“Hola, soy Panchi”. Así se presenta Francisca Gil, la cantante y compositora de 27 años. El nombre artístico Chita, el personaje audaz que se inventó al comienzo de su historia musical, -comenzó con un Ep en 2018, siguió con el álbum Encanto (2019) y revela su madurez pop en el segundo álbum Atelier, que se presentará el 7 de junio en el C Complejo Art Media-, lo deja para el escenario. En el día a día es Panchi, una chica amable y risueña, que vive en Villa Urquiza y escucha al Polaco Goyeneche. La que lleva puesto un suéter largo y ancho, con una camisa abotonada hasta el cuello. La que tiene su propio escudo de resguardo en su timidez, y la que habla amorosamente por teléfono con su novio, el músico Ca7riel, en un alto para las fotos en la plaza Mafalda.

También es la artista con una personalidad fuerte, mirada decidida, que tiene una posición de rechazo frente el gobierno de Milei y lo expresa sin vueltas en las redes sociales: “Que carajo votaron mala gente”. Es la que busca dar un paso firme en la escena del pop argentino con su nuevo álbum: tiene como manager a Daniel Grinbank para expandir sus horizontes y editó un álbum grabado en Los Angeles, que fue producido por Nico Cotton. Es la misma, que en la fotografía del arte de tapa aparece desnuda, como un manifiesto, una manera de hablar sobre todas las cosas que dicen y piensan sobre ella, y también sobre ese personaje de una mujer empoderada, que puede hablar de desamor, divirtiéndose o asumiendo el drama como una bolerista del siglo XXI, pero utilizando la canción pop con su mensaje directo y bailable, como antídoto para el mal de amores.

-Te inventaste un personaje con Chita. ¿Se podría decir que hace las cosas que por ahí no te atreves vos?

-Cien por ciento –se ríe-.

-¿Cómo se empezó a moldear la construcción de este personaje?

-Cuando empecé a sacar mi música. Siento que se fue dando naturalmente y se fue puliendo el personaje. Para mí no existe ningún artista, aunque los que usan su nombre como Jorge Drexler, que no tenga un personaje por más que en su vida privada sean extrovertidos o introvertidos. Siento que siempre está esa cosa del personaje con el cual te presentás, si vas a las entrevistas o si vas al escenario. En mi caso obviamente también fue así, se fue como puliendo un personaje que obviamente quizás es diferente a mi vida privada.

Francisca Gil , más conocida como Chita.
Foto: Edgardo Gómez

-¿De qué se alimenta el imaginario de Chita?

-De ver a otros artistas. A veces mirás películas o leés un libro y siempre como que vas robando un poquito de lo que pasa alrededor para incorporarlo a tu mundo.

-Hace dos años hablabas de un momento bisagra. ¿En qué momento artístico estás?

-En aquel momento estaba comenzando un proceso largo con este disco, que tuvo momentos lindos y otros un poco truculentos. Ahora es muy loco, porque habiendo salido el disco hace tan poco siento que ya terminé ese proceso y siento que estoy empezando otro. Son procesos naturales de la vida y donde un montón de cosas, que yo pensaba se asentaron. Ya no estoy tanto en esa etapa de crisis, sino más en la templanza y ver qué es lo que sigue.

Chita se consolida como una figura en ascenso.
Foto: Prensa

-¿Eso con respecto a la música, respecto a la industria, o con respecto a tu vida?

-Con respecto a los tres ámbitos. A mi vida personal y también obviamente a esta vida musical y la industria.

-¿Qué quedó del espíritu inicial con el que empezase tu historia?

-Bueno, yo pienso que para cada artista será diferente, pero para mí es como bastante importante no perder la frescura. Siento que cuando empecé estaba esa cosa fresca, y quizás en el medio me fueron pasando otras cosas personales que quizás me hicieron perderme en ese sentido. Ahora siento que recuperé algo de eso, quizás con un poco más de madurez. No sé si es a full la frescura como cuando recién empezás que no sabés nada, pero sí siento que volví a algo de eso y la verdad es que es un lindo sentimiento.

