La tecnología se ha convertido en los últimos años en un tenso campo de batalla entre las principales potencias mundiales. Para Estados Unidos, la próxima década es decisiva en esa competencia, tal como lo expresó recientemente en la Casa Blanca Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, cuando informó que el gobierno de Joe Biden hizo “inversiones de gran alcance” en infraestructura, chips y ciencia, y energía limpia”, tras haber diagnosticado que “la República Popular China era el único Estado con la intención de remodelar el orden internacional y el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo”. Sullivan agregó que China buscaba alcanzar y superar a Estados Unidos en alta tecnología.

Además de hostigar a China desalentando la confianza de los inversores globales, Estados Unidos ha intensificado su estrategia para impedir que China adquiera capacidades avanzadas para la fabricación de semiconductores.

Para China, la innovación tecnológica no es asunto del siglo XXI. No debería olvidarse que los inventos que revolucionaron el mundo occidental surgieron allí (la brújula, la imprenta, la pólvora, el papel y otros).

Hoy, una nube de analistas trata de determinar cuánto serán capaces los Estados Unidos de frustrar el crecimiento tecnológico de China. Por un lado, lograr la consolidación como superpotencia tecnológica no es ajeno a haberse convertido en la segunda economía del mundo. En comercio electrónico, inteligencia artificial y pagos a través de dispositivos móviles, Estados Unidos y China comparten el liderazgo. Belunn Se, especialista chino en tecnología, explica que “China, hogar de alrededor de 40 % de las ‘fábricas faro’ mundiales, cuenta con la red 5G más grande del mundo y ocupa el segundo lugar en potencia informática”. En correspondencia con este desarrollo, entre 2016 y 2022 la escala de la economía digital de China aumentó en 4,1 billones de dólares, con una tasa de crecimiento anual compuesta de 14,2 %.

Según The Guardian, “China lidera en 37 de las 44 tecnologías analizadas en un proyecto de un año de duración realizado por el grupo de expertos del Instituto Australiano de Política Estratégica”, en un artículo en el que afirma que los países occidentales están perdiendo la carrera de tecnología avanzada con China.

Quienes conocen mejor la idiosincrasia china estiman que las sanciones de Washington impulsarán la decisión de China de apostar a la innovación tecnológica, con lo que terminaría acelerando su progreso.

Cuando se conoció que en el core del teléfono Mate 60 Pro de Huawei había un chip fabricado en China, el dato fue leído como una victoria y un desafío del país asiático a las sanciones occidentales, no sólo por expertos sino por medios masivos como el The Washington Post.

Tecnología y economía nunca fueron más de la mano en la historia. Como resultado del crecimiento tecnológico de China, las exportaciones del país han mejorado desde lo que los chinos llaman los “Tres Antiguos” (ropa, electrodomésticos y muebles), a los “Tres Nuevos” (vehículos de nueva energía, baterías de litio y paneles solares).

Las exportaciones de automóviles aumentaron 57,9 % interanual en 2023, según datos de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles. Ese mismo año, impulsada por el fuerte crecimiento de los vehículos eléctricos, China superó a Japón para convertirse en el principal exportador de automóviles del mundo.

Belunn Se evalúa que “frente a la contención desde el exterior, China continuará fortaleciendo la construcción de importantes plataformas de innovación científica y tecnológica, apoyará a los científicos líderes en la realización de investigaciones científicas y tecnológicas originales y pioneras, se esforzará por superar los desafíos tecnológicos centrales y lograr la independencia tecnológica en áreas clave.”