En medio de la asfixia presupuestaria, el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Diego de Charras, analizó el contexto de ajuste e incertidumbre que atraviesan, de cara al segundo cuatrimestre.

–¿Cuál es la situación?

–Lo que se plantea en el sistema universitario nacional es que se ha replicado el presupuesto del 2023, elaborado en el 2022. Y la réplica indica el desconocimiento de más de un 270% de aumento inflacionario. Tenemos un presupuesto que se multiplica por uno, con una inflación que se multiplicó prácticamente por tres. Esto da como resultado que todas las universidades nacionales estén teniendo aproximadamente un tercio –en algunos casos, menos– del presupuesto que necesitan para funcionar. Para que se entienda, los gastos en funcionamiento involucran limpieza, mantenimiento de ascensores, calderas, seguridad. Cosas que sostienen el día a día de las instituciones. Y después, lo que estamos viviendo es la licuación salarial,

–¿Por qué el gobierno sostiene que elevó en un 70% los gastos de funcionamiento?

–Ellos anunciaron ese aumento, que todavía no se hizo efectivo. De todas formas, frente a una desactualización presupuestaria de prácticamente un 300 por ciento, sería completamente insuficiente.

–¿Cómo lo viven en la UBA?

–Yo estoy en Sociales. Una de las facultades consideradas de las grandes en la UBA. Tenemos un requerimiento presupuestario de 650 millones. Y un presupuesto de 250 millones. Nos faltan 400 millones. Los números de la universidad son muchísimos más abultados, porque involucra a las 13 unidades académicas, más el CBC, más los hospitales, que a su vez tienen un gasto enorme en funcionamiento e insumos. La UBA recibe un presupuesto de 20 mil millones cuando necesita 80 mil millones. El desacople es notable.

–Con el ajuste, ¿qué se pierde en investigaciones?

–El ataque contra la educación pública viene fundamentalmente en dos líneas: en la educación superior y en el sistema científico, muy entrelazados. El sistema científico también se vio recortado en cantidad de becas, presupuesto, despidos en el Conicet. Todo esto nos pone en una situación de continuidad incierta. El sistema científico ya dio una lección muy fuerte. Y en el sistema público universitario hay una gran incertidumbre. Hoy el presupuesto que tenemos nos permite terminar, con suerte, el primer cuatrimestre. Y no sabemos si vamos a tener los fondos para el segundo cuatrimestre. De no  haber aumento empezamos a no poder sostener limpieza, seguridad, ascensores,  escalera. En la Patagonia esto se combina con mantener las condiciones  básicas de resguardo ante las  bajas temperaturas que van a empezar a venir con el invierno. Hay muchos frentes de gravedad.