El primer Mundial de Clubes con 32 equipos –serán, en total, 63 partidos durante 30 días en once ciudades sedes de Estados Unidos– comenzó anoche con el partido inaugural entre el Inter Miami de Lionel Messi y el Al-Ahly de Egipto en el Hard Rock Stadium de Miami. En las 19 ediciones desde que la FIFA lo reinstaló en 2005, los sudamericanos sólo ganaron tres veces el Mundial de Clubes: los brasileños São Paulo (2005), Inter (2006) y Corinthians (2012). En ellos, Boca, Estudiantes de La Plata, San Lorenzo y River, más o menos decorosos, perdieron en las finales. Ahora es el turno de Boca y de River, que sólo por participar en el reestreno del Mundial de Clubes recibirán 15 millones de dólares cada uno. “Bover” es Mundial.
Los rivales
Boca debutará este lunes a las 19 frente a Benfica en el Hard Rock. En el equipo portugués, subcampeón en su liga, juegan Nicolás Otamendi y Ángel Di María (se despedirá en el torneo antes de su llegada a Rosario Central). Alterna en el ataque otro argentino, Gianluca Prestianni, formado en Vélez. El mayor poder de Benfica radica en la delantera, en el griego Vangelis Pavlidis (29 goles en 53 partidos en la temporada) y en el turco Kerem Aktürkoğlu (16 en 49). Es crucial este duelo para Boca porque, luego, chocará contra el Bayern Múnich, el viernes, desde las 22, también en Miami.
El equipo alemán, que le ganó a Boca la final de la Copa Intercontinental 2001, es el campeón de la Bundesliga. Su gran figura es Jamal Musiala. Su ícono, Thomas Müller, quien se retirará tras este Mundial. El martes 24 de junio, en el cierre del grupo C, ya en el Geodis Park de Nashville, Boca jugará desde las 16 frente al Auckland City de Nueva Zelanda, rival más débil, amateur, con jugadores que, además de entrenar, estudian y trabajan, como el colombiano Jerson Lagos, que es peluquero y barbero.
River, a su vez, integra el Grupo E y debutará este martes a las 16 contra Urawa Red Diamonds, de Japón, en Seattle. El segundo partido será el sábado a las 22 contra Monterrey, de México, en Los Ángeles, epicentro de las movilizaciones en contra de las políticas migratorias de Donald Trump –de hecho, la sede del partido podría sufrir algún cambio de horario por el toque de queda que rige en esa ciudad–. El cierre de la primera fase de River será el miércoles 25, otra vez a las 22, contra el Inter de Italia, actual subcampeón de Europa, pero ya de regreso a Seattle, siempre en la costa oeste.
Los japoneses se clasificaron al Mundial de Clubes por haber ganado la Liga de Campeones de Asia de 2022, cuando derrotó al Al–Hilal, de Arabia Saudita. Su presente en la liga japonesa es regular: marcha tercero, aunque con dos victorias en los últimos siete partidos. En el plantel sobresalen tres brasileños: el defensor Danilo Boza, el volante Matheus Sávio y el delantero Thiago. El Monterrey, a su vez, aseguró su lugar tras consagrarse campeón de la Champions de la Concacaf en 2021. Tras la todavía reciente salida de Martín Demichelis, el exentrenador también de River, el nuevo técnico es el español Domènec Torrent, exasistente de Pep Guardiola en Barcelona, Bayern Múnich y Manchester City. En el plantel se destacan dos españoles, uno excampeón del mundo, Sergio Ramos, y Sergio Canales, más un ex River, Lucas Ocampos.
Por último, el Inter de Italia llega al Mundial tras una gran temporada en la que, sin embargo, no se quedó con ningún título: perdió las semifinales de la Copa Italia ante Milan, fue subcampeón del Napoli en el calcio y resultó aplastado 5-0 por el PSG en la final de la Champions League. También tendrá nuevo entrenador, el rumano Cristian Chivu, en lugar de Simone Inzaghi. La figura y capitán es Lautaro Martínez, aunque habrá que esperar su estado físico: lesionado en el final de la temporada, no jugó los últimos dos partidos de la selección en Eliminatorias, ante Chile y Colombia.