Foto: Edgardo Gómez

-¿Qué querías contar en el disco, había un guión interno?

-No, cuando empecé no sabía qué quería y un poco lo fui descubriendo a medida que se fue armando y terminó tratándose de este momento de mi vida. Por eso la primera canción del álbum un poco describe cómo me sentía.

-“Atelier” podría ser una canción de desamor, pero también es como una canción a los haters. La letra dice: “Estoy desnuda para que me vean bien / yo no pude cambiarlo / así que lo acepté / cada cual pinta lo que quiere ver”.

-La escribí pensando que se puede aplicar en un montón de aspectos. Un poco obviamente a esto que vivimos hoy en día de las redes y la opinión, pero también sobre ese mundo que te rodea. Porque a veces no solamente las opiniones vienen de las redes. A veces tus amigos, tu familia, la gente con la que trabajas, tu mánager o incluso la discográfica con la que trabajaste, todos opinan algo diferente. Para mí, es un re trabajo tratar de agarrar lo constructivo de esas opiniones, intentar no tomármelo personalmente y soltar las críticas que no sirven y que no están tan buenas. Un poco era ese imaginario de voces que me venían de todos lados cuando escribí la primera canción y como que no podes hacer nada más que dialogar con todo eso.

-Es fuerte esa imagen de cómo te van pintando cada uno a su antojo, como dice la letra.

-Es que un poco es así, más allá de lo que vos hagas y lo que vos les respondas igual ellos van a pensar lo que quieran.

-¿Es un problema que cuando uno está empezando un camino, o está buscando su propia voz, sienta la influencia de todas estas voces que opinan a tu alrededor?

-Sí. Pero a veces es difícil porque la gente no lo hace con maldad. Uno tiene que estar muy seguro para dónde va, porque si no es como que vas por un lado, porque uno dijo una cosa, o vas para el otro porque te dijeron otra cosa. Hay que aprender a llevar esa situación porque si no te confunde. 

-¿Te interesa pertenecer a un género?

-Siento que con este disco me afiancé en el pop. Aún así igual siempre voy a estar probando cosas. No sé qué deparará el futuro. Siempre está el juego con otros artistas, aunque los featuring que tengo son bastante dentro de mi género, excepto, quizás uno con Cazzu y con Lara91K, que es más reggaetón, pero son más que nada  para dialogar con otros artistas. Son divertidas las colaboraciones.

-En una entrevista decías que te parecía raro hacer soul siendo blanca y de clase media alta. ¿Seguís pensando lo mismo?

-Sí, por eso creo que lo mío,  por más de que tenga cositas de R&B, en realidad no deja de ser pop. Mi música la escuchás y para mí no tiene esa cosa como de cadencia negra de Estados Unidos. La hice más a mi manera.

Foto: Prensa

-¿Las canciones tienen que ver con tu historia o con fantasías creadas por tu personaje de Chita?

-Muchas son fantasías creadas. En este disco no tiene tanto de autorreferencial, excepto “Atelier”. Pero no descarto en el futuro hacer otra cosa. Depende del proceso que te lleve a hacer un disco.

-Muchas letras son de amor fou, esos amores salvajes, vengativos. ¿Cómo entrás en ese mundo cuando estás escribiendo?

-A mí me gustan las letras más gráficas, que es lo que me parece bastante logrado en el álbum. No soy tanto de la escritura abstracta. No digo que esté mal, pero me sale más lo otro. Lo visual, es lo importante. Que se vea la historia.

-A mí me llamó la atención que son historias muy tangueras y dramáticas.

-Algunas sí.

Foto: Edgardo Gómez

-¿Es verdad que te gusta el Polaco Goyeneche?

