“Cuba siempre fue un tema más que interesante para mí por diversas razones, entre ellas mis ideas política”,  le dice a Tiempo Argentino Ataúlfo Pérez Aznar, fotógrafo, editor,  curador y geógrafo, que estudió también Antropología Cultural. Fue fundador, en 1980,  de OMEGA, la primera fotogalería especializada del país, desde donde realizó diversas actividades tendientes a la difusión de la fotografía.

Para él, que acaba de publicar el libro fotográfico Cuba, recientemente presentado en la Asociación de Docentes de la Universidad Nacional de la Plata (ADULP), conocer la Isla fue un sueño largamente acariciado, como lo fue para gran parte de una generación que soñaba con un mundo mejor en el que todo el mundo tuviera las mismas posibilidades de desarrollo.

“Cuando tuve la posibilidad de ir era complicado hacerlo–explica- porque era un momento en que para llegar había que hacer una triangulación para que no te sellaran el pasaporte porque haber viajado a Cuba te podía traer problemas políticos aquí.”

Y agrega: “Luego, cuando la situación política cambió y se podía viajar, mi situación personal era otra. Ya habían nacido varios de mis hijos y me resultaba complicado irme. Entonces el proyecto quedó pendiente”.

“Pero  a partir de 1988 –continúa – en las Jornadas de Fotografía Buenos Aires-La Plata yo había establecido  contactos con fotógrafos cubanos  y los profundicé cuando organicé poco más tarde  los Meses Latinoamericanos de fotografía en la ciudad de La Plata. Traje a la Argentina muchas muestras cubanas y también fotógrafos cubanos, entre ellos, al director de la Fototeca, Mario Díaz Leiva”.

Presentación del libro en ADULP

Como producto de esos vínculos y de que su labor con la fotografía se hizo conocida por los fotógrafos de Cuba, en 1999 puedo llevar a Cuba su muestra Mar del Plata ¿Infierno  o paraíso?

“Sabía –dice- que no  iba a poder hacer todo lo que quería porque viajé por 15 días, 10 de los cuales estuve muy comprometido con mi muestra: montaje, visitas guiadas, charlas. Entonces me hice algunas escapadas para poder fotografiar algo de Cuba. En los días que me quedaron libres fui a Santiago de Cuba en tren. Mi intención fue hace una aproximación a Cuba.”

“Por el conocimiento de mi disciplina y por las múltiples lecturas que había hecho respecto del país, me hubiera gustado profundizar más, ir al interior de la Isla. El material que traje quedó a la espera de poder completarlo en algún momento”.

Foto: Ataulfo Pérez Aznar

Cuba, la historia de su publicación

Ataúlfo Pérez Aznar considera que, a grandes rasgos, su obra fotográfica admite ser clasificada, a grandes rasgos, en dos grupos: aquella más personal y aquella a la que llama Apuntes. En esta última clasificación entra gran parte de su obra fotográfica sobre América Latina.

“Mi intención es comenzar a publicar ese material a través de la colección Diarios de viaje a través de la editorial Centro Fotografía Contemporánea (CFC) de La Plata”. Fue precisamente Cuba, el libro que inauguró esa colección”.´

Foto: Ataulfo Pérez Aznar

Las fotos de Cuba fueron tomadas en junio/ julio del 99 con una cámara analógica de 35 milímetros (“en ese momento –aclara Pérez Aznar- las pocas cámaras digitales que existían eran experimentales”.), El libro es apaisado  tiene 98 páginas y reúne más de 60 fotografías de su trabajo fotográfico en Cuba y unas 15 de la muestra que realizó en ese momento en la Fototeca de ese país.

“En la tapa –dice el fotógrafo- aparece una foto ante la que la gente a veces se siente un poco desconcertada. Se trata de Fidel y Camilo Cienfuegos. Son muñecos de cera en tamaño real que están expuestos en el Museo de la Revolución. La foto de la contratapa es de los restos del Che Guevara. Yo fui al poco tiempo de que los  habían recuperado de La Higuera y lo  estaban homenajeando janto a otros de sus compañeros muertos en el mismo lugar. Por eso se ven los féretros y las banderas”.

Foto: Ataulfo Perez Aznar

Cuba trae los ecos e otro momento de la historia  absolutamente contrapuesto al actual,  un momento en que lo colectivo se privilegiaba sobre lo individual  y la mayoría de los jóvenes estaban comprometidos con la tarea de cambiar el mundo.

“Me gustaría destacar –concluye Pérez Aznar- la importancia de la memoria visual. La fotografía permite un conocimiento más profundo de las costumbres de los pueblos cuando se deja de lado la foto tradicional que a lo largo del tiempo han mostrado revistas como Gente  o Life, cuyas miradas son totalmente sesgadas.

Y agrega: “Me parece importante que los latinoamericanos comencemos a revalorizar nuestra propia mirada y a difundirla –añade- que es lo más difícil, lo más problemático.”

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