Las expectativas
Si fuese por la venta de entradas, Boca y Real Madrid son los máximos candidatos en el Mundial de Clubes, ya que el club argentino alcanzó el sold out de tickets a hinchas del club para los tres partidos del grupo, y el español, para dos. “¿Si me sorprende que Boca haya agotado las entradas? Sería raro que no pase, es lo normal”, dijo Juan Román Riquelme, el presidente. Si fuese por su pedigrí, también. De los 32 clubes que participan en este Mundial de Clubes, solamente once fueron campeones del mundo en la Copa Intercontinental. De esos once, solamente dos la ganaron tres veces: Boca y Real Madrid (Milan, y Peñarol y Nacional de Uruguay, no clasificaron). La camiseta de Boca, ergo, demanda estar a la altura.
Pero este Boca 2025 viene a los tumbos: perdió en la segunda fase de clasificación a los grupos de la Libertadores, perdió en cuartos del Apertura ante Independiente de local y perdió a Fernando Gago, el técnico que había empezado el año. Y en 2024 ni siquiera peleó alguno de los torneos que jugó (sin Libertadores, cayó en la semifinal de Copa Argentina ante Vélez, a pocos días de que Gago asumiera como DT). Entonces, las expectativas se mesuran, aunque una vez que empieza a rodar la pelota, ganar el torneo es una posibilidad.
Del lado de River, el primer objetivo es claro: intentará pasar la primera ronda. El fútbol no se puede predecir –y el equipo de Marcelo Gallardo lo sabe tras su reciente eliminación ante Platense– pero desde una mirada “lógica” apunta a terminar por encima de Urawa Red Diamonds y de Monterrey y por debajo del Inter. Los partidos ante los representantes japoneses y mexicanos, sin embargo, no serán nada sencillos.
En 2015, River enfrentó al Sanfrecce Hiroshima en el Mundial de Clubes y le ganó con mucho sufrimiento sobre el final, 1–0. River quedó en deuda durante el primer semestre de 2025: aunque ganó el superclásico y terminó líder en su grupo de la Copa Libertadores, perdió la final de la Supercopa Internacional ante Talleres y no pasó los cuartos del final del Apertura.
Las figuras
Sin Leandro Paredes, quien puede sumarse a Boca después del Mundial de Clubes, el jugador que aparece en las gráficas oficiales de la competición es, claro, Edinson Cavani. Pero el uruguayo, que en febrero cumplió 38 años, padece achaques físicos que luego se trasladan a la cancha, donde muchas veces juega más desde la inteligencia mental que desde la resolución práctica de las situaciones de juego. Los futbolistas de Boca, reprendidos durante este primer semestre de 2025 en la Bombonera, incluso en momentos decisivos como antes de los penales ante Lanús por octavos del Apertura, pueden salir del pozo en el Mundial de Clubes.
En este tiempo, Milton Delgado, mediocampista central defensivo de 19 años, dio la cara por otros “líderes” en el ocaso. Pero es un pibe. Marcos Rojo, 35 años, finaliza su contrato a fin de año. Ander Herrera, 35 años, no completó ninguno de los ocho partidos en Boca (se desgarró dos veces). El uruguayo Miguel Merentiel siempre entrega, se esfuerza. Faltan figuras, pero antes, un equipo.
Por el lado de River, será la despedida de Franco Mastantuono, ya vendido al Real Madrid a cambio de 51 millones de dólares netos para el club de Núñez a cobrar en tres cuotas anuales, récord en la historia del fútbol argentino. Habrá que esperar la decisión que tome Gallardo respecto al número 30: ¿priorizará las opciones del equipo en el Mundial de Clubes o empezará a buscar variantes para el futuro? Mastantuono se sumará al equipo español en agosto, por lo que no volverá a jugar para River en los octavos de final de la Libertadores ante Libertad de Paraguay.
Detrás del pibe de 17 años, River no tuvo demasiados puntos altos en el primer semestre: siguen vigentes los emblemáticos Franco Armani en el arco y Enzo Pérez en el mediocampo, de buen nivel aunque lejos de su mejor versión física a sus 39 años. Además del arquero, River lleva a Estados Unidos otros tres campeones del mundo en Qatar 2022 que todavía no han rendido como se esperaba. En verdad, Gonzalo Montiel sí estuvo a la altura pero sufrió demasiadas lesiones. Marcos Acuña y especialmente Germán Pezzella, en cambio, todavía están por debajo de lo esperado. Otro defensor de selección en los últimos años, bicampeón de América 2021 y 2024, Lucas Martínez Quarta, sigue sin rendir.