-Lo amo. Es un artista que me encanta y que lo escucho muchísimo. Me hubiera gustado verlo en vivo. No llegué. Se murió antes de que yo naciera, pero me encanta. Amo cómo

Goyeneche cantaba e interpretaba cada palabra. Me gustan las letras, su forma de interpretar, viste que tiene esa forma de cantar que se dice rubato, que no respeta mucho el tempo, y que es todo medio hablado, y eso me gusta un montón. Justo los temas que él interpretó son desgarradores.

-¿Para el disco escuchaste muchas referencias musicales?

-Escuché de todo. Escuchamos mucho pop, pero también muchos boleros. Lo escuchamos a Goyeneche, también. Hubo de todo.

-Hay algo que a mí me llama la atención. Vos tenés el personaje Chita para arriba del escenario, pero en las redes sos directa, ¿ahí habla Francisca?

-Sí.

Foto: Prensa

-Te quería preguntar sobre toda esa conversación en las redes sociales sobre la falta de posicionamiento de una parte de la nueva generación sobre lo que está pasando políticamente. Claramente vos te manifestaste y te seguís manifestando. ¿Qué lectura haces de todo eso?

-No quiero que esto que te diga vaya a sonar raro, ni que aparezca sacado de contexto en la entrevista, pero sí me hubiera gustado que otros artistas que tienen mucha más llegada que yo digan algo. Encima ahora viviendo este presente, que la verdad que es delirante, quizás hubiera estado bueno. No lo digo con ánimos de bardear, sino porque sé que ellos piensan eso. No es que son libertarios, pero bueno, hay algo que se juega ahí de quizás la tibieza, o de no perder seguidores, o quizás no sabían verdaderamente que pensar, pero creo que hubiera estado bueno. Desde mi lugar, hablo porque no me molesta si se van seguidores. Ahora no me putean tanto. Era más al principio cuando la gente estaba más enojada. Siento que ahora ya están con miedo de lo que está pasando, entonces ya dejaron de bardearme y de dejarme de seguir, pero antes sí decías algo, era horda de seguidores abajo.

-Pero a vos no te preocupo y seguís dando tu opinión.

-Con las cosas que están pasando, si alguien deja de seguirme por mis opiniones políticas, mejor. Muy buena onda no deben ser. «


Chita en vivo

Presentará su nuevo álbum, Atelier. Viernes 7 de junio en C Complejo Art Media, Av. Corrientes 6271.




Amores apasionados y tóxicos

Atelier es el segundo álbum de Chita, una artista que se rodeó de un equipo de composición y producción diferente con Nico Cotton, Claudia Brant y Josh Cumbee. En ese intercambio, fue encontrando el camino musical del disco, que a través de nueve canciones, muestran las distintas formas del pop más bailable y son un paseo por una galería de historias de amores tóxicos, apasionados y melodramáticos.
En su trabajo compositivo, Chita sabe cómo administrar el deseo en sus letras y las tensiones que surgen en las relaciones amorosas, que se expresan a través de los matices de su voz, dulce, amarga o filosa como un cuchillo. Por momentos, crea un templo sugerente envuelta en los sonidos dance pop en “Mi decisión”, que funcionan como la despedida abrupta de un amor o en “Lo que quieras”, con una cascada de sintetizadores ochentosos y una letra caliente, que recrean el último revolcón antes del final.
En canciones como “Sin lágrimas”, su voz navega sugerente por la trama del r&b contemporáneo, sostenido en el riff de la guitarra y una base funky. Otras tienen en su espíritu la pasta de un bolero del siglo XXI como “Sola”, o el himno pop “Maldito mío”, sobre el dolor del abandono.
Atelier es un gran disco que trabaja sobre el imaginario de mujeres que dejan y son dejadas y crea la película ideal para esta anti heroína, que por momentos es una reina de la seducción, una loba solitaria y hambrienta de amor, una chica empoderada o una desdichada, que se pasa de alcohol en la barra de un bar y no puede respirar por la falta de amor.