, Martínez trabaja la convivencia desde su cuerpo técnico con Patricio Ciavarella, profesor de Educación Física, psicólogo social, estudiante de Psicología en la UBA y, así se presenta, “coach ontológico”. Pato Ciavarella tiene otra faceta: hermano de Catriel, el baterista de Divididos, él es el bajista de la banda No salgas con robots. Fútbol y rock.

Ciavarella se sumó primero como entrenador de arqueros al cuerpo técnico, en 2015, cuando Martínez debutó como DT en Ituzaingó, en la D. Lo acompañó durante toda su trayectoria, desde la última categoría del fútbol argentino hasta la Primera (Godoy Cruz, Tigre, Huracán, Boca). “En la forma de juego que tenemos, de los arqueros se espera mucho juego con los pies, es como algo a resaltar –dijo Ciavarella-. Se sabe que los arqueros tienen que atajar. Pero en el juego con los pies encuentro el mayor espacio para mejorar. Los arqueros ya incorporaron el chip de que no son solamente personas que están esperando sacar una pelota debajo de los tres palos, sino que empiezan a tomar un rol protagónico dentro del partido. Trabajar con los pies requiere que asuman muchas responsabilidades y riesgos, y entonces empieza a jugar muy fuerte la cabeza, las emociones y la psicología, y ahí hay un gran campo para laburar. A veces nos metemos en cuestiones familiares, personales, muy profundas. La didáctica y la pedagogía no las puedo dejar de lado en un grupo de trabajo, más allá de la táctica y la técnica. Es un embrollo de todo que está buenísimo”. Patricio Ciavarella fue arquero amateur. Su padre, Juan Ciavarella, atajó hasta la Cuarta de San Lorenzo en 1971 y como profesional en Sacachispas y Tigre.

En 2022, después de que fuera subcampeón de la Copa de la Liga con Tigre (cayó 3-0 ante Boca en la final) tras haber ascendido a Primera como campeón en 2021, siempre con un estilo ofensivo y centrado en la pelota, Martínez charló largo y tendido con Tiempo.

–Como cuerpo técnico hicieron obras de teatro, collage y bicicleteadas con los futbolistas.

–Para conocer al otro, para entender por qué ciertas reacciones. Creemos mucho en las relaciones y la comunicación. Las charlas con Patricio (Ciavarella), entrenador de arqueros y psicólogo social, son importantes. En Cañuelas, Pato llevó revistas para recortar y armar un collage. Otro día cayó con ropa para disfrazarse. En Godoy Cruz hicimos una bicicleteada por la montaña. Es sacarlos de lo ultra profesional. Siempre les decimos a los jugadores que construimos entre todos. Es verdad: necesitamos de ellos. Cuando termina cada partido queremos escucharlos, su devolución. Además de aprender, nos ayuda a tomar mejores decisiones. Esas actividades que no tienen que ver con el fútbol, como un asado, nos ayudan a conocer al futbolista como persona. Y el grupo se hace fuerte.

En Boca, como en el club anterior, en Huracán, Ciavarella se aboca al 100% en las tareas de coaching y psicología. Hincha de Boca -como Diego Martínez-, 48 años, Patricio Ciavarella conoció a Pappo, a Charly García, a Luis Alberto Spinetta. Alguna vez “le robó” el bajo al Tete en un ensayo y lo suplantó en La Renga. Su padre y su tío son amigos de la infancia de los hermanos Mollo, Omar y Ricardo. Patricio y Catriel comenzaron a ir a ver a Divididos durante los primeros Obras, entre 1991 y 1992. Patricio ahorró dinero y se compró una guitarra Stratocaster, “como la de Mollo”. En No salgas con robots, Pato juega con sonidos y tonos punks, psicodélicos y lisérgicos. Catriel enfiló para la batería. Y es el baterista de Divididos desde los 24 años (hoy tiene 44), aunque Mollo lo quiso sumar a los 15. A Catriel, uno de los mejores bateristas argentinos, le tira San Lorenzo, pero es ultra riquelmista. Esto contó acerca del penal que el alemán Jens Lehmann le atajó en la semifinal ante el Arsenal de la Champions 2005/2006.