Los entrenadores
Miguel Ángel Russo iniciará su tercera etapa como entrenador de Boca este lunes ante Benfica, nada más ni nada menos que en el Mundial de Clubes. Es el último DT con el que Boca ganó la Libertadores, en 2007. A los 69 años y tras superar un cáncer de próstata, Russo es un conductor de grupo respetado que hizo gala de la simpleza en sus 36 años como entrenador. Se lo ve entero, con energía y la sonrisa dentada de siempre. En Estados Unidos, los hinchas le agradecieron por hacerse cargo del equipo. Él los desestimó. Le genera placer estar donde está, es “un regalo” de la vida, según sus palabras. ¿Cuál es el ABC de Russo? “El fútbol es uno solo y te lo marcan los jugadores –explicó en una charla con The Coaches’ Voice–. La unión de lo dinámico con la pausa es la clave de este juego. Te la dan las características de los jugadores. Va siempre en la categoría y la simpleza de adaptar la forma de juego de los jugadores a lo que uno busca y quiere, respetándoles siempre su esencia”. Ese desafío, con este Boca, es gigante. Un poquito más.
Del lado de River, Gallardo cumplirá en agosto un año de su regreso a River. Hasta ahora, la producción del equipo estuvo por debajo de las expectativas. Se lució más en los superclásicos (dos triunfos consecutivos, uno con suplentes en la Bombonera) que en el juego y en las campañas. Quedó eliminado en las semifinales de la Libertadores 2024, terminó quinto en la Liga Profesional 2024, perdió la Supercopa Internacional contra Talleres en Paraguay y no pasó a Platense de local en el Apertura 2025. Es cierto que este año River sólo perdió un partido de 26, pero el juego no fluyó: tuvo un mes –abril– de muy buen fútbol y enseguida sufrió el golpazo ante el equipo de Orsi y Gómez. Lo mejor que le pasó a River en los últimos tiempo fueron las derrota de Boca. Y viceversa.
La historia
El destino quiso que Boca jugara este Mundial de Clubes en el año en que se cumplieron los 100 de la histórica gira a Europa de 1925, primera de un club de América al Viejo Continente. Entonces, le cedemos la palabra a Sergio Lodise, historiador oficial de Boca: “Enfrentar al Bayern un siglo después de aquella gira tan mítica para Boca y para el fútbol argentino es increíble. No es un partido nada más, es como si escenificáramos un retorno. ¿Acaso sabíamos que justo en el centenario de la gira de 1925 íbamos a jugar con el Bayern? No lo sabíamos. Boca es ese círculo que se repite. Para Boca no es sólo ir a Estados Unidos a repetir ese partido contra el Bayern. Es esa gloria que puede repetir. Esto es como volver a tocar esa fibra del hincha que se pone feliz, que se emociona. Y ahí se forma el mito. Es como un espejo de la historia. Ya no tenemos a nadie vivo de esa gente de 1925, la gente que nos precedió. Les hubiera encantado saber que, a los 100 años, habrían jugado otra vez con el equipo alemán. Es una locura. Boca es eso: la repetición”.
River, a su vez, es el último equipo argentino que ganó la Copa Libertadores, ante Boca en Madrid en 2018. Desde entonces comenzó una hegemonía brasileña en la Libertadores que puede repetirse este año con Palmeiras, Flamengo o São Paulo, ya clasificados a octavos de final. Tras un último título internacional, la Recopa Sudamericana 2019 contra Paranaense de Brasil, la fenomenal cosecha internacional del River de Gallardo se estancó.
La única Copa Intercontinental que ganó el club de Núñez fue en 1986, en Japón, cuando venció al Steaua de Bucarest de Rumania. De regreso, Norberto Alonso jugaría su último partido en River –y en su carrera– en un amistoso en Los Ángeles, sede del partido ante Monterrey del próximo sábado: el Beto marcó un gol ante América de México en una derrota 2–1. Aquel equipo llevaba un león en su camiseta, el escudo que usó entre 1985 y 1989 y que quedó en la memoria de los hinchas. Esta semana, previo a la partida del plantel, un video institucional de River mostró el regreso de ese león –en un sticker– dentro de la valija de Gallardo. No se usará en la camiseta, pero es una vuelta simbólica del River campeón del mundo.