Para el deporte, la motosierra de Milei está siendo devastadora. Cada área está mucho peor: la cantidad de escuelas deportivas, el número de participantes y finalistas de los Juegos Evita, el desarrollo de infraestructura en clubes y polideportivos y la cantidad y montos de becas del Enard a los deportistas de representación nacional.

Es una exigencia argumentar sobre las mentiras repetidas hasta el cansancio como que «no hay plata» o que da «la vida por el superávit» con las cuales el presidente justifica el brutal ajuste social y esconde una historia repetida: la transferencia enorme de recursos a la infame bicicleta financiera y el endeudamiento externo con el que ganan mucho unos pocos ricos al costo descomunal, cruel y apátrida de desatender derechos y necesidades básicas de cuidado y desarrollo del pueblo.

El deporte no debe escapar de discutir el modelo de país que aspiramos, donde el Estado comprende la dimensión del instrumento, lo valora indispensable para el desarrollo de la Patria en formación de las nuevas generaciones, en salud física y mental, en representación internacional, en construcción de comunidad, en felicidad para el pueblo y decide dotarlo de presupuesto.

El neoliberalismo, ahora en vestido de anarcocapitalista con la trampa de no mezclar política y deporte, consigue que deportistas y entrenadores se mantengan con puros diagnósticos fuera de la disputa política, en la comodidad de meros cuadros técnicos. Así logran llevar adelante desguaces como el que está ocurriendo o el que perpetraron en 2017 Mauricio Macri y Gerardo Werthein, al desfinanciar el Enard sin costo alguno. Debemos torcer esa experiencia, ellos aprendieron que la resistencia fue indolora y hoy sus subordinados ocupan los mismos lugares, solo que ahora avanzan más decididos que nunca.

Por eso es pertinente cuando los deportistas nos desafiamos a pensar ideología y estamos lo que dimensionamos que con Perón y Evita, por primera vez en este país, el deporte fue puesto en el lugar que debe tener, desde el social al alto rendimiento. Tuvieron que pasar décadas para que en esa misma línea ideológica llegasen Néstor y Cristina para volver a los Juegos Evita de calidad y recién tener un salto estructural de significación, la creación estratégica del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard)

Mientras nos debamos ese debate de ideas de fondo, en urgencia necesitamos que se sancione en Senadores la ley que regula las apuestas deportivas online, un ordenamiento ya aprobado en Diputados, para detener la epidemia de ludopatía que hace estragos entre nuestros jóvenes, urgir que se detenga el deterioro planificado del Cenard como estrategia para la venta de su predio y revertir el vaciamiento que sufre el Enard para su disolución.

Y un pedido de recapacitación muy especial para hacerle llegar al presidente Milei: el uso del lenguaje soez con el que se dirige sistemáticamente a los argentinos y argentinas está permeando en nuestra juventud. Profesores y profesoras de educación física, entrenadores y entrenadoras refieren que con el pésimo ejemplo presidencial de improperio fácil, agresivo y tantas veces obsceno o misógino, cada día es más complejo articular entornos armoniosos de trabajo en equipos, más aún, en competencia, y en particular en la edad sensible de la adolescencia, donde el esfuerzo de crear una cultura de fair play viene invalidado desde la máxima autoridad del país. «

(*) Medallista olímpico Seúl 88. También ex entrenador de Australia y Argentina en Juegos Olímpicos y Mundiales. Cuatro veces campeón de la Liga Argentina de Voleibol.