–Sin ser de Boca, era más riquelmista que cualquier bostero de pura sepa. Simplemente era hincha de Riquelme. Si me perdí algún partido de ese Villarreal fue por alguna causa de fuerza mayor. Como nos pasa a todos, que ante un evento trascendental recordamos perfectamente dónde estábamos y que estábamos haciendo, yo recuerdo ese día como tal. Estábamos probando sonido en La Trastienda, así que mientras probaban Ricardo (Mollo) y Diego (Arnedo) me iba a la pizzería que La Trastienda tiene adelante y miraba el partido. Y ahí llegó ese penal. Estoy bastante seguro de que hay un antes y un después en el modo que Román eligió para patear los penales. Todos conocen el final de la historia. Estoy convencido: si el Villarreal lo llevaba al alargue, ganaba. Y también estoy bastante convencido de que tenía enormes chances de ganarle la final al Barcelona. De hecho, le hubiese ganado. Lo que había jugado Román esa Champions es imposible de contar para el que no lo vio. Al nivel que jugaba las Libertadores con Boca, pero en el continente que algunos burros sostienen hasta hoy que no era para su fútbol. No solo podía jugar si no que la hizo suya, la jugó como si estuviese en una cancha brasileña o en la mismísima Bombonera. Lo que jugó el partido de cuartos contra el Inter fue un despropósito. Por eso también dolió tanto ese penal de mierda. Seguramente el show de esa noche en La Trastienda ayudó a olvidarme un rato de ese partido. Pero lo loco (y reconozco la estupidez) es que me sigue doliendo hasta hoy. Me consuelo pensando que no soy tan gil cuando algún grande dice eso de que “el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”.

Patricio, el hermano del medio de los Ciavarella -Gonzalo, el mayor, es hincha de Argentinos Juniors-, se reencontró con Juan Román Riquelme la tarde del 1 de enero de 2024 en el Boca Predio de Ezeiza. El presidente de Boca les preguntó a cada integrante del cuerpo técnico de Martínez cómo andaban, dónde vivían, cómo se desarrollaban en sus áreas. A los ayudantes de campo Cristian Bardaro, Adrián González y Gustavo Rodríguez; a los preparadores físicos Juan Manuel Conte y Leandro Mazziotti; al analista de videos Omar Mateo; y al entrenador de arqueros Pablo Campodónico (Fernando Gayoso pasó a ser el coordinador general de arqueros de las divisiones inferiores de Boca).

Este sábado, cuando Boca reciba desde las 19:15 a Defensa y Justicia en La Bombonera por la cuarta fecha de la Copa de la Liga, Ciavarella entrará por primera vez como asistente de Diego Martínez con los colores de Boca, pero no como hincha. De chico, cuando los pósters de los jugadores de finales de los 80 y principios de los 90 cubrían las paredes de su habitación, fue a la popular con los amigos, viajando en colectivo desde El Palomar. Después fue socio. Y más tarde abonado a la platea, durante los años dorados de Carlos Bianchi como entrenador, con Riquelme constituyéndose en el campo de juego como el ídolo más grande de la historia de Boca. Quizá se le escape alguna lágrima. Para él, La Bombonera es un teatro, la cancha más linda del fútbol argentino.

“Somos conscientes de que subimos a un samba, pero confiamos en nuestro cuerpo técnico y laburo -le dijo Ciavarella al periodista Daniel Veuthey en Infobae-. Los jugadores nos recibieron totalmente abiertos, con un sentido de aceptación tremendo. Químicamente están funcionando, está circulando una buena energía y estamos entusiasmados. La única premisa que tengo y la única seguridad es que lo primero que tengo que hacer es ganarme la confianza del jugador, que me vean como una persona transparente que los quiere ayudar, y a partir de eso empezar a hacer el trabajo que tiene que ver con una asistencia emocional, psicológica y anímica. Es la única fórmula que tengo: en la escucha y la buena comunicación, la que es sincera, está todo”. Fue antes de que Benedetto elogiase al cuerpo técnico de Diego Martínez.